Tierra en los pies. Retrato íntimo de Hugo Soca. Alva Sueiras. Planeta. 238 págs., $590.
Una biografía sobre el chef del momento podría ser un libro a ser esquivado en los anaqueles de una librería en primera instancia. Sería un grave error en este caso pues cubre con creces las expectativas sobre un texto de estas características.
Aquí lo que tenemos, antes que nada, es una historia de superación personal desarrollada en este país. Una historia humana, sencilla, real, de alguien que habiendo nacido en una situación claramente deprivada en el interior rural, logró sostener un sueño de superación. Quizá la clave sea que había una familia con matriarcas fuertes para continentar y sostener esa energía.
Desde una fracción minifundista del Instituto de Colonización en las cercanías de Pan de Azúcar un niño rural se abrió camino en la vida. Hubo mucha gente que ayudó y abrió puertas, pero la discriminación más fuerte que sufrió fue la de su origen por ser del interior y no por su condición sexual.
Quizás por eso abrazó con más fuerza el cocinar con los sabores, con los ingredientes, con las técnicas ancestrales del terruño. Cuando uno va devorando las páginas siente que se está aproximando más que a una biografía con numerosas recetas, a un incipiente ensayo de antropología gastronómica.
Una de las agradables sorpresas que nos depara este periplo afincado en los más acendrados valores nacionales que está sazonado por todo el proceso de aprendizaje de las otras cocinas, lo cual implica respetar y adentrarse en las cocinas de Francia, Italia, Perú, Marruecos y del Amazonas. En todas estas sociedades viajó y vivió para entender la íntima relación entre gastronomía y cultura.
Tierra en los Pies está jalonado por testimonios de las personas que lo han conocido a lo largo de estas décadas de continua lucha por una vida digna haciendo lo que más le apasiona en la vida, cocinar en Tona, nombrado así en honor a su abuela.