“Peñarol demuestra lo bajo que está el fútbol uruguayo, siendo que ganó el campeonato local con luz, pero perdió los tres partidos en la Sudamericana”.
Si eso fuera determinante… ¿cómo explicamos entonces que Nacional –que por razones obvias no lidera en el Apertura, sino que además perdió el Clásico– esté primero invicto en la Libertadores que a su vez es un torneo más exigente que la Sudamericana?
La liga uruguaya es de las más flojas de Conmebol, es cierto. Se debe a que los mejores se van jóvenes, los que vuelven ya no están para estos trotes y los extranjeros contratables no son de élite o, si lo fueron, ya están a punto de retirarse. No ganaremos más copas seguramente internacionales en clubes, pero tampoco podemos aceptar que perderemos siempre con similares. De hecho no sucede.
Razones del fracaso
¿Por qué no ganamos con los clubes a nivel internacional?
“No ganamos porque marcamos mal, definimos peor, no apostamos a ser protagonistas, nos conformamos con el torneo local”.
Pues bien, hagamos un repaso. El domingo por la mañana en el Polideportivo de Canal 12 invitaron al exfutbolista José “Pepe” Herrera. Casi a la misma hora, en Punto Penal en Canal 10, estaba invitado Rubén Paz. Los colegas presentes les hicieron las preguntas de rigor.
Obviamente, si Peñarol anda espantoso en Sudamericana siendo campeón del Apertura, eso mostraría el nivel uruguayo; pero si Nacional o Danubio lideran en sus grupos a pesar de no haber hecho un buen torneo local, serían apenas casualidades. Así lo ven algunos. No me sumo a esta visión.
El tema es que tanto Herrera como Paz apuntaron a argumentos similares para explicar lo de Peñarol en particular y la sequía de títulos internacionales clubistas en general.
Ambos exfutbolistas dieron ejemplos de sus propias carreras.
En el caso de Herrera, contó que el mismo plantel joven que apareció con fuerza en el Peñarol de 1985, dirigido por Máspoli, jugó dos copas Libertadores antes de ser campeones de la mano del Maestro en el 87.
El agravante fue que la copa del 86 fue la peor de la historia hasta ese momento de la gloriosa historia del club. Ganaron un solo punto en seis partidos ante Wanderers, Boca y River; apenas un empate contra Boca cuando ya estaban eliminados. Peñarol quedó último en la tabla global de toda América.
Un año después, en el tercer intento, con la misma base juvenil, pero con tres temporadas de experiencia, con participación de varios de aquellos jóvenes en la selección uruguaya campeona de América en Buenos Aires y tras eliminar a Maradona campeón del mundo unos meses antes, se consagran también campeones en Santiago de Chile.
Era un plantel que apenas tenía algunos refuerzos que lejos estaban de ser estrellas mundiales, como el “Zurdo” Viera, y después casi los mismos, pero con mayor edad o sea con más experiencia, rodaje y conocimiento. Gustavo Matosas, el “Chueco” Perdomo, la “Guacha” Domínguez, “Dito” Da Silva, el “Pollo” Vidal son algunos que como Herrera intentaron primero en el 85, volvieron a fracasar en el 86 hasta ser campeones en el 87.
Rubén Paz, por su lado, dio un ejemplo aún más impactante. Llegó al carbonero desde Artigas y jugó las Libertadores de 1977, 1978, 1979, quedó eliminado ante Nacional tras la Liguilla en 1980 y volvió a jugarla en 1981. La base juvenil de Víctor Hugo Diogo, Mario Saralegui, Venancio Ramos, Juan Vicente Morales, Miguel Bossio e incluso Ruben Paz que jugó las cuatro copas y no pudo ganar ninguna, además de no clasificar a lo que hubiese sido la quinta.
En el caso de Paz, fue la gran transferencia previo a la Copa del 82 que ganaría Peñarol. Pero su pase llevó al Inter de Porto Alegre a cederle a Jair Goncalvez, vicecampeón de América en el 80 ante Nacional y jugador nivel de selección brasileña, además US$ 500 mil que en esa época eran una fortuna.
En resumen, el plantel que venía armándose con jóvenes surgidos en exitosos ciclos juveniles de campeonatos ganados por Uruguay quedó a punto para ir de la mano de Hugo Bagnulo de Peñarol y consagrarse campeón de América y del Mundo. Para colmo, Fernando Morena y el “Indio” Olivera jugaban la Copa desde 1973, o sea que tras nueve o diez intentos recién fueron campeones en la parte final de sus carreras.
¿Cuál es la chance hoy en día que un juvenil del nivel de aquellos compañeros de Herrera o Paz, pueda mantenerse más de seis meses en primera división sin ser transferido?
Podremos intelectualizar el fútbol y buscar temas estrictamente futboleros para explicar la diferente realidad actual, pero lo económico parece ser determinante y punto. En los 80 jugaban tres, cuatro y hasta diez copas hasta que ganaban UNA. Hoy se van en medio de la primera copa si son buenos o los dejan libres si son malos….
Atacar, rematar, pasarla bien
Las estadísticas de los partidos que jugaron los grandes en copas la semana pasada reavivan la polémica que divide a muchos uruguayos. ¿Cómo hay que jugar para ganar? ¿Con la “nuestra”, apelando al 4-3-3, defendiendo bien y buscando el contragolpe? ¿O atacando y presionando arriba desde el comienzo, teniendo el balón, siendo protagonista?
Peñarol le ganó a Defensa y Justicia en todo. Posesión del balón (57 a 43%), remates (22 a 11), cantidad de pases (381 a 304), precisión (74 a 71%), tiros de esquina (3 a 2)… en todo abrumadoramente y siendo visitante. Menos en el score: 1 a 4. Derrota, último en el grupo y quedando 63 entre los 64 que juegan copas.
Nacional perdió con Inter de Porto Alegre en todo. Posesión del balón (29 a 71%), remates (11 a 21), cantidad de pases (237 a 585), precisión (64 a 86%), tiros de esquina (1 a 11)… en todo abrumadoramente siendo visitante. Menos en el score: 2 a 2 con sabor a victoria y liderando invicto el grupo con 2 puntos de ventaja sobre el cotizado equipo brasileño.
No es una excepción, no es que se dé siempre, pero es claro que hasta que no cambien las reglas del fútbol, ganará el que hace más goles y será campeón el que gane más puntos.
Hay muchos y variados caminos para conseguir la victoria.
Lo demás es puro cuento. Estoy convencido de que a los uruguayos a todo nivel nos resulta más fácil, cómodo y efectivo lo que hace Gutiérrez.
Es un lindo debate para otra columna, pero esta semana volvió a triunfar el pragmatismo. Si soy menos en lo previo, juego “a la uruguaya” y arruino fiestas.
Los que dicen que privilegian el “cómo ganar” aunque arriesguen la victoria, que le pregunten a los hinchas de verdad qué prefieren. Lo demás es circo para turistas japoneses que acá no vienen.
TE PUEDE INTERESAR: