Las políticas industriales están experimentando un renacimiento en África y en otras partes del mundo. De hecho, los gobiernos de todo el continente utilizan explícitamente una serie de herramientas para promover la industrialización a través de la agroindustria, la manufactura ligera de uso intensivo de mano de obra, la extracción de recursos naturales, algunas manufacturas de uso intensivo de conocimientos y las “industrias sin chimeneas”, como la agricultura de alto valor agregado y los servicios transables. Este resurgimiento está impulsado por tres tendencias principales: 1) los dirigentes políticos se han dado cuenta de que tras cuatro décadas de las políticas económicas del Consenso de Washington el resultado ha sido, en el mejor de los casos, crecimiento sin empleo y desindustrialización prematura. 2) Cada vez existen más pruebas que demuestran que una política industrial eficaz ha sido la base de prácticamente todos los casos de éxito de desarrollo económico a nivel mundial. 3) La financiación para el desarrollo procedente de fuentes no occidentales –sobre todo de China– ofrece ahora a los gobiernos africanos un mayor espacio político, que permite financiar infraestructuras y sectores productivos a una escala mucho mayor, sin que éste tenga que venir acompañado de condicionalidades políticas neoliberales.
Max Walter, director ejecutivo del Centro de Desarrollo Alternativo, Brookings Institution, Washington (DC)
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