Cada vez que enfrento la página en blanco y comienzo a pensar el tema, los títulos, por dónde ir, a dónde llegar, llegó a la misma conclusión. La crueldad del fútbol marca que todas las elucubraciones que hagamos precisen siempre la confirmación o no a través de los hechos. Es decir, una pelota en el palo que rebota hacia afuera o hacia adentro marcará si lo que dijimos tan sesudamente tiene o no tiene sentido.
Uruguay comenzó su camino en la Copa del Mundo Sub 20 en Argentina. Para los uruguayos siempre fue una asignatura pendiente que nos cuesta explicar.
Para ubicar a nuestros lectores, mientras Brasil tiene en su camiseta cinco estrellas mundiales, Uruguay cuatro y Argentina tres a nivel de mayores, en juveniles los argentinos ganaron seis mundiales, los brasileños cinco y nosotros…cero.
Nos resulta raro, en copas América lideramos con Argentina en 15 contra 9 de Brasil, en mundiales de clubes Peñarol y Nacional lideran con tres copas apenas empatados por Boca y San Pablo. O sea dos clubes uruguayos, un argentino y un brasileño.
Sin embargo, sabedores de que Uruguay posee una cantera inagotable de futbolistas, que nos distingue y se nos reconoce, algo nos faltó a pesar de haber estado cerca tantas veces.
En La Plata fuimos testigos de dos partidos. A primera hora Inglaterra le ganó 1 a 0 a Túnez. En un estadio con capacidad para 53 mil aficionados, la asistencia detectada incluyendo futbolistas, técnicos, jueces, funcionarios, periodistas, etc., fue apenas de 2.700 personas.
Detectamos un solo hincha de Túnez con una bandera que ocupaba ocho asientos. Del lado inglés un puñado de diez familiares y funcionarios de la embajada.
El resto eran unos 100 uruguayos que llegaron tres horas antes y argentinos. Los argentinos eran grupos de Baby Fútbol, delegaciones de colegios, escuelas o clubes deportivos con decenas de jóvenes que no pararon de silbar a los ingleses, cantar “el que no salta es un inglés” y aplaudir cualquier jugada destacable o no de los tunecinos.
Ese fue el clima en un Mundial en que la entrada más cara cuesta 250 pesos uruguayos.
Salvo cuando juegue Argentina, los estadios lucen semivacíos, cosa que sucede en todos los campeonatos juveniles en cualquier parte del mundo.
En el partido de Uruguay se llegó a 5.100 asistentes, incluyendo los que ya estaban de antes. Muchas delegaciones de argentinos que cantaban contra los ingleses se habían ido y llegaron otras que tomaron una postura neutral para el partido de Uruguay contra Irak.
Los iraquíes eran diez, entre familiares y amigos del plantel, y estaban en el palco principal. El resto del estadio eran los argentinos mayormente invitados y los uruguayos.
Calculo que se llegó a 700 u 800 compatriotas, incluyendo a las familias que llegaron desde nuestro país.
El segundo partido ante los ingleses, el jueves 25 de mayo, permitirá que muchos uruguayos residentes en la Argentina se trasladen a La Plata y los argentinos de La Plata seguramente volverán para esta vez alentar a Uruguay y silbar ingleses. Así es la cosa.
Yendo al fútbol. El fútbol italiano sufre no haber clasificado en los dos últimos mundiales en Rusia 2018 y Catar 2022, pero arrancó con un 3 a 0 parcial contra Brasil, campeón sudamericano, que terminó en un ajustado 3 a 2, pero sorprendió. Aclaro lo de las eliminaciones en mayores de los italianos porque nada es lineal. Algunas cosas salen mal y otras pueden salir bien.
Argentina debutó flojo pero ganando a Uzbekistán por 2 a 1. Los futboleros argentinos no digieren mucho la forma de clasificación de su selección. Aún bajo la euforia del Mundial de Catar, el haber quedado fuera del hexagonal final en una actuación decepcionante los hace autocríticos y desconfiados con lo que pueda pasar.
Sin embargo, volaron como pan caliente las entradas para los partidos de Argentina y los que podría jugar hasta la misma final en caso de seguir ganando.
Ecuador perdió con Estados Unidos, Colombia le ganó a Israel y quedaba saber qué pasaría con Uruguay en lo referente a equipos de Conmebol.
Uruguay
El debut fue auspicioso. Marcelo Broli hizo lo que hace siempre. Mandó a sus futbolistas a presionar arriba, a patear desde fuera del área, a que suban los laterales, a que todos lleguen al área o que se la den al talentoso “Cepillo” Gonzalez con el 10 en su espalda para que invente, obligue a la falta rival y genere confusión en los limitados iraquíes.
El primer gol tardó en llegar, recién casi al final del primer tiempo, pero todos sabíamos que este partido se ganaba. En el segundo tiempo tres goles de cabeza marcaron el 4 a 0. Goles del 9 Ferrari, pero también del zaguero Facundo González que juega en Valencia y del lateral Alan Maturro, que llegó del Génova, muestran un poder goleador que no dependió de Luciano Rodríguez, ya que, extrañamente, esta vez no lució.
Fue muy buena la actuación celeste y como siempre se desata la polémica: ¿jugamos bien porque Irak es flojísimo? ¿O jugamos tan bien que redujimos a los iraquíes a la mínima expresión?
Tal vez ambas cosas fueron ciertas. Pero más allá de todo, a Uruguay le faltó un solo futbolista, Alvaro Rodriguez, que no fue cedido por Real Madrid. Pero como el centrodelantero Ferrari es muy bueno, su ausencia se va a disimular.
El segundo partido ante Inglaterra nos permitirá saber mejor si venimos tan bien o no. El Sudamericano fue muy bueno y estuvimos a 5 minutos de ser campeones.
Para Marcelo Bielsa, que seguramente lo miró ya con otros ojos, este partido es una tranquilidad. El técnico de la Sub 20, Marcelo Broli, ya mostró su capacidad con Peñarol en la Libertadores Sub 20 ganada en 2022 y en el Sudamericano con el vicecampeonato.
Sin dudas Broli hace en la cancha mucho de lo que viene a inculcar Bielsa. Presionar, atacar, rematar, no refugiarse, buscar un gol más, etc.
Algunos dicen que Bielsa es necesario porque nadie en Uruguay sabe salir a jugar como se juega hoy en día. Otros dirán que Broli demuestra que en nuestro país hay técnicos que saben plasmar esa idea. El tema es si todos los técnicos entienden que es la que corresponde de acuerdo al plantel disponible y al rival del momento.
Personalmente no creo que haya que jugar siempre igual, pero, como escribí al comienzo, una pelota que entre o una que no entre determinará quién tiene razón.
Como siempre, el fútbol genera debate, aunque las cosas parezcan evidentes.
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