El VAR llegó para quedarse, pero no solucionó nada. Dicen los que saben que el motivo de la llegada al fútbol del VAR y su costosa tecnología tenía como finalidad encontrar elefantes y no hormigas.
¿Qué sería un elefante en el fútbol? El gol de Maradona con la mano ante los ingleses en 1986 o la clasificación de Francia sobre Irlanda con el gol, también con la mano, de Henry para ir al Mundial de Sudáfrica 2010.
Son hechos notorios que pasan muy de vez en cuando. Pero cuando nos encontramos con penales como el de Carneiro no cobrado, o el fuera de juego a Miramar Misiones ante Nacional o el de Cavani ante Perú, vemos que son indemostrables y significan verdaderas hormiguitas de un VAR que tenía ganas de anular lo conseguido. También se anulan goles en decisiones insólitas como el de Progreso ante River, que perjudicó al único escolta de Peñarol el domingo pasado.
El Mundial de Catar mostró el récord de penales a favor de un país, que fue de cinco en siete partidos, de los cuáles tres y medio, por decirlo de algún modo, fueron raros. El favorecido fue Argentina con Messi, que casualmente era el niño mimado de Catar, el PSG e Infantino. Por si fuese poco, a Josema le cobraron un penal en contra de la forma en que la mayoría de las veces el VAR lo desestima o no le cobraron penales claves a favor de Darwin y Cavani del estilo del de Carneiro. Lo insólito fue que en uno de los casos el VAR llamó al juez para que vea el desastre que estaba cometiendo y el referí se mantuvo en la suya.
O sea, el VAR tiene enormes dificultades para lograr el objetivo para el que fue creado, llegando a desanimar a quienes en su comienzo lo defendieron, pero poco a poco se fueron decepcionando.
Volviendo a la génesis de todo esto no es casual que las jugadas con la mano de Maradona y de Henry hayan eliminado en su momento a Inglaterra en 1986 e Irlanda en 2009. Repasemos quiénes son los que manejan las reglas del fútbol. La IFAB es el organismo creador de las reglas del más popular de los deportes.
¿Qué es la IFAB? Encontramos esta definición: “La International Football Association Board (IFAB), conocida en español como la FA Board Internacional, es una asociación internacional conformada por las cuatro asociaciones de fútbol del Reino Unido y la FIFA. Es la encargada de definir las reglas del fútbol a nivel mundial y sus futuras modificaciones. Fue fundada en 1886 en la ciudad de Londres, Inglaterra, Reino Unido”.
La FIFA se fundó en 1904 sin los británicos y en 1913 incorporó a la IFAB para custodiar el reglamento del juego creado por ellos.
¿Cómo se modifica el reglamento? Acá está la explicación: “Cada tema tratado en la IFAB se pone a votación. Cada una de las asociaciones del Reino Unido (Escocia, Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte) tiene un voto, mientras que la FIFA tiene cuatro votos. Para que una moción sea aceptada, debe tener a favor por lo menos los cuatro votos de la FIFA, y dos de los cuatro votos de las asociaciones del Reino Unido. Cabe aclarar que los cuatro votos de la FIFA son un mismo sufragio y no se pueden usar en forma separada”.
Queda claro que si la FIFA quiere modificar algo de las reglas del juego precisa al menos el apoyo de dos de las cuatro asociaciones británicas. ¿Se entiende?
Inglaterra nunca digirió la mano de Diego, pero disfrutó en su momento del vergonzoso mundial que ganaron en 1966, en donde Uruguay, Argentina y Brasil fueron despojados por los ingleses, alemanes y portugueses, llegando al ridículo de terminar Inglaterra ganándole a los alemanes con un gol que no fue. Siempre creí que en ese caso se habría cumplido el dicho de “quien roba a un ladrón tiene cien de perdón”.
No voy a entrar hoy en detalles de cómo realizaron todos esos despojos, pero pasaron las décadas y los británicos se erigieron en los dueños del supuesto fair play y el pretendido ejemplo de rectitud.
Ahora bien, la Internacional Board, con la manija de los ingleses e irlandeses, que es cierto que recibieron las manos de Maradona y Henry en su contra, impusieron este engendro del VAR. Lo que se consiguió fue agregar otro elemento para que los malpensados desarrollen ideas conspirativas, que las puede haber, pero no son mayoritarias.
El tema es que hay al menos dos situaciones que, en mi criterio, deben ser revisadas.
La ley del offside: no hay forma técnica de detectar el momento exacto en que parte el pase. Eso genera que luego la raya que se traza dependa de lo que desde la cabina interpreten como el momento clave en que partió el pase. La única posibilidad sería que todos los balones y zapatos de fútbol tuviesen un chip que detectara el momento exacto. Quedarían fuera de esa órbita los pases de cabeza, rodilla, muslo, etcétera. Pero se reducirían las polémicas, aunque a un costo económico que lo haría inviable. Un oyente de mi programa de radio me tiró una idea que me pareció interesante. En lugar de tener que, con tecnología insuficiente, establecer el momento exacto en que partió el pase para emparejarlo con la recepción por parte de otro futbolista, lo ideal sería hacer un cambio. Que el fuera de juego sea determinado exclusivamente por el momento en que el receptor del balón lo reciba, sin tomar en cuenta cuándo partió. Al menos se minimiza notablemente el margen de error, siempre y cuando las cámaras estén colocadas de la mejor manera.
Las manos: habría que terminar con la intencionalidad o la forma natural de abertura del brazo, etcétera. Que mano sea mano y punto. Que no tengamos que presenciar cómo la misma mano a veces es penal y a veces no. Que no tengamos que ver nunca más que el mismo brazo a veces es penal y a veces no. Que mano sea mano y brazo sea brazo y punto.
Simplifiquemos y con eso evitaremos suspicacias. Por ahora, lo que se ve es que el VAR puede llegar a servir para buscar la hormiguita que favorezca al más fuerte o que un elefante reciba una interpretación tendenciosa que genere más dudas y más polémicas. Además, genera costos adicionales que en países como el nuestros son catastróficos.
Por supuesto que en todas las profesiones hay una mayoría de gente honesta. En el caso del fútbol pasa entre los futbolistas, los técnicos, los árbitros, los periodistas, los dirigentes, en todos los estamentos. Pero también es cierto que declaraciones como la del exbarra aurinegro Lasalvia, hoy devenido en representante de jugadores y administrador de una SAD que maneja a Miramar Misiones, o del exárbitro Da Rosa, en donde ambos cuentan anécdotas de supuestos hechos dolosos de hace 10, 15 o 20 años, no hace más que enrarecer el ambiente.
Es que después de haber visto cómo cayó presa y detenida en pijama toda la cúpula de FIFA, Conmebol, UEFA, Concacaf y otros organismos en aquella madrugada de Zúrich de 2015, en la que se llevaron a aquellos que entre cosas habían vendido las sedes de los mundiales de 2006 en adelante, cada nuevo episodio equivocado es aceptado como probado, aunque se pueda cometer una enorme injusticia.
El VAR llegó para quedarse, pero lejos de resolver nada, agregó gastos imposibles de financiar en países como el nuestro, y entregó a quienes quieran torcer la justicia nuevas herramientas ante los ojos atónitos de quien con toda la ingenuidad del hincha sufre por sus colores.
Los británicos no quieren más elefantes en su contra, y que el resto del mundo… se embrome.
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