“Una cosa resulta clara del informe de empleo (de EE.UU. el viernes pasado): debemos invertir en pequeñas empresas. No solo serán estas empresas las que estarán en el centro de la recuperación, sino que son las más afectadas. Nosotros reconocemos esto y prestaremos asistencia y tiempo a estos negocios que atienden a las comunidades más severamente afectadas”.
Janet Yellen, expresidente de la Reserva Federal y candidata del presidente electo Joe Biden para ser su Secretaria del Tesoro, en su cuenta de Twitter.
La economía no puede quedarse solo en los incentivos, debe también promover capacidades
Los incentivos están en todas partes y la economía ha desarrollado un marco conceptual rico y sutil para entender todas las maneras en las que estos se pueden distorsionar. Sin embargo, un antiguo proverbio advierte que no se debería ver cada problema como un clavo solo porque tenemos un martillo en la mano. Si bien la economía puede captar muchas de las sutilezas de los incentivos, ha desarrollado una paleta relativamente acotada con la cual describir las capacidades y cómo se desarrollan. Pero las capacidades claramente importan. Si alguien no está haciendo algo que valoramos como sociedad, podría ser porque no puede y no porque no quiere. Esta debilidad en la economía tiene implicancias de amplio alcance respecto de cómo entendemos el crecimiento y el desarrollo económico, tema que tiene que ver esencialmente con la acumulación social de capacidades productivas. Debido al foco exclusivo en los incentivos, los economistas y los responsables de las políticas terminan buscando solo clavos.
Para ampliar sus capacidades –y por ende sus opciones-, los países y las empresas necesitan aprender a hacer las cosas que todavía no saben cómo hacer. Sin embargo, no podemos aprender a hacer las cosas que no hacemos simplemente haciéndolas. No se puede adquirir experiencia haciendo cosas que uno no hace. Existen capacidades en diferentes niveles –desde individuos y empresas hasta cadenas de valor y ecosistemas enteros que comprenden entidades educativas, de capacitación, de investigación, regulatorias y otras-. Pero las capacidades no pueden ser coordinadas exclusivamente por los mercados, sobre todo porque muchas capacidades existen dentro de organizaciones que no pertenecen al mercado. La acumulación de capacidades debe estar en el centro de cualquier agenda de crecimiento y desarrollo, y los gobiernos deben estar dispuestos a participar en discusiones nacionales y regionales de objetivos apropiados y estrategias efectivas.
Ricardo Hausmann, en columna de Project Syndicate
La importancia de evitar los quiebres de empresas durante la pandemia
Además de las medidas masivas de apoyo en respuesta al COVID-19 (política monetaria expansiva, asistencia de liquidez al sector privado, programas de retención de empleo financiados por el gobierno, moratorias de deuda, programas de garantía de crédito y subvenciones directas a las empresas), los gobiernos se han encargado de promulgar rápidamente cambios jurídicos temporarios en sus códigos de quiebra. La intención ha sido reducir el número de empresas que inician procedimientos de insolvencia y evitar así la saturación de los tribunales.
Desde el punto de vista macroeconómico, cuando cierra una empresa los trabajadores pierden sus empleos, lo que se traduce en menores ingresos fiscales, mayores gastos para prestaciones de desempleo y menor consumo de los hogares. Los estudios demuestran que el desempleo se triplica si una determinada caída en el PIB es acompañada por un aumento de magnitud similar en las quiebras de empresas.
Las enmiendas legislativas vigentes no sólo inhiben el registro de nuevas insolvencias, sino que también retrasan la marcha de los procedimientos en curso, dilatando la aparición de las pérdidas derivadas de los préstamos en mora en los balances oficiales de los bancos. Una ola de impagos de empresas podría ejercer presión sobre la capacidad de absorción de pérdidas de los bancos y dar lugar a restricciones crediticias, lo que cortaría el acceso a la liquidez a una proporción cada vez mayor de empresas, pudiendo desencadenarse así un círculo vicioso.
Gregory Claeys, Mia Hoffmann y Guntram Wolff, en Bruegel Economics
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