La FIFA está en Montevideo recorriendo los lugares que considera claves para cuando Uruguay deba organizar el partido que le tocó en suerte para la Copa del Mundo.
La delegación de FIFA llegó para visitar el Estadio Centenario, el Gran Parque Central y el Campeón del Siglo. Supongo que para conocer el escenario principal, ver cómo está ahora y comenzar a caminar rumbo al 2030, y también los estadios de nuestros grandes. Supongo que en el caso de los escenarios de Nacional y Peñarol es para saber cuáles pueden ser las alternativas y seguramente será donde entrene la selección visitante. Supongo, nomás.
Otra visita rápida tiene que ver con las posibles zonas de Fan Fest, que son Kibon, Rural del Prado y Antel Arena. Por otro lado, se visitan algunos establecimientos deportivos como el Complejo Celeste, Los Céspedes y el complejo de Montevideo City Torque.
La delegación es grande, integrada por funcionarios extranjeros que no son conocidos, pero que vienen distintos lugares del mundo en primera clase, a hoteles cinco estrellas y requieren servicios VIP, además de cobrar suculentos viáticos.
Acá fueron recibidos por autoridades máximas de AUF, Secretaría de Deportes e Intendencia de Montevideo. Además, hay una comisión local con un presupuesto interesante que se reúne periódicamente para planificar el 2030.
Quedó claro, con el correr del tiempo, que el partido que acá se jugará fue presentado por lo que yo llamaría una “mentira a medias”. Cronológicamente, será el primer partido del Mundial el que aquí se juegue, pero no va a ser acá donde se realice la inauguración de la Copa.
Como quedó establecido en la sesión especial de FIFA, aunque se informó incorrectamente en América del Sur, el Mundial lo organizarán España, Portugal y Marruecos. Lo que se otorgó a Conmebol fue la realización de tres partidos como “celebración del centenario de la primera Copa”.
Esos tres partidos “celebración”, según FIFA, a los que Conmebol engañosamente denomina partidos “inaugurales” se jugarán uno en Montevideo, uno en Argentina y uno en Paraguay. Ya hemos tratado de entender el porqué de las elecciones de los países. El caso de Uruguay es clarísimo, y será en el Estadio Centenario, porque aquí se jugó la primera final del mundo.
El partido en Argentina no se entiende bien, ya que no creo que los actuales campeones quieran celebrar cómo perdieron una final del mundo hace cien años. Lo de Paraguay es patético y solo se explica por el manejo discrecional e inconsulto de premiar con ese partido al presidente de la Conmebol, que es paraguayo.
A Chile se lo traicionó y por eso la FIFA, ante la queja transandina, decidió otorgarle por segunda vez en su historia la organización de un mundial sub-20. O sea que la Conmebol traicionó a Chile, pero los chilenos fueron a golpear el mostrador a Zúrich y salieron ganando.
Es que tres partidos de fase de grupo en un Mundial de 48 países no parece ser atracción para nadie, mientras que un mundial sub-20 entero cumple mucho mejor con el objetivo que puede tener un país para organizar algo a un costo enorme. Y justamente las exigencias de FIFA exigirán una erogación gigantesca para un partido y nada más.
Siendo 48 los clasificados, lo único que se hizo fue agregar países que futbolísticamente pertenecen al tercer y cuarto mundo del balompié, por lo que no generan ninguna atracción ni siquiera para sus propios hinchas.
Las Fan Fest serán fracasos tremendos durante un mes previo de la nada misma, no vendrán periodistas de ningún lado a la no-inauguración del Mundial ni acá, ni en las sedes de nuestros dos socios que se colaron en el descontrol del reparto populista de lo que sea.
Ya dije en su momento que esto se va a parecer demasiado a la película El baño del papa, con la diferencia que no será fruto de algún iluso que venda su patrimonio para producir tortas fritas que intentará vender a miles de turistas que jamás llegarán y ni hablar de construir obras faraónicas que luego no se podrán mantener. Esto costará cientos de baños como aquel de la película, y se hará con dineros que la FIFA reparte alegremente sin control y con mucho de un apoyo estatal que debería estudiarse cuidadosamente antes de realizarlo.
Lo cierto es que como bien dijo el presidente de AUF, Ignacio Alonso, las nominaciones para esos partidos a jugarse antes que los demás están sujetos a que se hagan las inversiones que exija FIFA. Y eso está escrito en el pliego original de las designaciones que a todo bombo se proclamaron en octubre pasado.
Veremos cómo sigue esto, pero no me parece y lo reitero, que sea bueno que Conmebol haya cedido su sede en la rotación entre seis confederaciones para organizar un Mundial a cambio de tres partidos de los 104 que se van a jugar. En Portugal, España y Marruecos se sonrojan cuando llegan noticias del orgullo forzado por información engañosa que proviene de los no-organizadores de un Mundial en 2030 entre los que nos destacamos nosotros.
Para entender la diferencia entre verdadera inauguración y los partidos de celebración, si en una se contrata a Ricky Martin y Shakira, en las nuestras con suerte tendremos a Los Palmeras (que son muy buenos) y algún artista local que servirá para prestigiar las fiestas entre nosotros.
Cuando un campeonato deja entrar 48 selecciones, los grupos se forman con una selección importante y los demás serán de poca monta corriendo el riesgo que ese primer partido sea ante rivales del estilo de Islas Feroe, Albania, Tonga o Tahití.
Esta Eliminatoria sudamericana quedó debilitada por la clasificación de siete de diez participantes, cayendo los ingresos por precios de las entradas, cantidades de entradas vendidas e ingresos de televisión. Las eliminatorias pasaron a ser casi como fechas FIFA en las que nada que pase es demasiado importante para los más fuertes, como por suerte lo es Uruguay hoy en día.
La próxima eliminatoria será aún peor ya que no jugarán Uruguay, Argentina y Paraguay, que navegarán cuatro años buscando jugar ante Cuba, Nicaragua, País Vasco o lo que venga. Hasta Argentina campeón mundial con Messi y la troupe terminó mendigando dos partidos en Estados Unidos contra El Salvador y Costa Rica.
Al fin de cuentas, esta película, que es la previa a El baño del papa, la estamos viendo en este 2024 y las fechas FIFA se parecen al tedio que por momentos sufrían los protagonistas de la película Whisky en el venido a menos Hotel Argentino de Piriápolis.
Realmente todo esto es tan raro, tan loco, tan insólito, que merecería algún Oscar como premio, ya que no nos tocó nada con La Sociedad de la Nieve.
La terna para premiar al mejor proyecto para arruinar el maravilloso espectáculo llamado fútbol estaría integrada por
a) El VAR
b) Eliminatorias sudamericanos con siete de diez clasificados
c) Un mundial con 48
y de yapa d) 6 países clasificados directos para 2030.
Hollywood no lo puede creer, dice que tanta ficción no puede ser realidad.
Steven Spielberg envidia a Infantino y Domínguez, pero no se desanimará y seguirá produciendo nuevas historias.
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