El economista Marcel Vaillant considera que los pasos dados por Argentina para efectuar tratados de libre comercio forman parte de los cambios sobre los cuales montar la recuperación y el crecimiento. No obstante, se deberá enfrentar a Brasil en un Mercosur que “no es una unión aduanera, por más que se lo declare”.
¿Qué consideración le merecen los primeros días de actuación del presidente electo Yamandú Orsi en cuanto a política exterior?
No es muy sorprendente que la primera visita en el exterior allá sido al presidente Lula da Silva. El primer viaje de los presidentes electos tiene que ver con nuestros vecinos, y en este caso Brasil obviamente es el más gravitante.
¿Considera que puede existir un cambio en política exterior, visto este acercamiento con Lula da Silva?
Creo que en términos generales lo que vamos a observar es continuidad. No tanto por los principios de uno u otro gobierno, sino por la realidad de una economía pequeña como la de Uruguay, la cual supuestamente tiene una agenda de crecimiento y está directamente vinculada con la dinámica de su inserción internacional. Lo que sí puede haber son cambios en la manera de implementar esos resultados, y la buena relación con Brasil (que el gobierno que se va la tuvo) es un ingrediente importante. Sí puede haber cambios por la eventual cercanía o identificación en un plano más político ideológico entre el gobierno que entra con el de Brasil. Eso puede ser algo que sume o que reste. El tema está en cómo se gestione.
¿Cómo puede ser la relación con Argentina, teniendo en cuenta que el presidente Javier Milei está bastante enfrentado con Lula da Silva?
El enfrentamiento personal entre Milei y Lula no lo puedo analizar. Lo que sí observo es que Argentina está en cierta medida empezando a cambiar los ejes sobre los cuales montar la recuperación y el crecimiento. Esto, separando un poco la parte de estabilidad macroeconómica que hoy sin duda sigue siendo totalmente dominante. En ese cambio, la apertura comercial y la mejor integración al mundo parecería, por un conjunto de medidas que ha venido tomando el gobierno de Argentina, que será el camino por adoptar. Ese camino implica empezar a mover la máquina exportadora de Argentina y un lugar natural que surge, dadas las condiciones muy restringidas que tienen estos países, es venderle a Brasil. Pero en este campo ya está enfrentando problemas. Esos problemas en parte, en la carambola, nos terminan también perjudicando a nosotros. Argentina empezó con racionalizar los impuestos a las exportaciones, liberando ciertas restricciones y muchos sectores exportadores, en principio de manera relativamente tímida, pero con mucho potencial de desarrollo futuro, empezaron a mirar a Brasil y empezaron a tener problemas. El caso de los lácteos es claro, un clásico de la región. Después de 30 años del Protocolo de Ouro Preto y 33 años del Tratado de Asunción, ni siquiera podemos venderle leche en polvo a Brasil por las barreras no arancelarias.
Milei ha mencionado la posibilidad de crear un TLC con Estados Unidos y no menciona al Mercosur como una barrera para realizarlo. ¿Cómo se puede interpretar eso?
Su pregunta encierra algo que está tomado como conocimiento común y no es así. Yo podría preguntarle por qué estar en el Mercosur impide hacer un acuerdo con terceros, por qué motivo. Y el motivo no es otro que el veto de Brasil. O sea, un motivo de relaciones internacionales. No es un motivo asociado a la normativa y la lógica del Mercosur. El Mercosur no es una unión aduanera, por más que se lo declare. Si lo fuera, no tendríamos todas estas barreras en el comercio intrarregional y los bienes para circular no deberían tener certificado de origen, como ocurre en Europa. Si la política comercial fuera común realmente y fuéramos una nación comercial, entonces que no se puedan hacer acuerdos de manera bilateral por sus miembros tiene un sentido. Pero estamos en un acuerdo comercial en donde las cosas no funcionan así. La unión aduanera es un titular que hace mucho tiempo se abandonó y que no funciona. De hecho, Uruguay aspiró a entrar en el acuerdo transpacífico, quiso hacer un acuerdo con China, y ahora lo novedoso es que Argentina está anunciando (porque todavía no hizo absolutamente nada) que eventualmente quisiera esa estrategia de los TLC. Esto en virtud de que el Mercosur no ha logrado nada. En la Organización Mundial de Comercio se puede ver que el Mercosur tiene un solo acuerdo, con Israel. En la región, los vecinos de Sudamérica son por decenas los que han realizado TLC. Hay ejemplos concretos como Chile, Perú, Colombia o Ecuador. Esta situación de falta de acuerdo dentro del Mercosur para facilitar los TLC ya fue identificada por Uruguay hace varios gobiernos, y ahora le llegó el turno a Argentina, que hasta este momento estuvo subordinado estratégicamente a Brasil y mantuvo esta política. Lo novedoso es este anuncio de Milei.
¿Qué posición puede tomar Uruguay, inclinarse hacia Brasil o que Argentina haga lo que crea conveniente?
Si se mira por la información de lo que ha ocurrido en este semestre Argentina ya planteó un borrador de decisión sobre los TLC, que todavía no es público. Sé cuál es el contenido y plantea cómo implementar un acuerdo de libre comercio con otros países. Pero Brasil y Paraguay se han negado a discutirlo. Obviamente, Uruguay se sintió respaldado, ya que algo similar hizo este gobierno [con China] y fue descartado tras reuniones con Jair Bolsonaro y Alberto Fernández. Creo que este tipo de propuestas hay que transitarlo con mucho pragmatismo, mucha cercanía y negociación con el gobierno de Brasil, el cual está por ahora en una posición poco constructiva, por decirlo suavemente. Por un lado, Brasil sigue teniendo una actitud bastante anticomercial en el comercio intrarregional, estableciendo barreras a productos de nuestro país que tienen ventajas comparativas. Al mismo tiempo, trata de obstruir la capacidad que tienen sus socios de poder negociar acuerdos con terceros en un contexto en donde el Mercosur no ha logrado cosas. Quizás el camino sea que el Mercosur siga un poco el ejemplo de otros bloques plurilaterales del mundo, en donde los países hacen acuerdos marco generales y después se concretan de forma bilateral. Eso es en definitiva lo que, por ejemplo, el Mercosur ha hecho en muchos casos, como lo realizado con México. No sería innovar demasiado. También sería un mecanismo para resolver el trancazo del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea.
Precisamente sobre este tema, la situación respecto a ese acuerdo muestra a Alemania a favor y Francia en contra. ¿Finalmente se llegará a concretar el TLC con la Unión Europea?
En estos 25 años de la idea del acuerdo, anuncios del fin de la negociación ha habido muchos. Incluso en 2019 se firmó el fin de ella. Luego vino la revisión de los textos legales, se agregaron cosas y se volvió a descarrilar. En marzo de 2023 se agregaron temas como el cambio climático, derechos laborales y deforestación y volvieron a trancar todo. Observo que hay como un conflicto institucional en Europa. La Comisión Europea era típicamente la que tenía la competencia en materia de política comercial, delegada por los países. El acuerdo con el Mercosur es especial, ya que integra diálogo político, cooperación y la parte estrictamente del acuerdo de libre comercio. Eso hace que este acuerdo requiera pasar por todos los parlamentos para terminar de ser certificado. Lo que ocurre es que la Comisión Europea frente a acuerdos parecidos, lo que ha hecho es que el acuerdo de libre comercio entrara a funcionar rápidamente y no esperar la aprobación de los más de 20 parlamentos de los países miembros. Pero Francia, Austria, Irlanda y ahora también eventualmente Polonia e Italia, están a favor de vetar el acuerdo. Con esos votos se llega al umbral requerido para que el acuerdo no prospere.
Al final del día esto es como un cuestionamiento a la validez de la Comisión Europea en su capacidad de negociar acuerdos, porque si hace 25 años está negociando con el Mercosur y a la mera hora de la ratificación resulta que lo que negoció, los países que supuestamente le delegan la capacidad de negociar no están de acuerdo en lo que hace, es realmente un cuestionamiento al funcionamiento de la Unión Europea en materia de acuerdos comerciales. Pero hay otro elemento. Si saliera la posibilidad de aprobarlo por la Comisión, hay una argumentación jurídica que dice que la separación, para que entre a regir rápidamente, no se puede hacer porque al integrarle los temas ambientales, derechos laborales y la desforestación dejó de ser competencia exclusiva de la Comisión.
El ajuste fiscal en Brasil
¿Cómo observa la situación de Brasil respecto a su situación financiera, que llevará a un ajuste fiscal y la existencia de inestabilidad cambiaria?
Voy a contestar al revés. Brasil ha hecho cosas que nos han perjudicado desde el punto de vista de la maduración de la integración regional, pero desde la devaluación del 13 de enero de 1999 hizo una cosa positiva: la estabilidad macroeconómica que le entregó a la zona. Siempre ha sido un país con distintos gobiernos de diferentes signos ideológicos, los cuales han estado arriba de la macroeconomía, en materia fiscal o de metas de inflación, efectuando ajustes. De esta manera Brasil siempre tuvo el control de esos parámetros. Eso tiene que ver con un gran funcionamiento que ha tenido su Banco Central. Entiendo que el ministro de Economía de Brasil está ya encaminado a realizar un ajuste fiscal. Lo que espero es que Brasil siga entregando estabilidad macroeconómica de la región. Un Brasil con una inestabilidad macroeconómica fuerte es algo que ya sabemos lo que genera, porque hay que acordarse lo que ocurrió en el 99. Todas las crisis que vinieron después en Argentina y Uruguay estaban un poco asociadas a ese episodio de la devaluación del real. Ahora hay una situación de cierta inestabilidad, pero hay un reconocimiento explícito y un enfoque directo ante esta situación.
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