Marcello Filipeli ha pasado gran parte de su vida vinculado a pelota vasca y sus diferentes especialidades. Hoy los jugadores uruguayos se encuentran clasificados para competir en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023. Pero en Uruguay no es tan simple obtener clasificaciones, según pudimos saber en diálogo con Filipeli, quien repasa las principales dificultades para el desarrollo del deporte profesional en el país.
Alrededor del 1800 llegaron a Uruguay unos 40.000 inmigrantes europeos, de los cuales casi la mitad eran franceses, en su mayoría vascos. Estos llegaron al país con “la pelota bajo el brazo”, pero no un balón de fútbol. Lo que traían eran pelotas que cabían en la palma de la mano. Fue a raíz de esto que en las diferentes localidades del país surgieron los frontones con el objetivo de practicar la pelota a mano limpia, de la que derivó el deporte de pelota vasca.
Es así que en el departamento de Flores existe una de las canchas más antiguas de frontón, construida entre 1825 y 1830 por el inmigrante vasco Don Bautista Fagalde. Allí se jugaban partidos por monedas de oro, que era el circulante habitual en el siglo XIX. A su vez, en Montevideo, fue en el barrio Cordón, en 1823, donde se construyó una de las primeras canchas de pelota vasca sobre lo que hoy es la Avenida 18 de Julio y Vázquez.
La Federación Internacional de Pelota Vasca (FIPV) reconoce cuatro instalaciones, con un total de catorce especialidades oficiales. Estas son en trinquete, que se juega a paleta con pelota de goma, de cuero, a mano y a xare.
En frontón de 36 metros se juega a pala corta, paleta con pelota de cuero y mano. En frontón de 30 metros se juega a frontenis y paleta con pelota de goma. Finalmente, en frontón de 54 metros se juega a cesta punta.
En la actualidad Uruguay posee la Federación Uruguaya de Pelota, y el deporte ya forma parte del calendario oficial de los Juegos Panamericanos de Santiago 2023. Al momento, los uruguayos han traído al país seis medallas en juegos como estos: una de oro, cuatro de plata y una de bronce.
Marcello Filipeli es un referente uruguayo vinculado a este deporte y deportivamente se destaca por ser campeón nacional y federal en categoría Menores, Sub 22 y Mayores entre 1977 y 1990, además de ser vicecampeón mundial Sub 22 en frontón en 1984.
Comenzó desde muy pequeño a practicar deporte, recuerda a La Mañana. A los seis años se inició en el club Juventus, luego se fue a hacer natación al club Neptuno y, sin recordar muy bien por qué, terminó en el Club Nacional de Regatas, lugar en el que practicó pelota vasca y remo.
Allí, cuando tenía unos 25 años, se desempeñó como directivo y en el año 2001 terminó en la Federación Uruguaya de Pelota como presidente durante dieciséis años. En ese ínterin ingresó al Comité Olímpico como integrante de la Comisión Fiscal y hace años está en el Directorio con el cargo de Tesorero. A esto se suma que en 2018 fue nombrado como Jefe de Misión para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, al tiempo que ocupa diversos cargos internacionales en la Federación Internacional de Pelota Vasca y la Confederación Panamericana de Pelota Vasca.
Confraternidad deportiva
La Pelota ha sido parte en gran número de Juegos Panamericanos (La Habana 1991, Mar del Plata 1995, Santo Domingo 2003, Guadalajara 2011 y Lima 2019) y en Juegos Olímpicos (París 1924, México 1968 y Barcelona 1992 como exhibición). “Estar clasificados para Santiago 2023 es muy bueno porque nos permite trabajar con otra perspectiva. Ya no vamos a tener que estar preocupándonos si ingresamos o no, estamos tranquilos”, dijo.
A nivel nacional el deporte se practica mucho más de lo que se compite. Existen canchas en todo el país ya que se juega a nivel recreativo. En lo que respecta a la competencia, el año pasado hubo un párate importante pero ya se está retomando la actividad. “Es un deporte que tiene perspectiva teniendo en cuenta que estamos en los Juegos Panamericanos”, reafirmó el entrevistado.
Pelota vasca es un deporte de caballeros, muy histórico, y si bien comenzó a jugarse con una pelota y la mano, cada vez se usan más herramientas. Se puede jugar en parejas o individual. “Se ve una gran confraternidad en los campeonatos a nivel nacional y mundial, porque imparte muchos valores”, expresó Filipeli.
Tokio 2020 y rendimientos que conforman
“Fue muy linda experiencia, realmente no hay palabras para describirlo”, resumió Filipeli en cuanto a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Recordó que los requisitos para la llegada, de cara a la pandemia, fueron complejos, pero se lograron. “Llegó un momento en el que no teníamos en qué ir, porque no había vuelos en el mundo para hacerlo”, aseguró.
La entrada fue complicada por todos los cuidados requeridos. Era necesario entrar con dos hisopados negativos, con 72 y 48 horas de anticipación máximo, y a eso se le sumaba la complejidad de los deportistas que estaban en el exterior. “Hubo que ver en qué ciudad estaban y rastrear laboratorios habilitados por Tokio para que se hisopen y cumplan con los plazos”.
En el aeropuerto se les hacía otro hisopado y de ahí se iba a la villa olímpica. “Afortunadamente no tuvimos problemas con ningún deportista, delegado o técnico, todos arribaron sin problema”. Añadió: “La delegación tuvo un muy buen comportamiento y en lo deportivo realmente estamos conformes con el rendimiento de todos”.
Falta de infraestructura y recursos en Uruguay
A lo largo de su carrera, Filipeli ha conocido diferentes países y el desarrollo que han tenido los deportes olímpicos en cada uno. En esa línea se le consultó acerca del potencial de Uruguay para tener un mayor desarrollo en las disciplinas olímpicas. Según Filipeli, el país tiene un problema de infraestructura deportiva.
“A nivel de recursos, Uruguay es hoy por lejos el país sudamericano que menos recursos recibe para el deporte. Todo el resto está por encima de nosotros”, sentenció. “Por eso es que digo que Uruguay es milagroso, porque a pesar de la situación en la que está, el deporte logró once deportistas clasificados a los últimos Juegos Olímpicos”, sumó.
Respecto a la clasificación, relató que es “extremadamente complicada” y que el hecho de estar es un logro importantísimo. “Para sacar una medalla hay un trecho muy grande, son 10.500 deportistas que van, las medallas son el 2% del número. Si repasamos los resultados de nuestros representantes tenemos que estar orgullosos”, explicó.
“A nivel de recursos falta mucho para el deporte”, continuó y señaló que se necesitan mejores infraestructuras y recursos para que las federaciones puedan desarrollarse y trabajar a mediano y largo plazo, que es lo que traerá resultados.
“Sé que es difícil, sé que estamos en Uruguay, sé que siempre hay otras prioridades. Y es por eso que está faltando que sea una política de Estado”, sostuvo. Por otro lado, expuso que a un deportista olímpico le lleva años formarse, lo que no garantiza que gane una medalla, “pero garantiza un desarrollo y dedicación a su competencia, así como ser un espejo de inspiración para las generaciones nuevas”.
Fomentar el ejercicio desde la educación
Filipeli considera que Uruguay está tomando más conciencia de los beneficios que tiene el deporte, no solo a nivel competitivo sino social en general. A su entender falta darle importancia a nivel de bachillerato, ya que la asignatura se da hasta cuarto de liceo. “Las gráficas muestran un porcentaje importantísimo de chicos que hacen deporte, pero cuando llegan a quinto y sexto, desciende”, indicó.
El entrevistado lamenta este hecho, ya que luego de cuarto de liceo muchos jóvenes no vuelven a hacer deporte. “Considero que es un debe muy importante en Uruguay”, puntualizó.
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