Aquinomás es una compañía de títeres y objetos fundada en Montevideo, en 2009. En estos 15 años viene desarrollando espectáculos para las infancias y para el público adulto.
La compañía ha ganado fondos concursables y el programa Fortalecimiento de las Artes en varias oportunidades, también ha sido nominada al Premio Florencio.
Entre sus puestas más importantes se destacan: Martín Aquino y su caballito Moro, Por si las moscas, Dos extraños, otra historia de la ciencia, De cabeza, dirigidas a la infancia; y Los efectos del viaje, de Javier Swedzky, Todo EnCaja, Una mujer larga, de Raquel Diana, Emilio y Patricia, Rompecabezas e Impro con títeres, para público adulto.
Aquinomás lleva adelante desde 2015 un varieté de títeres para adultos y una línea educativa con talleres de formación para profesionales, educadores e infancias. Ha participado en diferentes festivales y acaba de llegar de una gira por Argentina.
Sus integrantes son Rodrigo Abelenda y Tamara Couto. A continuación, la charla de La Mañana con el primero.
¿Cómo está conformado el equipo de Aquinomás?
Nuestro equipo de trabajo está conformado por Tamara Couto Diana y yo, como núcleo duro de la compañía, pero siempre trabajamos rodeados de otros técnicos, además de otros artistas escénicos.
¿Tienen roles cada uno?
La verdad es que en los grupos de títeres de nuestro país tenemos que cubrir varios roles. De dramaturgos, realizadores, directores y también de intérpretes. En mi caso me interesa mucho la dramaturgia y la dirección. Y me he estado formando especialmente en estas áreas. En el caso de Tamara la dirección y la interpretación son sus intereses más destacados, aunque a ambos nos interesan todos los aspectos del teatro de títeres.
¿Ser titiriteros conlleva una filosofía o estilo de vida diferente?
Sí, como cualquier profesión que uno tiene, esto se transforma en parte de tu identidad. Para mí ser titiritero conlleva un cable a tierra constante, ya que es un arte escénica que te coloca siempre en una periferia, donde la importancia siempre la tienen los objetos y eso implica un constante trabajo de humildad. Eso para mí es super saludable ya que nos aleja de los problemas de egos y divismos tan habituales en el teatro. Por otro lado, también implica una forma de vida en lo práctico, con horarios siempre cambiantes que vuelven la vida un poco desordenada, lo que implica apoyo familiar en las tareas de cuidados, sobre todo.
¿Qué desafíos debieron afrontar durante estos 15 años de vida artística?
Los desafíos son constantes: por un lado, hacer de la profesión un sustento económico es una tensión continua. Después, construir un lenguaje que nos fuera propio y fuera más que la suma de nuestras individualidades, encontrar qué queremos decir y cómo lo queremos decir. Y, por último, mantener un relacionamiento humano que nos haga sentir que Aquinomás es un lugar en el que podemos plantear todo y desarrollar nuestros proyectos más queridos.
¿Cuáles consideran que han sido sus mayores logros?
Mantenernos en la lucha de un arte que para nosotros es increíble y poder construir un lenguaje propio y unas formas de crear que nos hacen particulares. También sostener el teatro de títeres para adultos como una bandera propia. Permanecer contentos y orgullosos de lo que hacemos, más allá de los reconocimientos del entorno.
¿Cómo ven hoy día dicha profesión? ¿Sigue vigente su lenguaje? ¿Las historias han variado?
Creemos que el teatro de títeres es una de las formas más interesantes para desarrollar en la escena contemporánea. El de títeres, como el teatro de actores, es muchos lenguajes y no solo uno. Las historias van cambiando, pero muchos temas continúan siendo universales y atemporales. Lo que ha cambiado es el tratamiento que se hace de los diferentes temas.
Intentamos trabajar con lenguajes tradicionales para abarcar temas actuales como en el caso de nuestro espectáculo De cabeza, dirigido a las infancias. En él se toca el tema de la identidad de género (un tema muy actual) desde una técnica tradicional como son los títeres de guante. También trabajamos con lenguajes más contemporáneos como el teatro de objetos. Y muchas veces concebimos nuestro trabajo como un trabajo plástico y visual. Pensamos al teatro de títeres como un arte a mitad de camino entre las artes plásticas y escénicas.
De todas las técnicas (de guante, de varas, teatro negro, de sombras, marionetas de hilo, etc.), ¿cuál es su preferida y por qué? ¿Han cambiado con el transcurrir del tiempo?
Hemos trabajado con diferentes técnicas para diferentes espectáculos. Nuestra primera obra fue un trabajo en teatro de sombras sobre Martin Aquino, el matrero. Y desde ese momento hemos utilizado esta técnica muy puntualmente. En estos momentos estamos investigando sobre el teatro de objetos. Trabajando con cosas de la vida cotidiana. Pero nos interesan los títeres más como una forma de concebir el teatro que como una técnica en particular en que el actor o la actriz no son el centro de la escena, sino lo que se quiere contar.
Acaban de realizar una gira artística, ¿qué particularidades tuvo? ¿Podrían precisar el vínculo que han logrado a través del arte?
Para nosotros no ha sido tan fácil salir del país. Esta gira por cuatro provincias de Argentina es la más larga que hemos hecho. Se construyen vínculos humanos y profesionales muy fuertes que te permiten volver a salir. También es muy gratificante cuando mostrás tu trabajo en el exterior y sentís que lo que hacés es valorado y que estás a la altura de lo que se hace en otras partes. Eso te da muchas fuerzas para seguir adelante.
¿Hubo un proyecto itinerante en algún momento? ¿Lugar propio o espacios preferidos?
El arte de los títeres es un arte esencialmente itinerante. Nos movemos por todas partes y contamos con los elementos técnicos para poder hacerlo en cualquier lado. Eso nos da una independencia que nos diferencia mucho del teatro de actores. Por otro lado, también hemos llevado adelante muchos espectáculos de sala, contando con todos los elementos técnicos que nos brindan y eso nos gusta mucho. Hemos realizado espectáculos tanto para la infancia como para público adulto en diferentes salas de la capital y el interior del país. En cuanto a los espacios, Aquinomás es parte de un colectivo mayor que es El Laboratorio de las Artes, que se encuentra en Ciudad Vieja y es nuestro lugar de trabajo para llevar adelante espectáculos en cuanto a la construcción plástica y dramática. También es nuestro lugar de ensayos. Funciona como un lugar de permanente intercambio ya que en el laboratorio trabajan también diferentes artistas escénicos como escenógrafos, iluminadores, vestuaristas y titiriteros que enriquecen nuestro trabajo en la convivencia cotidiana.
¿Cuáles fueron sus referentes?
En Uruguay hay una gran tradición de teatro de títeres de calidad. Cuando yo empecé estaban los títeres de Cachiporra, Títeres Girasol y el grupo de titiriteros del teatro El Galpón, que fueron referentes para mí. Cuando empecé la escuela en El Galpón, mi maestra fue Blanca Loureiro. una titiritera histórica.
¿Cómo fue su formación? ¿Aconsejarían estudiar y formarse para dedicarse a este arte? ¿Qué recomendarían?
Yo tuve la suerte de poder formarme en una escuela para titiriteros de El Galpón. Digo la suerte porque desde ese momento no ha habido ninguna escuela más para la formación de titiriteros en nuestro país. Para formarse en esta profesión aconsejaría tomar algunos talleres que ofrece la comuna para aproximarse al lenguaje y también salir del país y formarse afuera. Por otro lado, formarse en actuación, dramaturgia, dirección: son todas herramientas que se utilizan en el teatro de títeres. La formación es muy importante y sería muy bueno poder tener una escuela en la que formarse en este arte. De hecho, hay muy pocos ejemplos de personas de entre 20 y 30 años desarrollando este arte en nuestro país. En un momento el INAE hizo un relevamiento de las necesidades del sector y fue unánime la respuesta de los colegas sobre la importancia de una escuela de formación a nivel nacional o departamental.
Además del público, ¿qué apoyos han recibido?
En nuestra trayectoria hemos recibido numerosos aportes a través de diferentes fondos en los que nos hemos presentado y hemos tenido la suerte de ganar en muchas oportunidades. Esto ha sido fundamental en nuestra construcción como grupo, ya que el teatro de títeres es siempre con objetos y por más austera que sea la propuesta siempre se necesitan recursos materiales para poder llevarla adelante y hay muchos espectáculos que no se podrían haber logrado de no mediar esos apoyos.
¿Han compartido escenario con otros artistas de otras disciplinas, festivales?
Sí, hemos compartido escenario en diferentes formatos con artistas de diferentes disciplinas. También hemos sido programados por diferentes festivales de Argentina, Brasil y de nuestro país. Hay innumerables festivales de títeres por toda América Latina y Europa. Siempre es muy gratificante y enriquecedor poder ser parte porque se aprende muchísimo viendo a los colegas e intercambiando con ellos.
¿Hacen talleres?
Sí, damos talleres en diferentes formatos. Para colegas, en técnicas específicas como el teatro de objetos. También formación para jóvenes y adultos que se acercan por primera vez a este lenguaje y también para educadores que quieren utilizar las herramientas del lenguaje en el contexto educativo en el que se desempeñen. Realizamos, además, talleres para niños y niñas en escuelas y diferentes instituciones educativas.
¿Algún espectáculo o proyecto para anunciar?
En este momento estamos llevando adelante una obra, que se llama De cabeza, para las infancias. La estamos haciendo en escuelas y diferentes espacios que nos convocan. Y es la obra con la que hemos girado por Argentina con una gran repercusión. Pueden seguir nuestras actividades en aquinomástiteres.com o en @aquinomastiteres.
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