Durante su estadía en nuestro país, la historiadora española Concepción Navarro recibió esta semana a La Mañana y enfatizó en la importancia de la formación en historia, filosofía y valores para los actores de la vida política de un país. Navarro es doctora en Historia y catedrática de historia de América en la Universidad Complutense de Madrid. Por años ha centrado muchas de sus investigaciones en América Latina, particularmente en Uruguay.
Usted ha estudiado mucho sobre la inmigración española y la ciencia europea en América, ¿nos puede hablar un poco sobre esto?
La investigación que siempre he llevado a cabo ha sido la inmigración española al Uruguay, en distintos perfiles, primero trabajé en la Asociación Istmo, después sobre los intelectuales que venían a América, que hacían de puente entre la ciencia española y la ciencia aquí en Uruguay.
Desde comienzos del siglo XX España pasó de enfrentar la hispanofobia a la posibilidad de poder incidir desde el punto de vista científico e intelectual en los países que habían sido posesiones suyas, porque los americanos en la independencia fundamentalmente buscaban su referente científico, sobre todo en Francia, pero también en Alemania, Gran Bretaña, etc. España había quedado totalmente marginada de lo que sería la presencia científica en sus antiguas colonias.
Esto cambia a finales del siglo XIX, pero sobre todo a comienzos del siglo XX cuando produce el interés de estos criollos que estan viendo cómo estan llegando flujos enormes de población que no hablan el idioma español, que no tienen la misma cultura ni la misma religión y eso los asusta de tal manera que cambian la hispanofobia por la hispanofilia. De manera que los intelectuales de Latinoamérica –un ejemplo es el caso uruguayo de José Enrique Rodó– lo que van a hacer es promover el hispanismo haciendo ver la importancia que tiene la cultura española como unificadora de todo el contexto americano y la importancia que tiene que empiecen a llegar intelectuales españoles a América.
¿Cuáles son los principales intelectuales españoles que llegan al Río de la Plata en siglo XX?
En 1909 el primer gran intelectual que llega es Rafael Altamira, que, como una especie de punta de lanza, va a hacer un camino por el cual van a ir llegando intelectuales españoles de altísima talla, pioneros en la química, la física, las matemáticas, la ingeniería; también gente de letras como Maria de Maeztu, una gran pedagoga.
Es decir, vienen todos aquellos que estaban abriendo la nueva ciencia, pero de la misma talla de quienes podía tener Alemania o Francia, gente de una fuerza y sobre todo de una valía enorme.
En 1907 se funda la Junta de Altos Estudios que va a dirigir Santiago Ramón y Cajal y se empiezan a enviar intelectuales a toda América, sobre todo a Buenos Aires y Uruguay. Pero las estadías en América de estos intelectuales también la van a pagar los sectores más importantes de la colectividad española en América y en el caso de Uruguay a través del Club Español y el Centro Gallego.
Lo que van a hacer es demostrar que la ciencia española puede estar a la misma altura que la ciencia en Alemania, Francia o Gran Bretaña. De esa manera poco a poco esos intelectuales van a ir posicionándose, y dando conferencias y cursos aquí en Uruguay.
¿Cómo es la experiencia de llevar adelante una investigación humanística?
El último proyecto de investigación que he hecho es sobre la prensa española en Uruguay, que va a ser el vocero de todo lo que está pasando en España, pero también de la propia colectividad española aquí. Esa prensa actúa no solamente para incorporar e identificar a los españoles que llegan y se ubican en Uruguay, para que acepten las costumbres y estén informados de cómo es Uruguay, sino también para reafirmar la identidad española.
Ese proyecto lo finalicé en diciembre de 2020, pero no he vuelto a pedir un proyecto porque es tan complicada la parte de gestión en los proyectos que al final es demasiado el agotamiento que uno tiene.
Yo soy funcionaria del Estado y nosotros tenemos que hacer la justificación de cada céntimo que gastamos porque es dinero público. Los investigadores principales terminamos agotados porque tenemos grupos grandes de trabajo, con investigadores en varias partes del mundo. Los montos para las ciencias sociales son menores que otros –por ejemplo, sanidad–, pero a pesar de eso hay que justificarlo todo.
Me han pedido compañeros que participe en dos proyectos de investigaciones que se han presentados, no sé si se valorarán positivamente. Uno de ellos son los 100 años de la Revista de Occidente (FOM), y el otro es un proyecto de investigación sobre mujeres intelectuales europeas en América.
Si se aprueba este proyecto, ya no siendo investigadora principal sino miembro del equipo de investigación, es un proyecto precioso porque voy a trabajar a las hermanas Luisi, que son de principios del siglo XX. Fueron mujeres iniciadoras de muchas líneas de trabajo en la medicina, la literatura, y en el caso uruguayo mujeres emprendedoras, feministas, que van a iniciar su carrera y servir de luz, de camino a muchas mujeres.
¿Nota una tendencia en direccionar las temáticas haciendo foco en el género?
En España, desde el Ministerio de Ciencia y Educación es de donde salen las convocatorias a los proyectos de investigación, y los investigadores que podemos ser o catedráticos de universidad como es mi caso o del consejo superior de investigaciones científicas, se postulan y el Ministerio te concede o no el proyecto. Es el propio investigador el que propone el tema que quiere investigar, no es el Estado.
Pero ahora mismo lo que se está viendo con esta especie de locura que hay con el feminismo, que parece que estas nuevas feministas lo han inventado. En España ha habido grandes luchadoras feministas sobre todo en los años 60, y ahora resulta que estas nuevas del siglo XXI, parece que han descubierto la pólvora. Cuando yo era pequeña, la mujer en España no podía tener un pasaporte sin permiso, firmar cheques, y eso lo superamos en los 60.
En España hay una discriminación positiva enorme hacia la mujer con lo cual seguramente el tema de las intelectuales en América va a salir, porque son temas muy valorados dentro de las nuevas corrientes.
Dentro de sus estudios sobre las diferentes colectividades, ¿Cuál es la particularidad de la inmigración vasca en América?
He trabajado en la inmigración de todos. Lógicamente los de mayor volumen son los gallegos. Pero los vascos tienen gran significado, porque son lógicamente parte de una sociedad pequeña, pero sin embargo en la emigración a América son pocos pero muy bien situados.
Mientras que en los siglos XVI y XVII se da una migración del sur de España, en el comienzo del siglo XVIII y XIX se incorpora el norte, es decir siempre hubo vascos y gallegos, pero en volúmenes importantes van a empezar a aparecer en el siglo XVIII. Los vascos eran hidalgos, tenían una categoría social de hidalguía.
Cuando llega el siglo XVIII, va a haber una inmigración burocrática, la corona se apoya mucho para virreyes, capitanes generales, obispos, en muchos funcionarios que eran de origen vasco. Pero además hay una emigración pequeña pero consolidada que se va haciendo a través de cadenas migratorias. Esto quiere decir que cuando va un primer vasco, va a tirar de otros, consolidado cadenas en todo el continente americano. No son muchos, pero siempre muy bien situados. Los vascos partían con un patrimonio que podían pasar a América y comprar tierras y consolidarse.
¿Qué nos puede decir sobre los jesuitas y las misiones en nuestra América?
Los jesuitas, que son los soldados de Cristo, van a ser los grandes misioneros. Las misiones en el Paraguay van a ser realmente un experimento, pero es complicado, porque resulta que esas misiones lo que van a hacer es a crear un Estado dentro de un Estado.
Las misiones en el Paraguay tenían una independencia enorme, por eso cuando ven el peligro tanto la Corona española como la portuguesa, ambas hacen un tratado y a partir de ese tratado lo que van a hacer es expulsar a los jesuitas de América.
Como experiencia social fue espectacular. Desde la política es una experiencia donde todo el mundo participa del trabajo y de los beneficios, y además ellos van a crear oficios, con lo cual tenemos una experiencia de formación profesional. Es una experiencia única y los resultados no había más que verlos. Había unas ciudades fantásticas en el medio de la selva.
España no permitía la esclavitud de los indígenas, pero sí la tenían los portugueses, con lo cual sabían que en cuanto salieran los jesuitas iba a ser destruida su obra e iban a someter a esos indígenas, que de hecho fue lo que ocurrió.
¿Sería posible retomar el concepto de comunidad que se vivía en las Misiones Jesuíticas?
Cuando América se independiza en el siglo XIX no hay un cambio real, no hay una independencia para la población; sí la hay para los sectores oligárquicos, que lo que hacen en el liberalismo económico y el capitalismo es depredar la riqueza nacional en su propio beneficio. Pasando los siglos, América se ha convertido en una sociedad muy bipolar, una enorme masa de desprotegidos y unos sectores privilegiados muy exiguos.
La Iglesia católica con la Rerum Novarum del papa León XIII va a tomar un posicionamiento respecto a la pobreza; fíjense la cantidad de misioneros jesuitas que han participado en esta corriente de pensamiento de la doctrina social.
En la actualidad la sociedad ha superado las esferas nacionales, es una sociedad global, con lo cual la pobreza está tan arraigada y hay sectores tan egoístas. El dinero es el gran motor, no hay el compartir de la riqueza, que todos puedan vivir bien. Es posible revertir la pobreza, claro que sí, pero hay algún interés en hacerlo, claro que no.
¿Considera que es importante que los políticos sepan de temas humanísticos?
Un político debe saber de filosofía e historia, de las humanidades en general; debe saber hablar, tener conocimiento de la lengua. Si un político no conoce ni la lengua en la que se expresa, ¿qué se puede esperar de él? No saben de historia, que es maestra de la vida.
El tema para mí es la generosidad, el respeto por los demás, y la formación en valores. Por eso uno de los problemas es que la gente no quiere formar en valores, lo más importante es el dinero, se ha marginado la parte espiritual del ser humano. Veo una sociedad manipulada y manipulable, con el miedo te meten una cantidad de preocupaciones y la gente atemorizada.
En Europa, la religión, sobre todo la católica, se la puede insultar, vapulear, pero a las otras no. Hoy día se está perdiendo la base en Europa, nos están quitando la Navidad. Y no se puede obviar que somos un continente cristiano, donde la religión fue la que permeó y lo que hizo es una amalgama de la sociedad europea, que ahora se está descristianizando.
La religión sirve para crear seres humanos en valores, para tener una conciencia y una ética en el funcionamiento de la ciudadanía. Son unos valores que hoy en día se han marginado y el resultado se está viendo. Estamos siendo “presionados” por emigrantes que imponen su religión. Uno cuando llega a un país acogido debería respetar las costumbres del lugar al que llega.
Desde el punto de vista de un católico, el nacimiento de Cristo es un punto de inflexión, el comienzo de todo y a partir de ahi son los valores en los que te has educado. Ahora mismo, en las comunidades europeas conviven muchas culturas, pero lo que no pueden hacer es presionar para que la nuestra, la cristiana, desaparezca.
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