Desde aquel lejano 1º de julio de 1917, en el que Pedro Manini Ríos, Héctor R. Gómez y Vicente Costa decidieron fundar La Mañana, para enfrentar al sector del Partido Colorado liderado por José Batlle y Ordoñez, se trató de un periódico de ideas, de principios y de valores. Ideas, principios y valores que buscaban verse realizados en la vida del Uruguay de aquel entonces y de hacerlo a través de la política.
En su largo transcurrir periodístico nunca declino en su empeño de servir, desde sus páginas, a los mejores intereses de la nación. Nace, se forma y se fortalece en los tiempos en los que los medios de comunicación escritos manifestaban sin dobleces, ocultamientos, ni rubores, su filiación política. Muy por el contrario la exhibían con orgullo. Son recordados diarios como El Día de Batlle y Ordoñez, El Debate de Luis Alberto de Herrera, El País, El Bien Público de los cívicos, Acción de Luis Batlle, El Plata, El Telégrafo de Paysandú, Mundo Color, o El Popular de los comunistas. Y El Diario de la Noche, fundado en 1923, primo hermano del matutino La Mañana, pero con un perfil más popular, especializado en deportes, turf y temas policiales, aunque también con una página editorial de mucho nivel, ilustrada por las memorables caricaturas de Jorge Centurión, quien al mismo tiempo realizaba las de La Mañana, las que firmaba con su segundo apellido, Salaberry.
Los hechos son sagrados y las opiniones son libres
Desde su fundación, hace ya 103 años, y hasta los ochenta, década en la que tuve el honor de dirigirla,-luego que lo hicieran Carlos Manini Ríos, quien más tarde escribió en el semanario Opinar y fue ministro, y Antonio Mercader, dedicado primero a la publicidad y que años más tarde fue embajador y ministro de educación -, el matutino hizo honor a un estricto código de ética periodística. Como se estila decir en los cursos de Periodismo, especialmente en los Estados Unidos, los hechos son sagrados y las opiniones son libres. Incluso existiendo entre información y página editorial una barrera imaginaria, para evitar deformaciones no queridas. La información de La Mañana, especializada en temas tales como política, economía, rurales, interior, o internacionales, pero también con una importante cobertura de los deportes, siempre fue confiable. De ahí su prestigio y su permanencia.
Tuvimos muchas satisfacciones, siendo la mayor, sin duda, la fidelidad de nuestros lectores. Fueron tiempos de buen periodismo, respetuoso y de buena fe.
A ello contribuyeron, sin duda, muchos buenos pensadores, especialistas y periodistas. En mi tiempo, se destacaron en sus páginas nombres tales como Eduardo Paz Aguirre,- quien compartió la dirección conmigo durante un lamentablemente breve periodo-, Santiago Rompani, Pedro Freire, Jaime Fuentes, Luis Lecaldare, Federico Solé, Pedro Cersósimo, Eduardo J. Corso, Alberto Bensión, o Franklin Morales, ganador, este último de la medalla de oro en concurso olímpico sobre el deporte en la educación de los pueblos, en el que se presentaron más de seis mil trabajos de todo el mundo. Tuvimos muchas satisfacciones, siendo la mayor, sin duda, la fidelidad de nuestros lectores. Fueron tiempos de buen periodismo, respetuoso y de buena fe. Tiempos en los que aún existía el sentido de la primicia. Tiempos de entrevistados tratados con rigor pero con lealtad. Tiempos en los que las ideas valían por su propio peso y no se las pretendía hacer prevalecer mediante agresivas emboscadas, zancadillas de mediocres, encerronas, trucos o deslealtades, tan comunes en estos días.
Premios y campañas
En la década de los 80, los de mi dirección, La Mañana gano premios y participo en campañas políticas. Entre los primeros destaco el “Juan Pablo II- La comunicación social al servicio del hombre”, otorgado en 1981, por la Iglesia Católica del Uruguay, a la mejor información sobre la Iglesia. Entre sus varias patriadas políticas tengo bien presente cuando apoyamos el regreso de Jorge Pacheco Areco, por entonces embajador en los EEUU. Recuerdo nuestras conversaciones, en Washington, sobre la realidad nacional y sus perspectivas, que me lo mostraron como un agudo y profundo analista, por completo ajeno a la imagen distorsionada que sus adversarios pretendían imponer de él. Participó en las internas y logró un importante caudal de votos, que luego puso al servicio de los mejores intereses de la república.
No hay éxito perdurable en la comunicación si todos quienes trabajan en un medio no están comprometidos con un mismo objetivo y a él , y solo a él, consagran lo mejor de sus energías y conocimientos.
También apoyamos, con determinación y energía, la candidatura de Julio Maria Sanguinetti, candidato de todo el partido Colorado, que lo llevó a ocupar por primera vez la Presidencia de la República. Triunfo de enorme significación, por las circunstancias muy especiales que vivía el país. Triunfo que nos permitió, debe decirse, reencontrarnos con nuestras mejores tradiciones. Triunfo, puedo recordarlo, que los riveristas y los colorados independientes, también sentimos como propio. Cinco años más tarde, el matutino acompañó la candidatura de Luis Alberto Lacalle Herrera, luego presidente.
Otros momentos memorables, entre los muchos que protagonizó La Mañana, lo fueron la intensa campaña a favor de la creación del MEVIUR, Movimiento para la Erradicación de la Vivienda Insalubre Urbana, a imagen y semejanza del Mevir, la extraordinaria experiencia social en el medio rural, ideada y puesta en práctica por Alberto Gallinal (blanco), con el apoyo del entonces presidente Oscar Gestido (colorado), quien falleció antes de verlo realizado. Para nuestra satisfacción, 35 años después, el MEVIUR será realidad gracias a la Ley de Urgente Consideración (LUC), a punto de ser aprobada por el Parlamento. Este deberá constituirse en primerísima prioridad para el ministerio de Vivienda y para el MIDES, sabiendo que los primeros pasos no serán fáciles, pero que los objetivos bien valen todos los desvelos.
Como no recordar aquí la campaña llevada a cabo por La Mañana – acompañada por El Diario, también bajo mi dirección -, procurando, con pleno éxito, la reforma de la Carta Orgánica del Partido Colorado, la cual, seguramente inadvertidamente, limitaba a los batllistas la pertenencia al partido fundado por Rivera, dejando fuera de el a decenas de miles de colorados independientes y riveristas. Fue modificado en la dirección correcta. Y, para celebrarlo, La Mañana dono a la Casa del Partido un busto de Rivera, en cuya inauguración el orador fue el batllista Carlos Cigliutti.
La Universidad Católica y la visita de Juan Pablo II
Finalmente, para concluir con estos recuerdos de intensas campañas periodísticas, debo mencionar dos que me resultan muy gratos. El primero de ellos es el apoyo entusiasta y sin claudicaciones a la creación de la Universidad Católica, primera universidad privada del Uruguay, antes instituto de Filosofía y Letras. Y el segundo y último, pero no menos importante, en esta sentida evocación del buen periodismo de los ochenta, es el que refiere a la preparación, cobertura y evocación de las dos visitas del papa san Juan Pablo II a nuestro país. Se sucedieron las entrevistas, los testimonios gráficos, la participación en las multitudinarias concentraciones en Tres Cruces, Melo y Florida, y la amplia difusión de la palabra del papa. Todo lo cual mereció el expreso reconocimiento tanto del visitante – a través de sendas medallas conmemorativas- como de la nunciatura apostólica, a través de sus titulares, monseñores Franco Brambilla y Andrés Cordero Lanza di Montesemolo. Muy gratos momentos.
Tantas otras jornadas que quisiera evocar, están sin embargo bien representadas por las pocas aquí relatadas. Pues en esa selección está presente la esencia de una forma de hacer periodismo de ideas, de calidad, de valores, de principios, de profundo e indeclinable amor por nuestro Uruguay. Sentimiento que no solo se mantiene intacto, y si cabe, más vigoroso que nunca, sino que hoy nos hace formular, sin ambigüedades, un voto firme y esperanzado por el pleno y total éxito de la coalición de los cinco partidos, de la coalición multicolor, del gobierno que, con singular acierto, bien dirige nuestro presidente, Luis Lacalle Pou.
Lealtad y buena fe
Como ex director de La Mañana, este aniversario es momento oportuno para tributar, a la distancia pero con igual valor que el presencial, el sentido reconocimiento a todo el personal del diario: redactor responsable, editorialistas y columnistas, caricaturista, secretario de redacción, sub secretarios, jefe y sub jefes de sección, encargados de suplementos periódicos y especiales, todos los periodistas integrantes de la redacción, diagramadores y correctores y pasadores, corresponsales en 18 departamentos, los encargados del archivo, memoria viva del acontecer nacional, y agencias de noticias internacionales. Pero también las gerencias, el sector comercial y la distribución del diario. Y los lectores, muy fieles lectores de La Mañana, para quienes hacíamos el diario día tras día, y quienes, día tras día, nos demostraban que así lo entendían y valoraban. Todos ellos fueron fundamentales en aquel tiempo para que La Mañana navegara con éxito en aguas tormentosas. Hasta 1989. Después…, bueno, esa ya es otra historia.
Una última reflexión. La clave del éxito de un medio de comunicación social, tanto ayer, con las antiguas rotativas, como después con la radio, la televisión, el cable, los satélites e internet, y toda esta asombrosa tecnología que nos sorprende día a día, pero que no cambia la esencia de las cosas: no hay éxito perdurable en la comunicación – y ojala así sea con el hoy semanario La Mañana-, si todos quienes trabajan en un medio no están comprometidos con un mismo objetivo y a él , y solo a él, consagran lo mejor de sus energías y conocimientos. Con lealtad y buena fe.
*Abogado, ex director de La Mañana.
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