La clasificación de Peñarol entre los cuatro mejores de la Copa Libertadores de América despierta varios análisis.
En primer lugar, hay que destacar lo que tiene que ver con Peñarol. Impuso algunos datos estadísticos que merecen ser destacados. A saber:
Completó 6 partidos ante Flamengo en la historia de este torneo y mantuvo el doble invicto. Nunca perdió y ni siquiera recibió un gol. Repasemos los resultados:
1) 1982. Peñarol 1 Flamengo 0 con gol de Vargas en el Estadio Centenario.
2) 1982. Flamengo 0 Peñarol 1 con gol de Jair en Maracaná.
Observaciones: Flamengo era el campeón de América y del Mundo en 1981 y esos títulos pasaron a manos del Peñarol de 1982 tras jugarse el triangular que incluyó a River argentino. Peñarol ganaría la copa con el recordado gol en la hora de Fernando Morena ante Cobreloa en Santiago de Chile.
3) 2019. Flamengo 0 Peñarol 1 con gol de Viatri en Maracaná.
4) 2019. Peñarol 0 Flamengo 0.
Observaciones: fue en fase de grupo y Peñarol quedó eliminado por diferencia de goles, mientras que Flamengo se coronó campeón de América.
5) 2024. Flamengo 0 Peñarol 1 gol de Cabrera
6) 2024. Peñarol 0 Flamengo 0.
Observaciones: fue en cuartos de final, mano a mano, y Peñarol clasificó a semifinales.
Es importante destacar que este Flamengo, cuyo plantel está valuado en 240 millones de dólares, cuenta con futbolistas de cuatro selecciones sudamericanas, incluyendo a cuatro uruguayos habitualmente utilizados por Bielsa. El plantel de Peñarol está valuado en 35 millones de dólares y no tiene ni un solo jugador de ninguna selección, incluyendo la uruguaya.
El resumen nos da seis partidos jugados, con cuatro victorias y dos empates. Lo más curioso o meritorio es que los tres partidos jugados en Maracaná fueron triunfos aurinegros, siempre por 1 a 0, en tiempos del Peñarol campeón de América y del Mundo, pero también en estas épocas en que los mirasoles llevan 37 años sin poder salir campeones y desde 2011 ni siquiera habían podido pasar la primera fase. Por el contrario, Flamengo en las cinco copas anteriores fue nada menos que tres veces finalista y fue dos veces campeón, siendo sin dudas el mejor equipo del continente de la última década.
El regreso de Peñarol entre los cuatro mejores de América también dispara otros datos que ponen en contexto su importancia.
En 2017 la Conmebol realizó las últimas modificaciones al reglamento, que comenzaron en los años 90 y se fueron intensificando con una sola motivación: asegurar que lleguen más argentinos y brasileños a las fases finales y evitar que los más débiles arruinen fiestas. Pues bien, se subió a 47 los participantes en la copa, con 14 o 15 argentinos y brasileños contra apenas cuatro de cada uno de los países restantes. Un detalle que no es menor es que todos, menos argentinos y brasileños, deben comenzar a jugar fases previas para ir “depurando” los 32 que de verdad la juegan a partir de la fase de grupos. Los argentinos y brasileños esperan tranquilos a los demás. Para entender el efecto que esto tiene en el armado de las definiciones, observemos que durante décadas el reglamento prohibía terminantemente que clubes del mismo país jugaran finales, obligándolos a eliminarse entre sí cuando llegaban a semifinales. El tema es que eso funcionó mientras jugaban dos por país. Pero ya no.
Los resultados recientes hablan por sí solos.
Desde 2017 se definieron siete copas y estamos en las semifinales de una octava edición. Campeones desde 2017: seis brasileros y un argentino (River en aquella final en Madrid ante Boca). Vicecampeones desde 2017: cuatro argentinos y tres brasileros.
O sea, nadie que no sea de los países “bendecidos” por una reglamentación absurda figura en una final.
Semifinalistas desde 2017: sobre 32 cupos en 8 copas, 29 argentinos/brasileros y solamente 3 de los restantes 7 países. Los “colados” son solamente el Barcelona de Guayaquil en 2017 y 2021, además de Peñarol para Uruguay en este 2024. Nada más que 3 cupos en 32 en semifinales. El poderío económico brasilero y también de River y Boca, sumado a la ridícula cantidad de cupos ha logrado arruinar todo.
Ahora bien, quienes me siguen en distintos medios y en especial en esta página saben que vengo sosteniendo desde hace tiempo que el fútbol de clubes a nivel de campeonatos nacionales, continentales y mundiales está determinado absolutamente por lo que he dado en llamar la ley transfermarkt de la vida.
La brecha entre grandes y chicos se ha ido agrandando, más allá de los artilugios reglamentarios que se usan descaradamente a nivel de organizaciones como Conmebol, UEFA, FIFA, etc, para resguardar a los poderosos de incómodos equipos que puedan interferir. Es por ello que los números en Libertadores muestran supremacía económica brasilera, con la única oposición a veces debilitada de River y Boca y nada más. No es casual que a nivel de mundiales de clubes los europeos han ganado las últimas 12 copas de clubes mientras los sudamericanos, casi siempre brasileros apenas pudieron hacer un gol desde el ya lejano título ganado en 2012 por el Corinthians de San Pablo.
Como he sostenido reiteradamente para ser campeón de América hay que tener un plantel que oscile entre 100 y 250 millones de dólares, para ser campeón de la Champions es necesario entre 700 y 1200 millones de dólares. Mencionado esto como ayuda memoria, hay gente que me echa en cara mi supuesto error de pronóstico con frases como “¿Qué vas a decir ahora con transfermakt cuando Peñarol le ganó a Flamengo?” etcétera.
Pues bien, como digo siempre, no pueden aprender en un día lo que no atendieron en clase en todo el año. Nunca dije que un partido suelto o un mano a mano en fases eliminatorias no puede tener una sorpresa.
Lo que sí he dicho que para ser campeón no hay sorpresas. Para ejemplificar, el flamante campeón del interior, Porongos, con el plantel actual no podría ganar el campeonato uruguayo en caso de participar. Precisaría reforzarse y mucho. Esos milagros ya no existen.
En definitiva, he sostenido que nunca más saldrá campeón de la Libertadores un equipo uruguayo. Es cierto que Peñarol está a solamente tres partidos de lograrlo. Pero si pierde en la final, como le pasó en 2011 no se modificará la sequía que arrancó en 1989 y se profundizó en los años 2000 y sobretodo en los últimos 10 años.
También es cierto que Diego Aguirre en lo personal y Peñarol en lo institucional tienen detrás una historia que avalaría la esperanza de esperar milagros. Nadie más que yo quisiera estar equivocado. Pero Botafogo y tal vez River de local intentarán que eso no suceda.
Por último, para los que se “quejan” de mis predicciones basadas en el dinero, a Peñarol contra Flamengo le pronostique 20% de chance. O sea que no era imposible. Pero si Peñarol hoy tuviese que jugar contra Real Madrid o Manchester City una final del mundo la chance sería 0, como lo ha sido en los últimos 12 años. No solamente para Peñarol, vale para Botafogo o River o cualquier sudamericano.
De hecho recordemos que el año pasado Fluminense como campeón de América jugó contra Manchester City sin Haaland y a los 20 segundos perdía 1 a 0 y terminó aplastado por 4 a 0. No hay chance. Eran 1000 millones contra 150.
La semana que viene analizaremos el clásico. Será sin duda apasionante.
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