Salvar el fuego. Guillermo Arriaga. Premio ALFAGUARA de novela 2020. 662 págs., $890.
¿Qué acontece cuando una sociedad se enfrenta a una violencia ya estructural y sólo hay un espiral de venganzas sin posibilidad de dar vuelta la página? Sumemos una economía subsumida por el narcotráfico. Bienvenidos a México: demasiado lejos de Dios, demasiado cerca de EE.UU.
Guillermo Arriaga es un polifacético creador mexicano cuya obra cinematográfica -que incluye Amores perros, 21 gramos y Babel– lo ha catapultado a la fama. Pero es en sus novelas donde quizás logra generar un peculiar universo signado por la violencia sólo atemperada por un humor corrosivo. En Salvar el fuego se entrecruzan Rulfo, Borges y Shakespeare con la pluma de un Faulkner porque sólo de dicho modo es posible escribir una polifonía que abarque lo mexicano: “Lo político coludido con el narco, toda la impunidad, toda la corrupción, cómo se hacen las negociaciones entre los narcos, cómo se matan entre ellos, de qué manera funciona el crimen organizado en las cárceles, todo eso viene en el libro…alguien puso en Instagram una cita de mi novela que ‘el verdadero tratado de libre comercio es la merca’, en vez de gastar en soldados y marinos, policías, ideas y demás, pues vamos a hacernos de la vista gorda y dejemos que haya un flujo del verdadero tratado de libre comercio”.
Es una historia que explora la capacidad de los seres humanos para cruzar las fronteras de la locura, el deseo y la venganza. Marina es una coreógrafa, casada con tres hijos y con una vida convencional. José Cuauhtémoc proviene de los extremos de la sociedad. Es un homicida condenado a cincuenta años de cárcel, un león detrás del cristal, siempre amenazante y listo para atacar. Entre ellos se desarrolla una relación improbable pero que tiene la capacidad de generar metáfora tras metáfora sobre ese mundo que ha estallado. Y en el cual las únicas esperanzas residen en el amor y la redención.
Arriaga se adelanta y declara “¿Cuál es la forma de contrarrestar la fama de bárbaros y narcos que tenemos? La cultura”.
Salvar el fuego es una mera novela premiada. Sólo cabe preguntarnos cuán lejos de esa realidad estamos y qué estamos haciendo para evitarlo.
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