El Club de Bochas Los 33 nació hace 91 años en la zona de Veracierto y Camino Carrasco. La llegada de la pandemia pasó factura y la actividad se vio perjudicada. Sin embargo, la dirigencia apuesta a recuperar las raíces, fomentar la disciplina y traer al barrio puertas adentro.
Es difícil pensar en una cancha de bochas sin una cantina a su lado. Es difícil pensar en esta disciplina sin recurrir a conceptos como concentración, colectividad, compañerismo o barrio; popular en todos los países, las bochas es un deporte que se niega a perder su esencia.
Originada en Italia, la disciplina adquirió rápidamente gran renombre en todos los territorios con una importante influencia inmigrante de ese país europeo, y Uruguay no fue la excepción. Hoy el juego de bochas tiene cuatro estilos: petanca, zerbín, raffa volo y combinado.
A menos que se acuerde diferente, los partidos son a 15. En cada mano un equipo suma tantos puntos como bochas tenga más cerca del bochín que la más próxima de los rivales; el otro equipo, en tanto, no suma nada. Cada equipo cuenta con seis bochas. Es un deporte de estrategia.
Uruguay ha sido premiado numerosas veces en la disciplina y el nivel es bueno, pero actualmente ha bajado su participación internacional, entre otras cosas porque a nivel local es una disciplina amateur y fuera, aunque no puede hablarse de profesionalismo, se avanzó mucho, por ejemplo, en Argentina y Brasil.
En su momento Uruguay supo ser uno de los grandes en Sudamérica. Según datos de la Confederación Panamericana de Bochas, nuestro país roza los terceros puestos en las tablas generales, considerando los torneos de 2015 a 2019. Uruguay logró oro en tiro de precisión en el Panamericano Sub-23, en 2017; en tercetos en el Panamericano Masculino de 2017; y también en tiro de precisión en el Panamericano Masculino, en 2018.
Además, fue bronce en varios Panamericanos, como en el Femenino de Chicago de 2019, el Femenino de Colonia Valdense de 2018, el Sub-23 de Brasil y el Sudamericano Masculino de 2015 en Mar del Plata. A su vez logró la medalla de plata en el Panamericano Masculino 2017 de Colonia Valdense.
Parte de la historia de la bocha en nuestro país está el Club de Bochas Los 33, nacido el 8 de febrero de 1930 en la ciudad de Montevideo, más precisamente en la esquina de Camino Carrasco y Veracierto. Luego se mudó algunos metros para ampliar sus instalaciones y se ubica en Veracierto 2576.
Se reconocen como fundadores a ocho jóvenes: Roberto Cardelino, Juan José Chiappe, Domingo A. Gazzo, Juan Pedro Gazzo, Ignacio Ezeiza, Cornelio Mallada, Agustín Martínez y Francisco Rebella. El nombre elegido buscó homenajear lo ocurrido el 19 de abril de 1825.
Más de 90 años después de su fundación el club sigue en pie, ya no con reuniones multitudinarias, pero sí con la misma pasión y entusiasmo de sus orígenes, centrándose en el deporte por el que nació: las bochas.
Hasta las últimas cifras registradas, Los 33 contaba con entre 400 y 500 socios, que en su gran mayoría eran vecinos de la zona; sin embargo, la llegada de la pandemia lo cambió todo, y el hecho de haber pasado una temporada con sus puertas cerradas alejó a parte del público.
Esta situación, contrariamente a generar un efecto negativo en sus dirigentes, ha sido el motor que los impulsa a continuar, con la esperanza de volver a ser –o acercarse- al club que fue. Vinculado a este asunto es que La Mañana entrevistó a Fernando de Pizzol, actual presidente del club y quien llegó al cargo con la pandemia en plena explosión.
Lo que la pandemia nos dejó
A las 11:00 de la mañana de un sábado cualquiera el ambiente ya está movido en la cantina que lindera la cancha de bochas Juan E. Vanelli, del club Los 33. Los clientes –que parecen una gran familia–, le indican al cantinero qué bebida tomarán, en tanto, las mesitas se van armando para disputar un par de partidos de truco.
Es imposible quitar la vista de tantas copas, placas y reconocimientos que, con orgullo, recubren las paredes, columnas y vitrinas del lugar.
A esa hora aún no se practica bochas, pero sí se empieza a mover el pool y las cartas. “Las bochas arrancan después de las 18:30, todos los días se practica, aunque los sábados flaquea la concurrencia”, cuenta De Pizzol, que además de ser presidente de la institución es un jugador de bochas de extensa trayectoria.
El entrevistado asegura que la cantidad de jugadores ha bajado en gran manera, y agrega que es un club en el que siempre se ha integrado a la mujer en la disciplina, aunque actualmente solo se tienen unas cinco jugadoras. Si bien en el imaginario colectivo este deporte es vinculado con personas mayores, quienes participan suelen ser de mediana edad, y se tiene alguna excepción de jóvenes que rondan los 20 años.
En 2020 y 2021 se suspendieron los torneos nacionales, sin embargo, se está jugando un campeonato especial en tres categorías de terceto. “No es lo que se hace habitualmente, pero por la pandemia fue la opción que encontramos para poder salir un poco de este momento”, dijo De Pizzol.
Los partidos se disputan de locatarios y visitantes, en general, una vez por semana. Se juegan dos partidos en la cancha del visitante y tres de local, o al revés. Hoy están participando 14 equipos, pero es una federación que tuvo más de 100. “Ha ido mermando la participación de los clubes por un tema económico. Son clubes que, generalmente, se mantienen con la cantina, pero con las medidas sanitarias se limitaron algunas costumbres que solían ser fuentes de ingreso”, explicó.
La última etapa antes de la pandemia fue muy buena para el club, destacándose desde 2017 a 2019 con un tricampeonato. Además, con los tercetos, ganaron dos a nivel nacional y un vicecampeonato.
Sin dar en el clavo
De Pizzol reconoció que, más allá de la pandemia, el interés por la bocha ha bajado. Pero entiende que no se debe al deporte en sí, sino que considera que el tema se vincula “a la cabeza de la Federación Uruguaya de Bochas que no ha logrado dar en el clavo para arrimar a la gente”. Aunque, agregó, la sociedad ha cambiado mucho.
“Recuerdo que cuando era chico salía de la escuela, hacía los deberes y después me iba al club y arrancaba con el futbolito, billar, ping-pong, o lo que hubiera. Pero en estos momentos los chicos están apuntando a otras cosas más tecnológicas, entonces se practican poco esas disciplinas”, relató.
Sin embargo, el entrevistado analizó que eso sucede en general. Por ejemplo, en Los 33 se tiene un billar que prácticamente no se usa y que antes estaba continuamente ocupado.
¿Pero cómo recuperar esa cultura? Según el presidente, basándose en lo que se ve en países como Argentina y Brasil, donde existen muchos juveniles jugando bochas y con niveles de excelencia. “Son clubes grandes, entonces los chiquilines hacen otros deportes, ‘de costado’ se insertan en la bocha y se terminan enganchando”, contó.
Por otra parte, sumó que los clubes locales donde se practica bocha no aportan mucho; “creo que nosotros somos de los pocos que tenemos un complejo con varias disciplinas, y que podría arrimarse gente. Antes de la pandemia, en 2018, habíamos hecho un convenio con el INAU y traían muchos niños a jugar bochas, incluso les pusimos un profesor, pero no duró mucho”, recordó.
La misión de recuperar las raíces
La bocha se llama “el deporte de la amistad”, estilándose que al finalizar una partida los contrincantes se junten a tomar o comer algo. “Jugamos para ganar, pero se termina el partido y compartimos buenos momentos con el rival”, sostuvo De Pizzol.
Los campeonatos mundiales son por selecciones, pero este año no se realizará, al igual que en 2020. Pese a esto, para 2022 se está planificando un torneo panamericano que será por clubes. Los 33 se estará presentando como campeón federal.
“Tenemos la inquietud, como dirigentes, de recuperar las raíces del club y la parte social. En esa línea, en los próximos días estaremos pintando la fachada, luego pintaremos adentro”, relató el entrevistado. Aseguró que hace décadas atrás las comidas de Los 33 nucleaba a cientos de personas, y a ese movimiento es que se apuesta con esta nueva presidencia: “La idea es mantenerlo y recuperarlo porque la institución lo vale y el barrio también”.
Ampliarse para sobrevivir
En el club de bochas Los 33 no solo se practican disciplinas recreativas como pool, billar y ping-pong, también hay dos salones de reuniones o fiestas, una cancha de fútbol 5, zumba, patín, un servicio de masajes y una cancha de pelota digna de admirar por lo espaciosa y por su valor histórico. Con estos servicios, además de la cantina y las bochas, es que el club se va arreglando para sobrevivir.
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