El Banco Central Europeo acaba de presentar para la zona euro proyecciones que dan un aumento en la inflación esperada y una baja en el crecimiento. Interesa profundizar en cuáles son las dificultades para afrontar las nuevas perspectivas a la luz de las limitaciones que tiene la propia estructura de la UE, con una autoridad monetaria con 19 economías que asumen una moneda común. Repasamos las recientes proyecciones publicadas en marco por el BCE para luego mostrar algunos de los problemas señalados por varios analistas.
Las previsiones al alza inflación y a la baja el crecimiento
Antes de la crisis entre Rusia y Ucrania, se esperaba una expansión prologada y sólida, pero el aumento en el costo de materias primas y energía, y la gran incertidumbre, han generado una persistencia en los obstáculos y dificultades que provocan inflación y afectan el crecimiento. En concreto, se ha destacado en el último informe de proyecciones del 16 de mayo pasado*:
- Ralentización del crecimiento al agravar la guerra los obstáculos preexistentes. Se prevé que el crecimiento del PIB real tanto en la UE como en la zona del euro se sitúe en el 2,7 % en 2022 y el 2,3 % en 2023, frente al 4,0 % y el 2,8 % (el 2,7 % en la zona del euro), respectivamente, en las previsiones intermedias de invierno de 2022.
- Los precios de la energía elevan la inflación a máximos históricos. La inflación ha cobrado impulso desde principios de 2021. Desde el 4,6 % interanual registrado en el último trimestre de 2021 subió hasta el 6,1 % en el primer trimestre de 2022. La inflación general en la zona del euro aumentó hasta el 7,5 % en abril, la tasa más alta de la historia de la unión monetaria. Se prevé que la inflación en la zona del euro se sitúe en el 6,1 % en 2022 y que se modere hasta el 2,7 % en 2023.
- Mercado laboral fuerte y que sigue mejorando, lo que marca una fortaleza para enfrentar una nueva crisis. Se pronostica que las tasas de desempleo seguirán disminuyendo, hasta el 6,7 % este año y el 6,5 % en 2023 en la UE y hasta el 7,3 % y el 7,0 % en 2022 y 2023, respectivamente, en la zona del euro.
- Los déficits públicos siguen disminuyendo, pero aumentan los costes relacionados con la guerra. A pesar de los costes de las medidas para paliar el impacto de los elevados precios de la energía y para apoyar a las personas que huyen de Ucrania, se prevé que el déficit público agregado en la UE siga disminuyendo en 2022 y 2023, a medida que se sigan retirando las medidas temporales de apoyo a la COVID-19. Desde el 4,7 % del PIB en 2021, se prevé que el déficit de la UE disminuya al 3,6 % del PIB en 2022 y al 2,5 % en 2023 (3,7 % y 2,5 % en la zona del euro).
- La incertidumbre y los riesgos dependen de la evolución de la guerra. Los riesgos para las previsiones de actividad económica e inflación dependen en gran medida de la evolución de la guerra y, especialmente, de su incidencia en los mercados de la energía.
Temas de preocupación
Si bien se han mencionado las dificultades en términos de una posible estanflación (inflación con decrecimiento de la economía), es una realidad que los guarismos están lejos de algunos que se han conocido y que la inflación a nivel individual de los integrantes del bloque no se espera que supere el 6% ni tampoco que el crecimiento de alguno sea menor a 1%. Es decir, hay que estar atento, pero no parecería el caso estar aun cerca de una estanflación si bien los efectos de la guerra son profundos y tocan temas de suma relevancia como la energía y afloran problemas que son bastante estructurales en la eurozona.
La lista de temas es amplia, pero se podría poner foco en la autoridad monetaria europea. Recientemente la economista María Demertzis publicó un artículo donde menciona tres grandes encrucijadas que tiene el BCE a la luz de las nuevas perspectivas de inflación y crecimiento. En el mismo destaca las nuevas tendencias entre inflación y producción, los niveles de dispersión de inflación entre países y los diferenciales entre países.
El control de la inflación genera un factor adicional que comprometerá al crecimiento. En la situación actual, las medidas que se prevén de control del incremento de precios afecta el crecimiento. A diferencia de la etapa anterior de expansión, se viene un periodo de medidas contractivas.
En segundo lugar, si bien puede visualizarse y estimarse una tendencia, la realidad europea de inflación es diversa. En términos generales uno de los principales componentes que viene presionando el costo de vida de los europeos y muchos indicadores vía indexación fue la suba de los costos de energía; pero también en alimentos, que son los que además se ha visto con importante volatilidad. Pero en los hechos existen diversidad de situaciones, respecto de la dependencia energética, del origen de esta y de la fortaleza de una u otra economía.
Existen situaciones de gran diversidad y discrepancias entre países. Las 19 economías por donde circula el euro tienen diferencias importantes y su realidad respecto a la situación de guerra, frente a los mercados financieros y las medidas que asuma la autoridad monetaria de toda la zona euro, son bien diferenciales. EL BCE en todos estos años que lleva en funcionamiento ha ido evolucionando en su peso y buscando mejorar la coordinación, pero no ha podido construir un conjunto de herramientas generales de política monetaria que sean con efectos unificados para la múltiple realidad europea.
El BCE enfrenta la necesidad de buscar soluciones muy innovadoras y creativas para afrontar la inflación y el crecimiento, pero sobre todo está mostrando las propias dificultades a la gobernanza lo que de alguna manera cuestiona a la institucionalidad de la autoridad monetaria de la Unión Europea.
(*) https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/es/ip_22_3070
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