Guillermo Silva Grucci es escritor y docente. A lo largo de su obra literaria se ha dedicado a la investigación histórica para lo cual, asegura, tuvo que dejar de lado varios preconceptos. En el camino se encontró con que grandes personajes de nuestro país tuvieron los mismos cuestionamientos décadas atrás. Colaborador de nuestro medio, charló con La Mañana sobre cómo fue ese camino y no dejó de manifestar su visión sobre la producción uruguaya.
– Ha escrito diversos libros sobre reconocidos personajes uruguayos para lo cual debió indagar en la historia; para citar algunos, “Las historias que no nos contaron” o “Duelos en el Río de la Plata”. ¿Cómo nace su interés por los hechos de nuestro país?
– Nací en una familia política. Mi abuelo fue senador del Partido Colorado, mi padre también fue legislador. Desde pequeño lo que escuchaba en mi casa era hablar de política. Me decían cosas, por ejemplo, como que Herrera había dicho que el hijo de un zapatero no podía ser doctor. La historia que uno aprendía y la que enseñaban en aquella época en los cursos de liceo y preparatorio, era la historia oficial que venía de la época del batllismo.
Cuando egresé del sistema educativo comencé a leer por mi cuenta y descubrir cosas que no me cerraban. Durante mi actividad legislativa empecé a investigar y descubrí que a José Batlle y Ordoñez no le gustaba José Enrique Rodó y que los personajes históricos estaban de alguna manera alineados según si eran o no de la simpatía de Batlle.
Eso me obligó a investigar y a meterme en la historia, sacándome los preconceptos que tenía. Cabe destacar que además, tuve cierta actividad política –fui suplente de Diputados y Convencional del Partido Colorado- lo que me obligó a introducirme en la historia pura y dura y dejar de lados mis preconceptos.
Esto me motivó mucho y cuando me jubilé, aproveché el tiempo libre para escribir un par de libros, uno de ellos sobre una cantidad de episodios de la historia contados desde el punto de vista “no oficial” pero con la intención de agregar otra mirada sobre la cuestión sin pretender tener la verdad absoluta. Más adelante escribí otro sobre los duelos en el Río de la Plata.
– ¿Con qué se encontró al sacarse esa capa de preconceptos y adentrar en la investigación?
– Con distintas cosas. En primer lugar, con que hay un montón de personajes históricos que tienen ciertas dudas sobre cómo se cuenta la historia. Por ejemplo, Zorrilla de San Martín dice que la imparcialidad de la que hablan algunos historiadores no es otra cosa que hipocresía. Rodó, por su parte, tiene serias dudas de con cuánto respeto uno se aproxima a la historia. Zum Felde mencionaba que la historia en Uruguay no existe, afirmaba que todo era política. Sabemos que desde la época de los romanos, si un personaje que fallecía no era del gusto del Senado se le inventaba una historia negra.
Esto es algo que vemos permanentemente con exageraciones de algunas cifras que se dan con relación a algunos acontecimientos y la manera de pensar de algunos investigadores –aunque no todos- que escriben bajo un color determinado y luego son aprovechados por otras personas que toman lo que escriben y dicen ser continuadores de ello.
– ¿Cómo evalúa que es hoy el camino para realizar una investigación histórica?
– Cada vez más amplio gracias a la disponibilidad que ofrece Internet, aunque claro, hay que disponer de tiempo para realizarlo.
– Por su parte, ¿cómo lo recibe el público uruguayo? ¿Cree que está interesado en conocer su propia historia?
– Suceden dos cosas. El público uruguayo es consumidor de libros hasta por ahí. La venta de libros ha caído muchísimo y las editoriales, con este problema económico, tratan de obtener y promover determinados autores que ya tienen ganado un lugar. No estoy seguro de que realmente exista un interés por este tema a nivel público.
– ¿Cómo evalúa la producción de la no ficción uruguaya?
– El mercado está bastante sesgado hacia determinada visión de la historia que parece ser la que ha dado rédito, que es la de tomar la historia reciente y contarla según una óptica de izquierda.
“Sin esfuerzo, sacrificio y fe, no hay nada. Esos son los motores”
– ¿Cómo piensa que puede incidir esta pandemia en la producción literaria?
– Es difícil saberlo, pero lo que se hace evidente es que el arma es internet. Por otro lado, esto va a generar que el trabajo a distancia se convierta en algo más usual y que deje huellas. También, que la gente adquiera el sentido de responsabilidad para trabajar productivamente sin controles de horarios.
– Hay quienes opinan que en la era digital hay muchos más elementos de distracción. ¿No puede alejarnos eso de la cultura?
– Como todo, hay una gran cantidad de instrumentos que son notables, cómo los utilice la gente es lo que les da el sentido. Internet puede utilizarse para jugar o para ingresar, por ejemplo, a la Biblioteca Nacional de España, donde hay numerosos textos a disposición de forma gratuita.
Zorrilla de San Martín no interesaba
El entrevistado se define cercano a un lobo estepario, que trabaja solo y vive hurgando “en cosas del pasado”. Opina que estimular la cultura o la literatura depende, muchas veces, del interés político que haya por detrás, y defendió esta idea con una anécdota que se remonta a su labor en el Palacio Legislativo.
“En el año 1992 se cumplieron los 500 años del Descubrimiento de América y tuve la idea –que luego citaron dos diputados en sala- de reeditar la obra de Zorrilla de San Martín más allá de Tabaré o La Leyenda Patria. La idea no prosperó porque Zorrilla no representaba a nadie, a ningún partido político con peso suficiente para que sus obras se reeditaran. Además, era profundamente católico y su obra tenía una defensa relacionada a ello que no coincidía con el sentimiento laico de Uruguay.
Los motores del logro
Silva Grucci tiene una particularidad: además de ser docente y escritor, trabajó cuatro décadas en el Palacio Legislativo. Ingresó en el año 1970 como peón cuarto y llegó a ser director general 37 años después, aunque tuvo la certeza de que eso sucedería desde el primer momento en el que ingresó. Aunque, claro, el hecho de lograrlo estuvo ceñido de constancia y perseverancia. “Con esos dos factores, y un poco de suerte, uno consigue las cosas, aunque a veces se demoren un poco”, aseguró. Y agregó: “Sin esfuerzo, sacrificio y fe, no hay nada. Esos son los motores”.
Sobre el entrevistado
Guillermo Silva Grucci es escritor y docente, y fue funcionario y director general del Poder Legislativo. Es colaborador de La Mañana y tomó clases de periodismo con Juan Silva Vila. Sus obras figuran también en Letra Nueva, Cuentos de Estudiantes, Pequeños Grandes Cuentos, Premio Paco Espínola y El ojo del sol. Su obra “Guiditta” fue adaptada a una versión radiofónica por el Sodre. Obtuvo diversos premios a lo largo de su carrera de escritor, entre ellos: el Primer Premio Fundación BankBoston en un concurso de cuentos de la Asociación Uruguaya de Escritores, una mención en el XX Concurso Melvin Jones, Club de Leones; mención especial en el Primer Concurso Nacional de Cuentos Premio Paco Espínola y una mención especial en el II Concurso de Relato Corto Hebe Plumier de España.
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