Así lo presentó el club en las redes. Con bromas, provocaciones, chanzas y referencias hacia los periodistas argentinos que daban por hecho el pase del 8 aurinegro a River para este 2025.
La jugada de la dirigencia mirasol es histórica. En términos numéricos nunca un club uruguayo había pagado una cifra de este tamaño. Enseguida vino a la memoria de todos lo que fue el regreso de Fernando Morena en 1981 tras su alejamiento a España en 1979, en donde jugó primero en Rayo Vallecano y luego en Valencia. El máximo goleador de la historia de Peñarol fue vendido por 600.000 dólares y recomprado por 1.200.000 dólares dos años más tarde.
Pongamos en contexto lo que sucedía en aquella época. En Uruguay como en Argentina se vivía una situación de plata dulce o el famoso “dame dos” que permitía sentir que el mundo no era caro para un uruguayo de clase media para arriba. Todo cambiaría a final de 1982, cuando a pocas horas de ganar la Libertadores y la Intercontinental se rompería la tablita que regulaba el precio del dólar. Pero esa es otra historia.
Lo cierto es que hay que tener muchas cosas en cuenta. El pase de Morena en 600.000 dólares fue récord para nuestro país y las cifras no deberían compararse por el valor de la moneda norteamericana ni por la evolución que ha tenido en estas décadas como gusta analizar a los economistas. Para tener una idea, Boca compró a Diego Maradona en 1981 en 2 millones y medio de dólares. Hoy en día uno de los mejores del mundo ronda los 200 millones. O sea que un Morena podría tasarse en 100 millones, que es en términos relativos lo que pagó Peñarol para recuperarlo.
En aquel momento se hizo una campaña popular que se llamaba “A Morena lo traemos todos” que incluyó bonos cooperadores y un partido amistoso contra el Valencia con entradas mucho más caras que lo habitual a los efectos de recaudar. El tema fue que se vendieron 25 mil entradas ya que no todos podía pagar esos precios.
La recaudación total de las colectas y bonos cooperadores fueron insuficientes y años después el Cr José Pedro Damiani, que era el tesorero, dijo irónicamente “A Morena lo trajimos todos pero lo pagué yo”.
Lo cierto es que los 7.500.000 por el 80% del pase son más que 1.200.000 por Morena del 81 pero si actualizamos en base a los parámetros que manejé en esta nota no da ni para comparar. Traer a Morena era como repatriar a Valverde pagando a Real Madrid.
Entonces, siguiendo con contexto de época, es necesario explicar a qué tipo de Peñarol vino Morena hace casi 44 años. Si bien en este momento está planteado el debate entre los propios hinchas aurinegros y se manejan las dos bibliotecas sobre el tema, me parece necesario generar análisis, compartir datos y abrir la puerta a la imaginación de lo que puede pasar a partir de esta noticia rimbombante.
La biblioteca optimista festeja el triunfo de la propuesta mirasol contra la de River. Además, sus partidarios sueñan con un año similar al que les hizo vivir Fernando Morena en 1982, ganando la triple corona con el Uruguayo, la Libertadores y el Mundial de clubes.
La biblioteca pesimista, o como diría el Dr. Alfredo Etchandy “realista”, marca algunos detalles que deberían tomarse en cuenta.
En primer lugar, recordemos qué tipo de plantel tenía Peñarol en ese año 82. Repasemos el equipo titular: el arquero Gustavo Fernández había sido mundialista en 1974, Diogo era campeón de la Copa de Oro 1981 y fue campeón sudamericano juvenil en el 79, Olivera fue campeón de América con Uruguay un año después en el 83, el Tano Gutiérrez era jugador de selección y ganaría la Copa América 1983 (también la del 87), habiendo sido antes campeón sudamericano juvenil 1981 y Juan Vicente Morales fue jugador de selección. En el medio jugaban Mario Saralegui, que además de ser de selección fue campeón sudamericano juvenil 1977, ganaría la Copa América 83 y luego mundialista en el 86, Miguel Bossio que ganaría la Copa América 1983 y sería mundialista en el 86 y el brasileño Jair que jugó y perdió la final de la Libertadores de 1980 para el Inter de Porto Alegre contra Nacional y era jugador de selección brasileña. Arriba estaban Ernesto Vargas que fue campeón sudamericano juvenil en 1979 y campeón de la Copa de Oro en el 81 y Venancio Ramos que fue campeón sudamericano juvenil en 1979, siendo clave para ganar la Copa de Oro 1981 y volvería serlo en la Copa América ganada en 1983 además de mundialista en el 86.
Hoy en día Peñarol no tiene un solo jugador de selección uruguaya. Lo más cercano serían los campeones mundiales sub-20 Damián García e Ignacio Sosa. Otros como Camilo Mayada en River argentino o Guillermo de Amores en juveniles lograron destaque hace demasiado tiempo. Ni siquiera Leo Fernández ha sido seleccionado a nivel de mayores y su participación en el Fluminense campeón de la Libertadores 2023 fue casi nominal.
Eso le da más valor a lo logrado en 2024 para llegar a la semifinal de una Libertadores, pero lo aleja de una chance real de ganar la sexta como el 5 a 0 del primer partido ante Botafogo. Si bien es cierto que fue un partido raro en donde unos pocos minutos fatales definieron todo, esto habla del riesgo que se corre cuando se enfrenta un plantel que se cotiza siete veces más.
La apuesta de mantener a precios fuera de nuestro mercado a Leo Fernández es arriesgada. Si la idea es asegurarse el campeonato uruguayo la inversión es cara, ya que vivimos un fútbol en donde se arranca la competencia con el 50% de chance de ser campeón. Es un fútbol de dos, o sea que es bravo y a veces innecesario hacer grandes inversiones.
Si la idea es pelear la Libertadores entiendo que un solo jugador de gran valor es insuficiente. Por citar un ejemplo, River hizo saber que dispone de 52 millones de dólares para contrataciones. En este caso se plantó en 6.500.000 dólares y se enfocó en otros futbolistas. Podríamos decir que los millonarios de la banda roja se están reforzando con seis o siete “Leos Fernández” en diferentes posiciones de la cancha. Y ni siquiera así puede garantizarse que los argentinos puedan lograr el objetivo ante los poderosos brasileños que irán con billeteras más poderosas por la copa.
Un solo jugador no alcanza. Nunca alcanzó. Maradona ganó con Nápoles la Copa UEFA, no la Champions. Ganó uno de 4 mundiales como Messi ganó recién la última copa del mundo de las cinco que jugó con jeques y penales mediante. Si un jugador bastara Mbappé hubiese ganado la Champions en PSG y Noruega clasificaría a los mundiales o ganaría la Eurocopa con Haaland. Pero eso no sucede. Grandes copas se ganan con grandes planteles. Cinco o seis titulares de primera línea y un banco lleno de grandes recambios en un fútbol con cinci variantes permitidas.
Pensé que Peñarol no se animaría a llegar a los 7.500.000 de dólares. Me equivoqué. Seré el primero en festejar hasta la afonía si Peñarol de la mano de Leo Fernández gana la Libertadores 2025. Como siempre digo, la crueldad de los resultados dirá si fue o no buen negocio. Es indudable que un Peñarol campeón de América y del Mundo con goles de Leo convertirá a la cifra pagada en una bicoca.
No voy a ser tan severo, creo que Peñarol deberá llegar como mínimo a semifinales de nuevo para que no sea fracaso y ni hablemos si en el camino elimina a Nacional. O sea que no digo que solamente será entendible lo hecho si se gana la Libertadores, pero lo que sí digo que el riesgo es grande.
Veremos…
TE PUEDE INTERESAR: