La personalidad brillante y controvertida de Emilia Pardo Bazán dio mucho que hablar a la sociedad española de la época, a la cual ella contribuyó a sensibilizar respecto a la condición desventajosa de la mujer, mediante conferencias, ensayos, artículos periodísticos y con su propia obra literaria. Fue pionera en muchos aspectos, tanto por su obra como por las funciones asumidas. Introdujo en España nuevas corrientes estéticas, como el naturalismo, del que valoró en especial su aptitud para abordar la temática social.
Infancia y formación
El padre de Emilia, conde José María Pardo Bazán y Mosquera, se preocupó por brindar a su hija una esmerada educación, fomentando el interés por la literatura que la niña había mostrado desde temprana edad. La pequeña leía grandes obras que encontraba en la biblioteca familiar y durante las estancias invernales en Madrid asistía a un colegio francés, lo que generaría años más tarde importantes vínculos con Francia, desde donde ella se relacionó con todo el mundo literario europeo.
Cuando Emilia entraba en la adolescencia su familia pasó a residir todo el año en La Coruña, por lo que a partir de entonces ella continuaría su educación con instructores privados que le dieron una amplia formación, no limitada a la que por lo general recibían las damas de la época.
Si bien por su condición de mujer no pudo asistir a la universidad, sus estudios particulares incluyeron un completo aprendizaje de inglés, francés y alemán, y los programas curriculares de todas las asignaturas, con énfasis en las humanidades.
Un pensamiento libre y lleno de matices
Emilia Pardo Bazán tenía un criterio propio irrenunciable que la mantenía al margen de la uniformidad de pensamiento que suele haber entre aquellos que comparten determinada ideología. En su caso no era posible predecir su opinión sobre algún tema en particular con tan solo conocer su posición sobre otro. Su pensamiento era libre y rico en variantes que hasta podían parecer contradictorias.
Era una firme defensora de los derechos de la mujer, por lo que se la considera, al igual que Concepción Arenal, una de las mayores exponentes del feminismo en España. Pero también era conservadora y capaz de defender con igual vehemencia valores tradicionales de los que estuviera convencida. Ejemplo de ello es su artículo publicado en la revista católica “La ciencia cristiana” en el que disiente, con criterios cientificistas, con la teoría darwiniana del origen de las especies.
Adhería al realismo y a la crítica social, pero no por ello dejaba de ser una ferviente “Carlista”, uno de los movimientos políticos españoles de la época más conservadores.
Su obra literaria y de promoción
En 1876, ya casada hacía casi una década con José Quiroga y Pérez Deza, escribió el “Estudio Crítico de las obras del Padre Feijóo”, el cual resultó premiado. Tres años más tarde se publicó su primera novela “Pascual López. Autobiografía de un estudiante de medicina”. A esta le seguirán, poco tiempo después, “Viaje de novios” (1881) y “La Tribuna” (1882).
“La Pardo Bazán”, como entonces solían llamarla, colaboraba con periódicos y revistas, en particular con La Época, en la que comenzó a publicar una serie por entregas sobre Emilio Zola, notas que reuniría en “La Cuestión Palpitante” (1883) y que define a su autora como una de las grandes promotoras del naturalismo en España. Justamente “La Tribuna” se considera la primera novela naturalista española. Su protagonista es una mujer obrera que encabeza las reivindicaciones de los trabajadores en una fábrica semejante a las que abundaban en La Coruña.
En sus escritos bregaba por la “europeización” de España y fue pionera en la difusión de la novela rusa. En 1886 escribe la que se ha considerado su mejor novela: “Los pasos de Ulloa” en donde muestra toda la decadencia del medio rural en Galicia. Siguen varias novelas de corte realista, ambientadas en Madrid.
Su producción literaria es vastísima y comprende además de más de 40 novelas, numerosos ensayos y libros de viajes, alrededor de 600 cuentos, reunidos éstos en varias colecciones. También muchas de las conferencias, que solía repetir en donde tuviera oportunidad de hacerlo, han sido en su mayoría publicadas.
Entre 1894 y 1914, Emilia Pardo Bazán dirigió y financió un proyecto editorial propio que llamó “Biblioteca de la mujer”, que publicaba textos de diferentes disciplinas escritos por mujeres o que tenían como eje temático una figura femenina. Pardo Bazán estaba convencida de que la educación era la mejor herramienta para lograr la emancipación de la mujer y el reconocimiento de sus derechos.
Pionera siempre
Emilia Pardo Bazán se considera la primera escritora profesional en España, ya que logró, tal como ella se había propuesto, vivir de su trabajo profesional.
En el año 1905 fue admitida como socia del Ateneo de Madrid, institución que era entonces el principal centro cultural de la ciudad, y que hasta la fecha no había admitido mujeres.
Fue la primera mujer catedrática en España. En 1916 fue nombrada para la cátedra de escrituras neolatinas contemporáneas en la Universidad Central de Madrid.
Sin embargo, pese a sus sobrados méritos, en tres ocasiones le fue denegado el ingreso a la Real Academia Española. Pero ella era consciente de que su lucha por los derechos de la mujer contribuiría a que no volvieran a suceder esas cosas.
*Columnista especial para La Mañana desde Madrid.
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