La disputa de la primera final en la historia de la Copa Intercontinental sub-20 enfrentó a uruguayos y portugueses. Quiso el destino que debieran enfrentarse dos clubes históricos que habían sido protagonistas de la final Intercontinental, posteriormente reconocida como mundial, en el ya lejano 1961. Ellos eran Peñarol y Benfica. Igualito que ahora. Nada es casual.
Como apasionado por la historia de nuestro fútbol, me veo tentado a refrescar algunos temas de aquella memorable ocasión. La Copa Intercontinental Europea-Sudamericana o Mundial de clubes había nacido un año antes.
También, como ahora, fue impulsada por Peñarol. Los aurinegros habían ganado la primera Libertadores disputada en 1960 y ofrecieron al campeón europeo, Real Madrid, inaugurar este tipo de competición. Los madrileños habían ganado su quinta Champions, que había nacido en 1955, y tenían una constelación de estrellas como el húngaro Puskas, el argentino Di Stéfano y el uruguayo José Emilio Santamaría que, con 93 años, hoy vive en España portando una memoria prodigiosa y una salud que le permite seguir estando vinculado al club.
La primera edición fue entonces en 1960. El primer partido se jugó en el Centenario en una tarde de diluvio que no impidió que el estadio se llenara de verdad e impusiera el record de entradas vendidas de toda la historia (71.982). El partido jugado en medio de un lodazal, terminó 0 a 0 y la revancha en Madrid fue derrota aurinegra por 5 a 1.
Peñarol volvió a ganar la Libertadores en el 61, mientras Real Madrid perdió la final con Benfica. El primer partido de la Intercontinental se jugó en Lisboa y fue victoria local 1 a 0. La revancha en el Centenario fue goleada de Peñarol por 5 a 0 con 2 goles del ecuatoriano Alberto Spencer, 2 goles del peruano Juan Joya y uno del inmortal José “Pepe” Sasía. No había diferencia de goles y debían jugar el tercer partido en cancha neutral. Podía ser en Sudámerica: Buenos Aires, Asunción, Santiago o algún lugar de Brasil, pero Peñarol les ofreció a los portugueses para jugar 48 horas después en Montevideo para asegurarse menos gastos y mejor recaudación. Benfica puso como condición que le dejaran anotar a un joven de Mozambique, que era una colonia africana del Portugal. Se llamaba Eusebio, tenía 19 años y se transformaría con el tiempo en el mejor portugués de la historia, solamente comparable con CR7. Peñarol había goleado y autorizaron confiado esa tardía inscripción.
Cuenta Spencer que fueron sorprendidos. El joven mozambiqueño era imparable, hizo un gol y los volvió locos. Ganó Peñarol 2 a 1 con goles del “Pepe” Sasía ante un estadio repleto una vez más y los aurinegros se convirtieron en el primer club sudamericano en ser campeón mundial.
Esto no se pudo repetir el domingo. Por el contrario, ante un Centenario con 50 mil aficionados que le dieron un gran color, Benfica se llevó la primera Intercontinental sub-20.
¿Por qué todo esto en una columna que pretende dedicarse a la selección uruguaya y su camino a Catar? Porque es interesante ver cómo después de lo reseñado el destino nos enfrentó con Portugal en Rusia 2018, el domingo pasado en sub-20 de clubes y nos pondrá de nuevo frente a frente en la segunda fecha por el grupo H de la Copa del Mundo el próximo 28 de noviembre.
Una curiosidad que no me parece menor es que el estadio donde se jugará el partido entre Uruguay y Portugal es el Lusail Stadium, o sea el estadio donde se jugará la final del mundo el 18 de diciembre. Si bien Uruguay y Portugal no están entre los máximos favoritos, sí son parte del selecto grupo de los ocho o nueve planteles más valiosos y por cierto no sería lógico descartar nada. Es más, no solamente podrían volver a ese estadio para la final, sino que hasta les podría tocar enfrentarse de nuevo en esa instancia. Insisto, sin ser tan favoritos como Francia, Brasil, e incluso Argentina o Inglaterra, no se puede de ninguna manera descartar a uruguayos y portugueses.
Pero repasemos un poco. En Rusia 2018 el partido se jugó en Sochi, fue por octavos de final. El ganador se metería entre los ocho mejores. Fue triunfo celeste con una inolvidable actuación de Edinson Cavani que anotó los dos goles. Cristiano Ronaldo en su esplendor, con una Portugal campeona de Europa de ese momento no pudo contener a los celestes y todavía se recuerda con asombro la jugada entre Cavani y Suárez para el primer gol, entre otras incidencias. Pero en el momento de convertir el segundo gol, Cavani se sintió, se lesionó y no pudo estar en la fase siguiente ante Francia. Los que serían luego campeones del mundo tuvieron el beneficio de no tener enfrente a un Edi encendido, que además era el goleador de la Liga… francesa. Algo similar sucedió en Sudáfrica 2010 cuando Suárez, por suspensión tras la recordada mano ante Ghana, se perdió la semifinal ante Holanda. Suárez andaba derecho y además era el goleador de la Liga… holandesa. En el 2014, la mordida ante Italia lo dejó otra vez fuera, ahora ante Colombia. Lo insólito de esto último fue que no había VAR, el árbitro no vio nada, ni siquiera cobró falta y obviamente no le sacó ninguna tarjeta. Pero la FIFA, la manija inglesa y brasileña, y otras cosas raras llevaron a sancionarlo, sacarlo del Mundial, echarlo de Brasil y luego dejarlo mucho tiempo sin jugar. Igual esa es otra historia.
Líderes a nivel juvenil de clubes
Volviendo al tema, tenemos por un lado el Peñarol vs Benfica del debutante Eusebio de la final mundial de clubes de 1961. Por el otro el partido de coctavos de final de Rusia 2018 contra el Portugal de CR7 y por último la final intercontinental sub-20 ganada por Benfica este domingo.
Para entender la importancia del futbol uruguayo y también portugués es importante refrescar unos datos a nivel juvenil de clubes.
Por Copa Libertadores sub-20 se han jugado seis ediciones. Comenzaron en 2011 y hasta el momento lidera la tabla histórica por país, el glorioso futbol uruguayo. Uruguay ganó dos Libertadores (Nacional 2018 y Peñarol 2022) lo que constituye un record. Pero además los clubes uruguayos jugaron cuatro de las seis finales (Defensor 2012, Liverpool 2014, Nacional 2018 y Peñarol 2022) también record. Y el último récord es que los clubes uruguayos jugaron cinco semifinales (a los cuatro ya mencionados, hay que agregar a River 2018).
Los portugueses no se quedan atrás. En Europa se han disputado ocho Champions Youth. Desde 2013-14 hasta 2021-22 se juega anual y no cada dos años, como en Conmebol. Los clubes portugueses tienen el record de cinco finales sobre ocho. De hecho, Benfica jugó cuatro finales (la mitad de las jugadas) y Porto la restante. Además, Benfica y Porto habían ganado una copa cada uno, dándole a Portugal dos títulos, superados solamente en ese rubro por España con dos copas de Real Madrid y uno de Barcelona.
Estos datos, que ponen a los clubes uruguayos y portugueses como líderes de las estadísticas juveniles de ambas confederaciones, reflejan lo que significan la escuela celeste y la lusitana. Grandes cracks, grandes directores técnicos, grandes conquistas de clubes, hasta que el dinero obsceno los alejó de las grandes marquesinas en mayores, ponen en una situación privilegiada al fútbol de ambos países. Uruguay con 3,5 millones de habitantes y Portugal con 10 millones son minúsculos al lado de sus poderosos rivales y vecinos. Sin embargo, cuando el dinero todavía no define, pasa lo que pasó este domingo. Juegan la final Intercontinental portugueses y uruguayos. Por eso, cuando a nivel de selecciones mayores son defendidos por los Forlán, Suárez o Cristiano Ronaldo, ganan la Copa América del 2011 o la Eurocopa 2016.
Peñarol, Nacional, Benfica o Porto podrán no renovar sus glorias pasadas de Libertadores y Champions, pero en juveniles sigue mostrando, ambos países, que LA LEYENDA CONTINÚA.
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