El fútbol uruguayo siempre fue un fútbol de contradicciones.
Por un lado, venimos de 15 años con una selección de primer mundo que dirigió el maestro Tabárez y cuyas máximas estrellas fueron nada menos que Diego Forlán, Edinson Cavani y Luis Suárez.
Por el otro ya van más de tres décadas de constatación y agudización de la imposibilidad de que los clubes más importantes de nuestro fútbol puedan revalidar glorias pasadas a nivel continental y mundial.
Al mismo tiempo, mientras Uruguay es campeón del mundo sub 20 y contrata un DT de nivel mundial a un costo histórico de país desarrollado, se produce un paro de actividad profesional supuestamente por el pedido de los jugadores de la B de aumentar en US$ 150 el sueldo mínimo de sus futbolistas. Esta situación abarca a un puñado de jugadores de 14 clubes del ascenso y refiero a unos pocos porque no son muchos los que realmente cobran el sueldo mínimo.
En resumen, el monto mensual de la diferencia entre lo que pide la Mutual de Jugadores y lo que realmente hoy pagan los clubes es realmente ínfimo, sin embargo, el paro ya lleva tres semanas.
Como suele suceder en estos casos, la gente se pregunta: ¿cuál es el verdadero problema? Parece ser que el problema sigue siendo el mismo de siempre. Existe una grieta hace años entre el presidente de la Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez y la empresa Tenfield, presidida por Francisco “Paco” Casal.
Esa grieta comenzó cuando durante mucho tiempo el empresario “Paco” Casal denunció años el sospechoso ninguneo por parte de la Conmebol en el intento de comprar derechos en cifras millonarias. Los compromisos que la antigua dirigencia del órgano rector continental tenía con algunas empresas impidió en forma irregular que Casal a través de sus ofertas pudiera entrar en el negocio.
La mayoría de los dirigentes y empresarios que bloqueaban a Tenfield y/o Gol TV terminaron presos fruto del FIFAGATE y aún hoy algunos siguen pagando penas, devolviendo dinero o luchando en juicios por ser sobreseídos o perdonados.
Alejandro Domínguez habría jurado romper definitivamente con Casal y lejos de distanciarse de aquellos que terminaron en prisión, se dispuso a castigarlo poniéndole todo tipo de obstáculos.
Uno de ellos, seguramente el más importante, fue la intervención perpetrada en la AUF en 2018. Para muchos se trató de un verdadero golpe de Estado y a pesar que la relación de Tenfield con algunos dirigentes no siempre era buena, fue unánime el mundo directriz en deplorar dicha intervención al punto de negarse enfáticamente para participar desde lugares de poder.
No fue fácil encontrar tres interventores, que finalmente fueron Pedro Bordaberry que venía de la política, Armando Castaingdebat que pertenecía al Partido Nacional, y el exfutbolista Andrés Scotti.
Diego Lugano, excapitán de la selección, se adjudicó públicamente la autoría intelectual de la intervención. Además, fundó un sindicato paralelo a la histórica Mutual de Futbolistas Profesionales, al cual tienen derecho a pertenecer todos los futbolistas profesionales, del interior, femenino y futsal. El propio Lugano fue elegido presidente y si bien está retirado de la práctica del fútbol, incluyó una cláusula que habilita a jugadores que hayan participado en la selección uruguaya desde 2005 en adelante, cerrando el cerco para que sean todos afines a sus ideas.
Claramente AFU aparece como una especie de Mutual 2, pero ampliada y es la que define el representante en el sillón de uno de los siete neutrales de AUF, representando también a árbitros, entrenadores y jugadoras del femenino.
Por si fuese poco, la intervención obligó mediante amenazas de sanciones de Conmebol, que era la verdadera interventora, que se aprobara un nuevo estatuto determinando una nueva composición del congreso de AUF. Se dijo que era lo que todos estaban haciendo en el mundo, pero cinco años después en Conmebol NADIE lo ha hecho.
Antes los clubes de primera (16) tenían un voto cada uno, toda la segunda era un solo voto y el interior otro.
Ahora el nuevo congreso tiene 76 votos que se componen de la siguiente manera:
Clubes de Primera División: 32 votos (cada club 2 votos)
Segunda División Profesional: 14 votos (cada club 1 voto)
Divisional C: 6 votos
OFI: 9 votos
Jugadores: 11 votos
Árbitros: 1 voto
Entrenadores: 1 voto
Fútbol Sala: 1 voto
Fútbol Femenino: 1 voto
Los 11 votos de los futbolistas comenzaron a tener una enorme influencia en especial al mandato de Lugano.
De a poco la AUF fue dejando de negociar con Tenfield en partidos amistosos e incluso en la actual eliminatoria por primera vez en mucho tiempo.
La falta de oposición interna impide constatar si realmente ahora, con el advenimiento de AUF TV, los resultados económicos son realmente mejores y si valió la pena este conflicto o lo importante era responder al mandato de Dominguez.
¿Qué fuerza puede tener Dominguez sobre la AUF? Desde hace un tiempo la FIFA y las confederaciones premian a los presidentes de la Asociaciones con sueldo elevados, viáticos enormes y otras prebendas.
Eso transformó a la FIFA y a la Conmebol en organismos llenos de empleados en el congreso en lugar de delegados por lo que resulta difícil esperar enérgicas defensas de nuestros representantes, cuando por ejemplo se nos cambia el fixture, se nos pone árbitros de dudosa trayectoria o se cometen algunas injusticias. Una queja fuerte podría provocar la pérdida de decenas de miles dólares al bolsillo de nuestros representantes. Justo es decir que sucede lo mismo en todas partes, pero no por ello parece razonable.
Lo cierto es que episodios como la discusión de la venta de la camiseta entre Nike y Puma tenía como objetivo dejar afuera a Casal, cosa que no se logró porque se empató la cifra ofertada, y ahora se habla de los derechos de televisión del fútbol local a partir de enero de 2026.
En medio de tanta tormenta y acusaciones cruzadas quedan de rehén los futbolistas de la B y sus US$ 150 mensuales para unos pocos.
Ambas partes acusan a la otra de cortar puentes. Los clubes tradicionales que son nueve de la A y seis de la B liderados por Peñarol quieren apurar la aprobación de la Liga Profesional fundando la Unión de Clubes
Los restantes que son seis en la A y ocho en la B son las llamadas SAD, o sea, sociedades anónimas deportivas, que se rigen por reglas diferentes y por lo general están ligadas a clubes con poca o nula historia y casi sin convocatoria popular.
En un tercer lugar quedaría Nacional que, si bien comparte los postulados de la llamada Unión de Clubes, entiende que algo en el que su rival de siempre tomó demasiado protagonismo no es ideal para formar parte.
La situación actual determina que para solucionar algo sencillo como el aumento de salarios mínimos en la segunda división la Unión de clubes lo condicione a que se apruebe la Liga.
La AUF por su parte condiciona su mediación a que se vote el manual de competición que los clubes históricos entienden es arbitrario y contienen artículos que atentan contra su independencia. Además, exigen una absurda unanimidad para aprobar la Liga.
La Liga permitiría a los clubes profesionales manejar sus negocios independientemente.
Los defensores de la AUF y el eje Dominguez, Lugano, Alonso, Ache, Bordaberry entienden que hay que quitarles poder a los clubes para que no se repitan hechos como que “50 millones valen más que 82” o que en la camiseta “5 millones valen más que 25”. Otro día contaré mi visión de estos hechos.
Estas acusaciones que entiendo son falaces e injustas y forman parte de un relato como mínimo equivocado para no llamarlo mentiroso y cortan puentes de diálogo.
Los defensores de la Unión de Clubes sostienen que no representan a Casal sino a su derecho a negociar independientemente para la Liga profesional los activos de los clubes sin pasar por otros estamentos como el futsal, femenino o futbol playa y acusan al presidente Alonso de encubrir las rencillas personales de Dominguez, ayudándolo a acorralar a Casal.
Puede que desde ambos bandos sea injusto y se lancen acusaciones con pocos fundamentos, pero lo cierto es que mientras tanto, el fútbol está parado.
Lo más insólito de este fútbol que tiene a Nicolás de la Cruz como mejor jugador de Argentina, a Suárez como el mejor 9 del fútbol interno en Brasil, a Valverde como el mejor sudamericano de la Champions y a los juveniles como campeones mundiales, se gana dinero NO JUGANDO.
Es que cada partido en donde no participan Peñarol o Nacional, genera un déficit oscilante entre US$ 3.000 y US$ 10.000. Siempre, no a veces. SIEMPRE.
O sea que el futbol por el cual tantos se pelean para hacer negocios es tan deficitario que es mejor que el paro siga. Todo parece ser muy loco.
Hay forma de arreglarlo, y la mejor manera es bajarse del caballo y sentarse amablemente en una mesa sin decir que el presionado y el malo es el de enfrente, cuando nadie está libre para tirar la primera piedra.
TE PUEDE INTERESAR: