Es doctor en Economía con especial interés en macroeconomía, finanzas y trabajo, y profesor de Finanzas en el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Gran parte de su investigación se centra en el comportamiento de las empresas en condiciones de incertidumbre. En diálogo con La Mañana, el experto evaluó los cambios que trajo la pandemia en materia laboral y destacó la importancia de mejorar el marco regulatorio para impulsar el crecimiento de las pymes, lo cual servirá para que las economías “crezcan y se hagan más productivas”.
En un estudio que publicó este mes Harvard Business Review, usted y sus dos colegas escriben sobre el desafío que presenta el retorno a la normalidad en el mundo del trabajo. ¿Cuáles son en su opinión los cambios que trajo la pandemia y llegaron para quedarse?
La pandemia nos enseñó que el trabajo a distancia puede funcionar muy bien. Por ello, creo que permitirles a los empleados que pueden hacerlo, trabajar desde casa, al menos algunos días de la semana, se quedará, como vemos en Estados Unidos, donde representará casi un 25% de los días laborales. El desafío que queda es cómo manejar una empresa cuyos empleados no están ni 100% en la oficina ni 100% en casa, porque hay que coordinar muy bien qué días son las reuniones, cómo se evalúa el trabajo de unos versus otros, entre otras cosas.
En nuestra investigación vemos que la mayoría de los encuestados cuyo empleador planea que trabajen desde casa en la pospandemia, lo hará solamente algunos días de la semana. Esto refleja el valor que tienen las interacciones en persona, al igual que el valor del trabajo en casa. Por ello, los modos híbridos pueden ofrecer los beneficios de ambas modalidades.
¿Cuáles son los riesgos para la reactivación del mercado de trabajo y la productividad?
Un riesgo para los empleados es que, si deben volver al lugar de trabajo cinco días a la semana, perderán muchos de los beneficios del trabajo en casa. En particular, el ahorro en los tiempos de desplazamiento representa una parte importante de los beneficios macroeconómicos del trabajo remoto. Un riesgo para los empleadores es que, en la medida en que el trabajo a distancia se vuelva más común, el no ofrecerlo puede ponerlos en una gran desventaja para atraer y retener talento humano.
Otro riesgo macroeconómico es que los gobiernos intenten salvar a todos los negocios que han sufrido durante la pandemia sin importar qué oportunidades tienen para sobrevivir en un mundo pospandemia. Esto impediría la recuperación al insistir en salvar empresas, negocios y trabajos a toda costa, cuando el capital físico y humano sería más productivo en otro negocio o empresa.
¿Qué efectos entiende que se producirán en la distribución del trabajo entre industrias y regiones? En un estudio reciente usted y sus coautores dan a entender que los mayores cambios se producirán dentro de las mismas industrias. ¿Podría explicar esto?
Históricamente, cuando hay transformaciones económicas, la gran parte de los cambios en el empleo se da entre empresas que están en el mismo sector, pero funcionan distinto. Por ejemplo, en la pandemia los restaurantes elegantes que ofrecen servicios premium en sus instalaciones sufrieron en relación a los restaurantes con capacidad de hacer comida por encargo y para llevar. Igualmente, muchos pequeños comercios sufrieron mientras que los grandes hipermercados y el e-commerce crecieron.
Las industrias y empresas que sepan reinventarse sobrevivirán, y aquellas que insistan en los modelos de negocio que la pandemia dejó atrás, tendrán muchas dificultades.
En cuanto a regiones, no sé en América Latina, pero en Estados Unidos los centros de las ciudades están sufriendo mucho porque son exactamente los lugares que recibían trabajadores que ahora trabajarán en sus casas, y por ello perderán gran parte del gasto que ellos hacían en restaurantes, entretenimiento y comercio en zonas comerciales cerca de su trabajo.
Como colombiano, ¿cuáles son los efectos que está viendo en su país, y qué lecciones se pueden extraer para el resto de América Latina?
Aclaro que no soy experto en la economía colombiana. Creo que Colombia, como toda América Latina, tiene la oportunidad de usar la pandemia para invertir en mejores formas de hacer negocios, utilizando medios digitales y adoptando las mejores prácticas de trabajo en casa que se están desarrollando en el mundo.
Si en América Latina insistimos en volver a lo que hacíamos antes, yendo a la oficina todos los días e insistiendo en los anteriores modelos de negocio, la región se quedará estancada con relación a las economías avanzadas. Por supuesto, hay una coyuntura económica y tributaria difícil, al igual que en muchos otros países, pero también hay una oportunidad de reformar y mejorar el sistema fiscal de lleno.
¿Qué efectos tendrá sobre el mercado inmobiliario, en particular el de oficinas? En un informe reciente, el Banco de España alerta por los impactos de la crisis del covid-19 en los valores de los inmuebles, particularmente aquellos relacionados a oficinas, logística y hotelería, y sus consecuencias sobre el capital de los bancos. ¿Ve tensiones que se puedan estar acumulando en el sistema bancario que puedan provocar una restricción en el crédito?
Claro que podrían sufrir los valores inmobiliarios si hay una precipitada caída en la demanda de oficinas. No me preocupa tanto porque creo que los beneficios de trabajar en forma presencial al menos dos o tres días a la semana son amplios, y por ello las empresas no van a deshacerse completamente de sus oficinas incluso si mantienen el trabajo desde casa. Tal vez lo que veremos sea que los espacios de oficina se transformen, con la mayor parte del espacio para trabajo colaborativo en lugar de filas de cubículos individuales.
En muchos lugares, una modesta reducción en el costo inmobiliario podría ser incluso benéfica al permitirles a nuevas empresas acceder a los lugares donde hay más trabajadores productivos y mayor sinergia para los negocios.
En cuanto al sistema bancario, no conozco los detalles en América Latina, pero ciertamente en Estados Unidos y Europa, sus regulaciones, en particular los requerimientos de capital, han funcionado muy bien durante la pandemia. En Estados Unidos los bancos están tan bien capitalizados en este momento que la Reserva Federal está incluso relajando algunas de sus reglas respecto al pago de dividendos y recompra de acciones. Esto demuestra que la regulación puede funcionar, y América Latina debería insistir en mantener sistemas financieros estables, para que cambios como los que traerá la pandemia no generen crisis secundarias.
¿Qué rol tendrán las pymes en la recuperación económica? ¿Cree que el marco regulatorio actual favorece o limita la formación y sobrevivencia de este segmento de empresas? ¿Qué políticas deberían adoptar los Estados?
En América Latina hay mucha informalidad. En parte esto viene de la falta de capacidad de los Estados de hacer cumplir sus reglas. Pero mucho también viene de que hay demasiadas reglas y regulaciones con respecto a los negocios. Pensar en qué reglas son realmente necesarias y deshacernos de las que no lo sean ayudaría muchísimo a la creación y el crecimiento de pymes, y por ello al crecimiento económico.
Sospecho que la pandemia ha generado muchos nuevos empresarios, porque hay nuevos modelos de negocios que se han hecho viables y muchos han perdido su trabajo, dándoles la oportunidad de emprender por sí mismos. Mejorar la regulación para fomentar la creación y el crecimiento de pymes ayudará a que nuestras economías crezcan y se hagan más productivas.
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