En diálogo con La Mañana, el experto opinó que la combinación de política monetaria restrictiva con política fiscal expansiva “es la peor que puede haber” y lamentó la falta de coordinación entre ambas, lo que implicó efectos negativos sobre la economía doméstica.
¿Cuáles cree que pueden ser los efectos del triunfo de Milei sobre la economía uruguaya?
Es muy difícil hablar de cuáles pueden llegar a ser los efectos porque todavía no se sabe qué es lo que va a poder hacer. Creo que por lo menos va a frenar el ritmo de deterioro que venía teniendo la relación de precios con Argentina, sin llegar a revertirla de manera sustancial en el corto plazo. Por un lado, hay que esperar un sinceramiento de la inflación en Argentina, supongo que ahora se van a tener que materializar todos los ajustes de precios que no se hicieron antes por temas electorales, entonces los precios van a tener una suba bastante fuerte en el corto plazo. También, creo que la brecha cambiaria, que es lo más relevante para la competitividad de Uruguay, debería disminuir algo, de modo que Argentina va a dejar de estar tan barata para los uruguayos en términos de dólares. Ese es el efecto que yo esperaría positivo para Uruguay en el corto plazo, en la medida en que el presidente electo Milei tenga un éxito relativo en comenzar a implementar las políticas que ha delineado.
En el contexto nacional, ¿cómo analiza la política monetaria que ha llevado adelante el BCU en lo que va del año?
Creo que la combinación de política fiscal y monetaria que llevó adelante el Gobierno ha generado una consecuencia indeseada en términos de atraso cambiario o encarecimiento en dólares de Uruguay, que se ha visto muy acentuada por algo sobre lo cual nosotros no tenemos ningún control, que es el descalabro de Argentina. Con la baja tan importante que ha tenido la inflación en los últimos meses, quizás hubiera ameritado que el BCU redujera la tasa de política monetaria (TPM) de manera más fuerte y de esa forma ayudar un poco a que el dólar subiera algo más, pero como al mismo tiempo estamos teniendo una ampliación importante del desequilibrio fiscal, también hay una responsabilidad de la política fiscal no menor en cuanto a la generación de atraso cambiario.
¿Preocupan los efectos del atraso cambiario sobre la economía?
Como siempre ocurre, los importadores están contentos y los exportadores están enojados. La pregunta relevante es si esta situación se va a mantener mucho más tiempo o si, dicho de otra manera, el exceso de oferta de dólares en el mercado cambiario va a seguir mucho más tiempo y cuál es el origen de eso, porque una cosa es que ingresen capitales porque inversores argentinos compran apartamentos, empresas o campos en Uruguay, y otra cosa diferente es que sea el gobierno el que emite deuda en el exterior para financiar un déficit fiscal creciente y entonces vende los dólares en el mercado o no compra los que debería. La balanza de pagos tiene muchos ítems y cada uno se ve afectado de manera diferente por la cotización del dólar.
¿Se puede esperar una reversión de esta situación?
Se deberían generar condiciones desde el punto de vista macroeconómico interno para alcanzar un equilibrio mayor del mercado cambiario, idealmente con un superávit fiscal que lleve a que el gobierno compre dólares con recursos genuinos, cosa que no va a ocurrir, porque, como señalé antes, estamos en un contexto de déficit fiscal creciente y el año que viene va a ser año electoral. En la medida en que eso no suceda o que el BCU no baje más fuerte la TPM para desincentivar de manera significativa el carry trade, no hay condiciones internas como para pensar que el exceso de oferta de dólares vaya a disminuir, al menos no hasta que la propia situación de mercado lleve a que el valor del dólar sea ridículamente bajo o los precios en dólares en Uruguay sean ridículamente altos como para que la gente considere que la situación se salió de madre y no vale la pena seguir ingresando dólares a Uruguay a estos precios.
En una reciente entrevista con La Mañana, el economista Carlos Steneri dijo que el BCU debe bajar la tasa de referencia dado que debería tener un nivel acorde con la inflación actual. Por lo que usted dice, entiendo que coincide con esa apreciación.
Coincido. La combinación de política monetaria restrictiva con política fiscal expansiva es la peor que puede haber en términos de generar efectos negativos sobre la economía doméstica vía la generación de atraso cambiario. Lamentablemente, en eso hemos estado en los últimos años, con vaivenes en la situación internacional que agravaron o amortiguaron, según el caso, las consecuencias negativas de ese fenómeno. Pero, por el contexto en el que estamos, con un año electoral por delante, difícilmente vaya a cambiar el estado de situación en materia de política fiscal.
El BCU, luego de su política de suba de tasas, definió algunas bajas, pero por lo que comenta no fueron suficientes.
No fueron suficientes, debería haber ido mucho más rápido y debería haber dado un mensaje bastante más contundente, sobre todo con los efectos externos que está habiendo sobre la inflación, que ha bajado también más rápido en Uruguay. Volviendo al tema de Argentina, es claro que el desvío de gasto de los uruguayos hacia el país vecino ha contribuido tanto a bajar la inflación en nuestro país como a ampliar el déficit fiscal vía la pérdida de recaudación.
El economista Javier de Haedo, entrevistado por El Espectador, criticó la política actual del BCU y opinó que se “pasó de rosca” en la baja de la inflación, en línea con lo que usted dice. ¿Es así?
Sí, estoy totalmente de acuerdo con eso, el BCU se pasó de rosca, es una buena forma de describirlo. Y más allá de la independencia que debe tener, creo que, para una economía pequeña y relativamente abierta como la uruguaya, debería haber habido mucha más coordinación entre la política monetaria y la política fiscal. Reitero, la combinación que hemos tenido en estos últimos años es la peor que puede haber, o sea, una política fiscal expansiva, con aumento del gasto y con ampliación del déficit fiscal, y una política monetaria fuertemente restrictiva. El BCU consiguió su objetivo de hacer ingresar la tasa de inflación al rango meta y llegar, en buena parte también gracias a la situación que tenemos con Argentina, a registros inflacionarios que no se tenían desde hace prácticamente veinte años, pero el costo de ese éxito ha sido exacerbar el problema del atraso cambiarlo.
¿No es positiva una baja de la inflación dado el contexto actual?
Sin duda es positiva y el BCU tiene que estar muy contento. El tema es a partir de ahora la sostenibilidad que vaya a tener eso, más que nada si se plantea mantener el actual esquema de política fiscal expansiva con aumento del déficit fiscal en un contexto externo que crecientemente se va deteriorando, entonces, cuando haya que corregir el tipo de cambio real, cuando haya que salir del atraso cambiario acumulado, vamos a ver si se logran mantener estos niveles de inflación o no.
¿Qué cree que se puede esperar de aquí en más de las futuras decisiones del BCU?
Creo que la política económica va a estar en piloto automático hasta el cambio de gobierno, es decir, el déficit fiscal seguramente se seguirá ampliando, sobre todo por la caída de la recaudación y el aumento de la inversión pública que se da en todos los ciclos electorales, y el BCU probablemente hará alguna baja adicional de tasa de interés, pero manteniendo el nivel relativamente alto para tratar de que la inflación no se escape. Lo que no se hizo en cuatro años, difícilmente se vaya a hacer en el último año.
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