Como cada día de reyes, la Congregación Evangélica Alemana de Montevideo invitó a todos a un concierto, “Reyes magos à la francaise”. Fue el regalo que nos llegó este mes de enero de la mano de la Mtra. Cristina García Banegas en el clavicytherium y al Mtro. Dr. Gabriel Pérsico en la flauta traversa barroca. Cristina es una cara frecuente en la cultura musical de este país y en la iglesia alemana, donde toca con mucha frecuencia, en varias ocasiones obras de su eterno amor, J. S. Bach. A ella se le sumó Pérsico, venido desde la Argentina donde es catedrático de estética musical, flauta traversa barroca, historia de la música y música de cámara.
El pequeño recital del 6 de enero contó con pocas personas en asistencia comparado con otras veces. La primera quincena de enero se llevó a varios montevideanos a disfrutar de la costa, pero esta ausencia le sumó a lo íntimo de este concierto. Hay que tener en cuenta que el clavicytherium (instrumento de teclado, similar en funcionamiento al clavicordio, pero con cuerdas de tripa o nylon y arpa vertical) tiene un sonido muy delicado, incluso dentro del recinto de la iglesia uno tiene que hacer silencio para dejarse embriagar por la dulzura de esta maravilla, como una suerte de laúd con teclado. La magnífica interpretación de Cristina llenó cada lugar de esa capilla de estilo neorrománico. Y escuchar música de Nicolás Antoine Labègue en un instrumento de época es impagable.
La flauta traversa barroca es otro instrumento que se ve con muy poca frecuencia en el país, ni hablar de escucharla en las manos de un experto. Es similar a una flauta traversa moderna, pero hecha de madera, temperada de otra manera y con un sonido que no voy a intentar describir, sino invitar a los lectores a escucharla. Dos instrumentos de época casi únicos en el país y la región tocados por dos catedráticos de su instrumento bajo unos vitrales como los de la iglesia alemana es una de esas cosas que uno cree que solo se pueden ver en Europa, pero que existen y están a disposición de todos en esta maravillosa ciudad que a veces no sabe apreciar su acceso a la cultura. En conjunto tocaron obras de Jaques Martin Hotteterre, Michel Favlet y Jean-Marie Leclaire además del ya mencionado Labègue. Para los no flautistas, esos nombres no son muy frecuentes y debo confesar que de ellos solo conocía a los dos últimos, quizás por el hecho de que no eran flautistas.
Cada instrumento y periodo tiene su microcosmos y en la intimidad de ese concierto tuve el placer de conocerlos, tanto por escucharlos como por los comentarios del Dr. Pérsico, un experto, como por su interpretación. Encontrarse en enero en una clase magistral de este carácter es una de esos regalos típicos de Cristina, la cual merece mis elogios y los de todos los uruguayos, una de las organistas más virtuosas que vive. Está casi siempre en nuestro país y haciendo lo que ella ama, tocar. No voy a intentar ni siquiera resumir el currículum de Cristina, pero invito a todos los lectores que no dejen pasar un solo concierto sin ir a verla, es un verdadero privilegio y con mucha frecuencia es incluso gratis.
La iglesia alemana, dirigida por su pastor el Dr. Jerónimo Granados, ha sido durante muchos años un bastión de la música en el barrio y el país. Cuenta con un órgano funcional y hermoso, y lo que es más importante, se utiliza con frecuencia para su propósito: exhalar música. Tenemos varios órganos en el país, pocos funcionales o en buen estado y muchos en abandono; la iglesia alemana siempre nos invita a poder disfrutar de uno de los pocos que se mantienen. Granados es también una persona que hay que destacar, no solo por sus reflexiones antes de los conciertos, su holgadez y simpatía. Es alguien que quiere, defiende y comparte la música, que es para mí compartir alegría.
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