La semana pasada el BCU publicó en su página web el Informe de Política Monetaria correspondiente al último trimestre del año pasado. Del análisis del mismo se puede extraer información muy relevante sobre la marcha de la economía y las decisiones de política económica.
En lo que respecta al sector externo, la competitividad con la región se siguió deteriorando, compensándose con una mejora extraregión. Concretamente, el tipo de cambio real efectivo (TCRE) con la región se apreció 2,5% con respecto al trimestre anterior. Pero cuando se compara contra el cuarto trimestre del 2019, la apreciación acumulada en relación a la región es de 22%. Este efecto es parcialmente compensado con una depreciación interanual de 9,2% con la extraregión, registrándose en el indicador global una apreciación real de 4,7%.
Según los servicios técnicos del BCU, la tendencia a la apreciación real del tipo de cambio se explicaría por el peso de un mayor gasto público respecto al PIB. Este fenómeno en general se explica por las ventas de dólares que debe hacer el gobierno central en el mercado doméstico para financiar el presupuesto, dólares que provienen de las operaciones de endeudamiento externo. Según el BCU, mayor gasto es a su vez impulsado por la construcción del ferrocarril central y las transferencias al sector privado en respuesta a la pandemia del Covid-19.
La apreciación en el tipo de cambio real es también consistente con la disminución observada en el superávit en la cuenta corriente, que pasó de representar 1,1% del PIB a solo 0,2% del PIB en el año móvil a setiembre de 2020. El BCU explica la evolución negativa de la cuenta corriente con la disminución en el superávit en la balanza de bienes y servicios, la que a su vez atribuye a la pandemia, que habría provocado una mayor caída de exportaciones (16,8%) que de importaciones (11,6%). Sin embargo, el BCU no vincula este deterioro en la balanza comercial con la evolución negativa del tipo de cambio real respecto a Argentina y Brasil.
El informe del BCU brinda también información relevante sobre el comportamiento del crédito. “El dinamismo del crédito en moneda nacional medido en términos nominales fue reduciéndose a partir de julio”, observándose “una desaceleración en el ritmo del crédito bancario, la que se profundiza en el último trimestre”, dice el informe. En lo que refiere al crédito en moneda extranjera, el mismo viene experimentando una caída desde mediados de 2019, principalmente explicado en una contracción en la banca privada, solo parcialmente compensada por el crecimiento en el crédito del BROU.
El BCU también identifica en el informe los tres riesgos domésticos más relevantes para la economía uruguaya: la pérdida del grado inversor, el “desanclaje” de las expectativas de inflación y una expansión del coronavirus mas allá de lo previsto en el escenario base. El BCU asigna una baja probabilidad a una eventual caída en la nota soberana, basándose en las medidas que el gobierno ha comenzado a implementar “que permitirán reducir paulatinamente el déficit fiscal y asegurar la sostenibilidad de la deuda a largo plazo”. Sin embargo, el BCU afirma que “el impacto sobre la actividad de este evento sería reducido”, refiriéndose a la pérdida del grado inversor.
En efecto, el BCU contaría con reservas suficientes como para cubrir el servicio de deuda del sector público global (SPG) de un año, ya que a setiembre del 2020 los Activos de reserva netos (deducidos los encajes en dólares de los bancos en el BCU) superaban el requerimiento de financiamiento hasta agosto de 2021. El BCU destaca que nuestro país cuenta además con líneas de crédito contingente con organismos multilaterales por USD 1.406 millones, las que refuerzan la situación de liquidez del país ante un evento como la pérdida del grado inversor y/o el acceso a los mercados de capitales internacionales.
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