No por esperada es que haya generado menos dolor la muerte del presidente del Club Nacional de Football. Con su forma de ser, José Fuentes se había ganado la simpatía generalizada en el microclima de fútbol. Hay estilos y estilos en la manera de conducir los destinos de una institución y más cuando se trata de un club grande de nuestro país.
El presidente de Liverpool, José Luis Palma, declaró algo que me pareció interesante. Según él, los protagonistas que no logran brillar, que no logran incomodar a nadie, suelen ser los más queridos. Pero este no era el caso. Un presidente del club que convoca a la mitad del país, en algo tan pasional como el fútbol, automáticamente genera resistencia en la otra mitad. En natural. Pasa lo mismo en la política. No se puede tener unanimidad de elogios si alguien está en la lucha permanente y sus triunfos significan la derrota de otros.
Pero Fuentes tuvo la virtud de cumplir con varias premisas que lo colocaron en una situación inusual de cariño popular.
Por un lado, fue clave para pacificar la interna de Nacional, pasando de oposición a ser gobierno y generar un clima de trabajo que le permitió a su club, desde antes de asumir, una gobernabilidad que ayudó a poder enfocarse en lo importante.
Por otro lado, su relación con Peñarol fue siempre honesta, directa, sin concesiones, pero sin agravios, manteniendo siempre buena relación con sus pares aurinegros.
De hecho, el presidente de Peñarol Ignacio Ruglio declaró: “No vine por protocolo, vine porque quería estar en su despedida por reconocerlo una gran persona”. Por su parte el expresidente mirasol, Juan Pedro Damiani, dijo: “Siempre que alguien muere parecer que era bueno, pero en este caso es la pura verdad”.
En el discurso de despedida realizado por el dirigente, funcionario, historiador y memoria viviente de Nacional, el Dr. Hernán Navascues, el cierre fue lo más elocuente de la jornada. Parafraseando al escritor Ernest Hemingway expresó: “No preguntes por quién doblan las campanas, porque hoy las campanas doblan por ti José Fuentes, presidente de Nacional”.
En Nacional es la primera vez que fallece un presidente en ejercicio de sus funciones.
Vienen a la memoria lo que yo creo fueron los dos únicos casos similares, pero en Peñarol. En la madrugada del 24 de enero de 1973 fallecía de un infarto el Cr. Gastón Guelfi. Su última acción de gobierno unas horas antes había sido la firma del contrato de Fernando Morena de River a Peñarol, lo que significaría el comienzo de una era de records y glorias aurinegras. Había presidido la histórica década del 60 en la que Peñarol fue potencia mundial.
El otro caso ocurrió también en la madrugada sábado 25 de agosto de 2007 y fue el Cr José Pedro Damiani. Protagonista de casi cuatro décadas en Peñarol, su velatorio se realizó el domingo 26 en el Palacio Peñarol “Cr. Gastón Guelfi”. Recuerdo con precisión los hechos ya que, en ese mismo feriado nacional, falleció mi padre, socio vitalicio de Peñarol y gran fanático del fútbol.
Volviendo al tema de José Fuentes, es toda una curiosidad que, siendo un empresario de nota, haya realizado el curso de entrenador. Eso le daba más valor a su opinión sobre los jugadores, lo que sucedía en la cancha y el olfato para tomar decisiones sobre técnicos y contrataciones.
Jugó al fútbol en equipos y divisionales menores, también en la Liga Universitaria y dirigió hasta equipos de Baby Fútbol.
De todas maneras, un hecho será el más recordado de su pasaje como dirigente y en especial como presidente.
Un día vimos atónitos cómo Luis Suárez reclamaba en una cadena de TV internacional: “Me duele que nadie de Nacional me haya invitado a volver al club, yo sé que es difícil, pero al menos debieron preguntar, a uno le gusta sentirse querido… pero ya es tarde, ahora que no me llamen”.
El tema se viralizó en el mundo entero. Los hinchas de Nacional comenzaron una movida inédita con el hashtag #SuárezANacional.
La frase con reclamo del gran goleador y la actitud de los hinchas ponía a la dirigencia liderada por Fuentes en una situación difícil. Para algunos anónimos tuiteros, la directiva había estado omisa por no haberlo convocado.
Visto de afuera era absurda esa acusación, pero como ya se sabe, es muy complejo discutir con redes sociales anónimas.
Ahí fue que el presidente José Fuentes tomó una postura activa de antología. Sin pedir permiso, sin avisarle a Suárez, se tomó un avión a Madrid. Ese día el goleador terminaba su estadía en la capital española y estaba empacando toda su mudanza para volver a Barcelona donde tiene su casa.
José Fuentes bajó del avión y se quedó dos horas en el aeropuerto esperando que el futbolista le respondiera su mensaje. Si Suárez se iba a Barcelona, Fuentes en el mismo aeropuerto de Barajas embarcaría a su encuentro.
Un par de horas de tensa espera y llegó la llamada de Lucho que lo invitó a ir a su casa sobre el final de la tarde.
La charla duró apenas 30 minutos, pero Fuentes se fue con la sensación de haber logrado el objetivo a pesar de que el salteño le pedía 48 horas para responder.
Además, en el caso que Suárez no quisiese volver al Uruguay, nadie podría reprocharle nada al presidente. Y si, como aconteció, el máximo artillero de la historia celeste decidiese volver los hinchas y socios tricolores, le adjudicarían por siempre esa gran victoria.
Todo salió bien, Suárez volvió, respondió con goles, le anotó a Peñarol, ganó el clásico y salió campeón uruguayo. Fueron tres meses de vértigo y de poner a su querido Nacional en el mapa mundial gracias a la presencia de una figura universal a la que su viaje permitió sellar.
Así se escribe la historia, así se escriben las historias, y fue así que José Fuentes hace menos de un año comenzó sin saberlo a cerrar una vida dedicada a su familia, el estudio, el trabajo y su querido Nacional.
Ya jubilado, una de las cosas que destacó para presentarse a las elecciones que ganaría fue que disponía de todo el tiempo del mundo.
Con 69 años que parecían menos, con mucho para dar aún, pero con mucho hecho a lo largo de su vida, dejará por siempre el recuerdo en todos los que lo conocieron.
Igual, para la gran mayoría será por siempre “el presidente que trajo de nuevo a Luis Suárez a Nacional”.
Claro Dr. Navascues, permiso Ernest Hemingway, esta vez es claro que las campanas doblan por José Fuentes, presidente de Nacional.
TE PUEDE INTERESAR