Al escribir estas líneas, en la AUF están generando reuniones entre los que manejan el dinero para organizar la ingeniería financiera a los efectos de hacer frente a la erogación sin precedentes que significará la contratación de Marcelo Bielsa como director técnico de la selección uruguaya.
Dicen los dirigentes que hay acuerdo económico. En un caso como el de Bielsa eso no es suficiente. El argentino es famoso por sus exigencias de trabajo por lo que hasta que no estén todos los detalles definidos, nada es 100%.
Pero hagamos de cuenta que el contrato ya está firmado.
Consideraciones:
1) Independencia. Con Marcelo Bielsa habrá un técnico con absoluta independencia de todos los estamentos. Esto ya sucedió con Tabárez. Con Diego Alonso quedaron dudas. No porque Alonso no tuviese la suficiente personalidad, sino porque no llegó a la selección con tanta espalda y la aprobación de los futbolistas veteranos dejó abierta la posibilidad de que esa independencia no fuera tan fuerte. También el lugar de concentración elegido en Doha, la cantidad de gente que deambulaba por allí, nos mostró un panorama impensado con el Maestro post 2010. Con espalda ancha nadie se animó a contradecirlo durante más de 12 años. La influencia externa de Lugano que él mismo confirma cada vez que puede, y la influencia todavía interna del capitán Godín no será posible en este proceso. Ni hablar que algún dirigente o contratista pretenda influenciar en lo más mínimo. No es que antes pasara, pero con Bielsa el Complejo estará más que blindado.
2) Antecedentes. Uruguay no es Chile; y mucho menos el Chile que dirigió él entre 2007 y 2011. Cuando Bielsa llegó a dirigir al seleccionado trasandino, el tema era que nunca habían ganado nada. Chile, cuya federación nació en 1895 o sea cinco años antes que la nuestra, vivía bajo la sombra de sus dos rivales rioplatenses que un día sí y otro también ganaban copas de todo tipo y color. Apenas una Libertadores de Colo Colo en 1991 parecía contradecir una historia perdedora. En el 2000, dirigidos por el uruguayo Nelson Acosta, los chilenos ganaron la medalla bronce en los Juegos Olímpicos y comenzaron a creer en sí mismos. Pero fue Bielsa el que les dio el espaldarazo final con toda su sabiduría de la escuela del fútbol rosarino y la grandeza del fútbol argentino. Basados en lo dejado luego de su renuncia en 2011, llegaron las copas de 2015 y 2016 con dos diferentes argentinos como Sampaoli y Pizzi, donde los chilenos ganaron sus primeras dos copas América y en forma consecutiva. Soy de los que cree que el campeón es el campeón y no me parece que yéndose en 2011 las copas de 2015 y 2016 puedan ser atribuibles con tanta fuerza a él.
3) Obsesivo como Bilardo. Todos lo tildan como tal. En mi criterio eso juega a favor. No será un técnico que venga a “robar” la plata ni que esté de paso para cosas mejores. Será su objetivo real y lo sentirá como el más uruguayo. Dedica el día a ver videos, es monotemático y hasta es capaz de ir a vivir al Complejo Celeste, como ya lo hizo cuando en Chile se mudó al Complejo Pinto Durán.
4) Protagonista como Menotti. No me refiero a su personalidad sino a cómo encaran sus equipos los partidos. Así como Menotti apostaba al “tiki-tiki” que conocemos también de Juan Ramón Carrasco, el rosarino saldrá a ser protagonista. Veremos si al seleccionado le sienta bien ese traje. Con la Argentina de 2002 arrasó en las eliminatorias, llegó a liderar el ranking FIFA, pero cuando llegó el mundial peloteó a sus rivales y quedó eliminado en primera fase contando con un equipo plagado de estrellas como Verón, Zanetti, Crespo, Ortega, Batistuta, entre otros. Veremos qué pasa ahora.
5) Orden y respeto como Tabárez. Al blindaje del Complejo Celeste hacia afuera no hay duda que habrá un blindaje hacia adentro en donde los futbolistas respetarán al técnico como sin dudas lo hicieron con el Maestro. Es otro punto a favor.
Conclusiones:
El fútbol es cruel. Su trabajo con nuestra selección será juzgado por los resultados. En el horizonte hay tres desafíos. El objetivo Eliminatorias, que hasta ahora era el más importante, pasó a ser el más débil por el desatino de FIFA de organizar un mundial con 48 selecciones al cual irán prácticamente 7 de 10 sudamericanos, lo que significa que “iremos todos”. Donde podremos juzgar su trabajo será en la Copa América 2024 que se jugará con 16 selecciones en Estados Unidos y en la Copa del Mundo 2026 que se desarrollará en México, Canadá y también USA.
Cuando sus admiradores hablan de Bielsa, dejan de lado el dato estadístico de un palmarés con pocas copas. Ganó con Newell’s y Velez campeonatos argentinos en 1992 y 1998. Con Argentina ganó el oro olímpico en 2004. En sus últimas 20 temporadas ganó apenas un ascenso en Inglaterra. Cuando dirige a otros nos parece que lo importante es cómo juega, lo que propone y no el resultado.
Mi experiencia dice que en particular para los uruguayos y en general para los equipos con títulos en sus vitrinas, eso no alcanzará.
Uruguay viene de ser protagonista en tres de los últimos cuatro mundiales. Semifinalista en Sudáfrica 2010, eliminando a Inglaterra e Italia en Brasil 2014 y al Portugal campeón europeo de CR7 en Rusia 2018. Uruguay ganó su Copa América 15 en Argentina 2011. El fútbol uruguayo ha llegado a finales del mundo en sub 17 en 2011 y sub 20 en 2013, ha ganado el oro panamericano en Toronto 2015, sudamericano sub 20 en 2017 y dos Libertadores de la categoría juvenil con nuestros grandes equipos.
Nuestra camiseta tiene cuatro estrellas mundiales en su escudo y 15 copas continentales en las vitrinas desde antes.
Uruguay no es Chile, ni el de 2011 ni el actual. Tampoco se le tolerará que con grandes futbolistas quedemos fuera en primera fase de un mundial como Diego Alonso en Catar, pero también como Bielsa con Argentina en 2002, ni que repita una mala Copa América como Uruguay en las últimas ediciones.
Creo que Bielsa es un gran técnico, que puede sumar mucho, pero de ninguna manera significa que en Uruguay no tengamos técnicos capaces. Hasta que no cambien las reglas del fútbol festejaremos hacer más goles que los rivales y ganar copas. Lo demás es puro cuento.
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