En columna anterior manifesté preocupación por la forma cansina en que nuestra sociedad enfrenta al cambio y como consecuencia el hecho de estar cada vez más atrasados en términos relativos. Mientras eso ocurre, el país dejo de compararse con los mejores (¿recuerdan “la tacita de plata”, la “California del sur” o quizás “la Suiza de América”?) para pasar a compararse con los peores. A modo de ejemplo, muchos de los trabajos sobre pruebas Pisa en educación hacen referencia a Uruguay en el contexto latinoamericano. Contexto en el cual 70 años atrás descollábamos en alfabetización junto con Argentina y hoy ya quedamos lejos de los “malla oro”. Son usuales en muchas áreas temáticas comparaciones que ponen la “vara baja” de forma de que nos podamos sentir fuertes en una u otra disciplina. Cómo sucumbir a la tentación de señalar un cuarto puesto obtenido recientemente en tres mundiales y olvidar que en otros períodos se fue campeón del mundo cuatro veces.
¿Más de lo mismo en enseñanza o animarse a cambiar?
He visto cuestionar la cantidad de días lectivos, vacaciones, licencias gremiales, paros y bandejas de alimentación. También, algo asistimos al debate de programas y textos, pero… ¿Hemos replanteado algo que sea sustancial? Un ejemplo seria la discusión de aquella idea de vouchers educativos que el propio Tabaré Vázquez lanzó en la campaña presidencial del 2014 y que luego nunca más mencionó.1 Y así seguimos en muchísimos aspectos de la vida nacional, evitando hablar de desmonopolizaciones (Ancap), u otros cambios profundos, en lugar de incentivar la imaginación y lanzarnos en la batalla de las transformaciones. Como señala aquella frase atribuida a Einstein: Si uno busca resultados diferentes no debe hacer siempre lo mismo.
No solo esa idea era renovadora, muchas cosas deben ser revisadas pues pertenecen a otra época. La escuela rural es una de ellas, esquema de cuando existía un porcentaje apreciable de población rural, menos caminería y menos comunicación. Como ejemplo, en 1996 la población rural era de 300 mil personas y en el 2019 solo 160 mil. ¡Casi la mitad! La disminución de la población rural, la propia existencia de la ruralidad como la conocemos, será objeto de otro análisis, pero estos números nos obligan a transformar a las escuelas rurales, las que no solamente pierden alumnos sino al avanzar en un mundo diferente pierden sus alumnos capacidad de ser educados y tener como adultos las oportunidades que merecen.
Veremos el ejemplo de las escuelas rurales a través de los números que surgen de una actividad de la Sociedad Rural de Rio Negro a la cual pertenezco habiendo sido directivo y tesorero. En noviembre, organizó junto con la ANEP su cuarto encuentro anual de escuelas rurales. Los tres primeros (2017, 2018 y 2019) reunieron a todas esas escuelas, con transporte, almuerzo y merienda, juegos, espectáculos y regalos, abarcando muchos niños que nunca habían salido de sus comunidades. En el 2020 no se realizó por Covid y en el 2021 se evitó una única jornada dividiéndose en varias (9) menores: cada una para varias de las escuelas de una región del departamento.
De 36 escuelas rurales, hay 20 de ellas que tienen menos de 10 alumnos. En total esas 20 totalizan 100 chicos. Hay entre ellas 3 escuelas de 2 alumnos, 4 de 3 alumnos, 3 de 4 alumnos, 3 de 5, etc. Cada una con un presupuesto que implica maestra(s), asistente de servicio, comedor, soportes tecnológicos y servicios auxiliares. Los niños cursan grados diferentes y las maestras deben esforzarse para lograr dictar conocimientos a diferente nivel de profundidad, conseguir la socialización de ellos entre si al tener diferentes edades y grado de escolarización y tantos etc. como el lector imagine. Todo un arte que solo una maestra de campaña puede ejercer. Pero, ¿queremos eso para los chicos? ¿Prácticamente ser educados en colegios que tienen 2 a 10 alumnos y de diferente nivel? ¿Cómo juegan chicos de edad tan diversa en el recreo? ¿Cómo comparten experiencias? ¿Qué profesor tendrán de educación física, o de idiomas, o de computación? ¿A qué nivel llegarán en consecuencia hoy en la escuela y mañana en la vida? Todo esto es discutible y no vemos que esté en la agenda.
Un sistema parecido al norteamericano donde se recoja a los niños en su medio y se les traslade a centros locales de referencia donde tengan todo a disposición, más allá de que seguramente ahorrará recursos, lograra que esos chicos tengan oportunidades en la vida.
No olvidemos aquel “Mi Hijo el doctor” que hizo grande a nuestra sociedad. Actuando rápidamente se puede revertir la tendencia, venciendo a la inercia.
[1] Rechazan idea de Vázquez de un váucher educativo
Expertos blancos y colorados en educación rechazaron la idea del bono educativo, o voucher, propuesto por Tabaré Vázquez, porque perjudicará el sistema público de enseñanza, al que apuestan a mejorar con más recursos y control de resultados. (https://www.partidonacional.org.uy/portal/index.php/9-noticias/2462-rechazan-idea-de-vazquez-de-un-voucher-educativo).
*Ingeniero Agronomo, productor y economista agrícola.
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