Continuando con el anterior artículo titulado “Cuando los diarios antiguos se vuelven documentos” donde compartimos los ejemplares de diarios que había encontrado en la biblioteca de su padre, Roberto Bennett, llegó también a nuestras manos otro material del álbum de fotografías tomadas al acorazado.
En una nueva entrevista Roberto Bennett no apareció solo, sino que vino acompañado de un anglouruguayo alto y delgado, de casi dos metros de altura, que se presentó como “uruguayo y británico” con residencia en distintas partes del mundo.
Se trataba del capitán Harry Potts, nacido en Montevideo en el año 1948 y educado en el British Schools, que heredó la vocación marítima de su abuelo Henry Daniel, singular personaje del que luego hablaremos y la afición al yachting de su padre. Ya por los años 60 el joven Harry se inscribió como miembro de ADES, la Asociación de Salvamentos, fundada en Montevideo pocos años atrás. Con orgullo Potts cuenta que fue, sin duda, el tripulante más joven de la institución, por lo que le asignaron la tarea de pulir los bronces de la embarcación ADES 1.
Años después su familia se mudó a Inglaterra, donde Harry se inició en la carrera de marino. Primero se dedicó a realizar largas travesías oceánicas y más tarde a capitanear yates que realizan circuitos turísticos por el Mediterráneo, el Caribe y la Polinesia Francesa. Hace ya más de 30 años que está dedicado a esta tarea que le ha permitido navegar y conocer los lugares más interesantes del mundo.
Su padre, Stanley Potts (1912-1993), nacido en el condado de Lancashire, Inglaterra, era técnico textil y como tal fue enviado al Uruguay para trabajar en la Fábrica Nacional de Alpargatas. Fue en Montevideo donde conoció a su futura esposa, Kathleen Daniel (1921-2020), nacida en Uruguay, radicándose definitivamente en el país. Llegó a ocupar un cargo directivo en la Fábrica de Alpargatas y fue activo socio del Yacht Club Uruguayo.
Pero esta historia y las extraordinarias fotos a las que haremos referencia tienen que ver más con su abuelo materno, el Capitán Henry Daniel, nacido en el condado de Cornwall en 1887 y fallecido en Montevideo en el año 1958.
Su abuelo descendía de una familia con larga tradición en la marina mercante. Para apreciar la forma como se despertaba la vocación en aquellos tiempos de duro aprendizaje, a los 13 años el joven fue embarcado en un velero contra su voluntad. Su padre lo llevó como de paso y lo dejó en el barco de acuerdo con la tripulación, que nada le dijo que estaban prontos a partir. Henry recién se dio cuenta de que estaban navegando cuando se encontraban en alta mar. Casi un niño, no tuvo más remedio que trabajar a bordo y aprender en los hechos el recio oficio de marino, pero terminó por dar buen resultado, ya que tres años después, cuando volvió a su hogar, ya tenía la vocación marítima en su futuro.
En 1909 obtuvo un certificado de maestría naval y empezó su carrera. Fue ascendiendo en varios destinos por su dedicación y responsabilidad. En el año 1918, durante la Primera Guerra Mundial, se le confió el mando del Canonero, un vapor de carga que transportaba provisiones. El barco fue torpedeado por un submarino alemán, pero su pericia, arrojo y buen timón como capitán le permitieron salvar el buque y, aunque murieron seis marineros, pudo llegar a puerto con la carga intacta.
En aquella instancia fue condecorado con la medalla al Servicio Distinguido y recibió un premio de 100 libras esterlinas, que fue complementado por el Lloyd´s de Londres, la compañía de seguros marítimos más importante del mundo, con otra semejante. El abuelo aprovechó los premios para comprar una vivienda y casarse con Elsie Webb, su novia de siempre, nacida en Cardiff, Gales. Una vez terminada la guerra, la empresa naviera Houlder Brothers, para la que trabajaba, le confió la tarea de recuperar el vapor alemán Río Negro que se encontraba en el puerto de Montevideo.
Una misión aparentemente simple pero las cosas de la vida, le cambiaron el destino. Lo que parecía una visita circunstancial se transformó en residencia definitiva. Lo trataron bien, la colectividad inglesa era muy amigable y decidió integrarse a la sociedad uruguaya.
Colectividad inglesa en Uruguay
En el año 1939, convertido en miembro activo de la colectividad británica, lo encontramos en la plenitud de sus 52 años. Como todos los montevideanos, más todavía con su corazón inglés, vivió la conmoción de la entrada del Graf Spee en el puerto tras el combate contra los tres cruceros ingleses que lo acosaron frente a Punta del Este.
Su nieto no tiene claro si fue por decisión propia o a pedido de la Embajada Británica, pero lo cierto es que Henry, buen fotógrafo aficionado y navegante deportivo, logró subir a una lancha del puerto para tomar fotografías desde distintos ángulos del acorazado. Seguramente y dados sus contactos, las fotos habrán ido directamente a manos del Almirantazgo británico, ya que necesitaba evaluar los daños.
Pero, como sabia medida, se ve que conservó una copia de las mismas y junto con otras que debe haber obtenido de los medios de prensa o de otros fotógrafos voluntarios como él, lo cierto es que las unió en un álbum perfectamente encuadernado, que cuidaba como uno de sus grandes tesoros. Que algunas imágenes fueran tomadas por solicitud de la embajada británica le daba un surplus, tal lo que pudimos concordar cuando Potts nos mostró una foto del abuelo junto con el segundo secretario de la embajada en actitud de camaradería.
Pasaron los años. Volviendo a nuestro entrevistado, Harry Potts, salió a recorrer el mundo, vivió y navegó por los siete mares en Australia, Turquía e Inglaterra. Pero cada tanto retorna por una temporada al Uruguay, en especial para ver a su madre.
Cuando esta falleció, en el año 2020, Harry regresó para ocuparse de los trámites y los bienes. Revisando la nutrida biblioteca familiar, encontró el citado álbum con las fotografías tomadas al Graf Spee del que hemos hecho referencia. Lo que no pudo encontrar son los negativos de las fotografías.
Analizando el álbum encontramos que tiene 36 páginas y más de 50 fotografías. Ya desde la tapa acartonada dice mucho: “Souvenir photographs, etc. of the ships engaged in the battle of the River Plate. 13 December 1939. Henry Daniel”.
De lo que resulta que el álbum tiene un valor gráfico documental mucho más importante de lo que nos trasmitió su nieto por cuanto las fotografías presentan un relevamiento gráfico de los participantes de la batalla, los cruceros Ayax, Exeter y Achilles, del Admiral Graf Spee en el puerto de Montevideo, del acorazado alemán en el momento de la voladura y luego de los restos semihundidos cerca de la bahía de Montevideo. Pero también hay fotos de los marineros ingleses y alemanes, de los prisioneros ingleses que viajaban en el Spee y fueron liberados en el puerto de Montevideo, y también una estupenda foto del embajador inglés Sir Eugene Millington Drake y del Almirante inglés Harwood.
De común acuerdo hemos hecho escanear las fotografías con buena resolución, pensando en hacerlas conocer entre los numerosos historiadores del tema. Seguramente las copias digitales y fotos podrán encontrar buen lugar junto con los ejemplares de los diarios citados en el artículo anterior y con el dibujo a lápiz.
Un álbum secreto
Pero el capitán Harry Potts nos tenía reservada otra sorpresa. Nos exhibió un nuevo sobre dentro del cual se encontraba un ejemplar de hojas escritas a mimeógrafo con el título “Journal of secret expedition” del 12 de noviembre de 1806 bajo el comando del brigadier General Craufurd hasta el retorno de las tropas a Inglaterra con la narración de los pasos de la Armada después del arribo al Río de la Plata y durante el mando tomado por el teniente general Whitelocke y el retorno de las tropas a Inglaterra con inclusión de referencias locales, en especial con descripción de los edificios y habitantes del Montevideo de la época, todo fechado en el año 1808.
Ese texto también lo encontró, cuidadosamente encuadernado entre los papeles de su madre y escrita en el sobre la fecha del año 1938.
En primera instancia nos sentimos palpitar de emoción porque podría tratarse de un documento inédito, un diario no conocido hasta ahora. Pero luego de indagar en las fuentes bibliográficas lo identificamos con el Diario anónimo, que se supone escrito por el propio general Craufurd, que venía al mando de la flota.
De todas maneras, y pese a que se trata de un texto ya conocido y publicado en la Revista Nacional, resulta interesante averiguar cómo llegó esta copia a poder de su abuelo. El ejemplar del diario está encuadernado con el sello de la librería “Al libro inglés” y dentro luce la siguiente dedicatoria: “To Captain Henry Daniel with the compliments of E. Cooper”, fechada el 9 de mayo de 1938.
Rastreando el nombre encontramos que Edward Cooper era el agente oficial del Lloyd´s de Londres en el Río de la Plata. Como llegó a sus manos es tema para futuras investigaciones.
Potts entiende que el destino de la copia del Secret Journal debe ser algún repositorio en el país como la Biblioteca Nacional o el Archivo Histórico.
El matrimonio Daniel-Webb tuvo dos hijos: Kathleen (1921- 2020) la madre de nuestro entrevistado, capitán Harry Potts, y Brian nacido en Montevideo en 1922 y fallecido en combate aéreo contra los japoneses en Singapur en 1942. Este último, Brian Daniel, alistado con 18 años como voluntario en la Real Fuerza Aérea, fue enviado al Asia para combatir contra los japoneses. En su primer vuelo derribó a un avión enemigo pero durante el segundo vuelo a su vez fue derribado. Probablemente haya sido la primera víctima uruguaya en la Segunda Guerra Mundial.
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