Europa y el riesgo de un espiral deflacionario
La peor pesadilla para un banco central es tener que lidiar con una caída de precios en momentos en que la economía está muy endeudada y en medio de una profunda recesión. La caída de precios en medio de una recesión tiende a prolongar esa recesión, ya que influye a los consumidores a posponer sus compras con la esperanza de que los precios sean aún más bajos en el futuro. Al mismo tiempo, la caída de los precios y el debilitamiento de la economía dificultan aún más el servicio de la deuda para los deudores. Esto a su vez refuerza las tendencias recesivas, arriesgando que se produzca un espiral deflacionario. Desafortunadamente, parecería que el Banco Central Europeo se encuentra en una situación de este tipo. La apreciación de 10% en el euro durante el año ha exacerbado aún más el problema deflacionario al ejercer presión a la baja sobre los precios de los productos importados.
Con las tasas de interés ya en territorio negativo, el BCE tiene poco espacio para llevar adelante su política monetaria en forma efectiva. Y de seguir profundizándose las tasas de interés negativas, el sistema financiero europeo sufriría serios problemas. La única esperanza de recuperación económica para Europa es que los países de Europa septentrional se encuentren dispuestos a aumentar significativamente el apoyo fiscal países como Italia, Portugal y España, que se encuentran ya muy endeudados, lo que limita sus posibilidades de llevar adelante políticas fiscales expansivas, ya que arriesgaría la sostenibilidad de la deuda. Cuanto más tiempo esperen los países del norte de Europa para aprobar otra ronda de estímulos presupuestarios, más profundo será el agujero deflacionario en el que se habrán metido los gobiernos europeos.
Desmond Lachman, economista del American Enterprise Institute, en The National Interest
El incremento en la deuda de los Estados Unidos y el futuro de la tasa de interés
Tres cuartas partes del déficit fiscal de Estados Unidos este año fue financiado con la creación de dinero de la Reserva Federal, no con la venta de Bonos del Tesoro. En marzo, con la volatilidad en los mercados, los extranjeros vendieron una gran cantidad de bonos, en lugar de demandarlos como es habitual en situaciones de turbulencia global. Para financiar el déficit, la Reserva Federal imprimió dinero (creó reservas) y lo repartió, y la gente está sentada sobre ese dinero bajo la forma de depósitos bancarios que se han visto tremendamente incrementados. Cuando la economía se recupere, la gente querrá invertir su dinero en mejores oportunidades que los depósitos bancarios. Llegado ese momento, la Reserva Federal tendrá que vender sus tenencias de valores del Tesoro para sacar ese dinero de circulación. Recién allí podremos ver si el insaciable deseo por bonos del Tesoro a tasas súper bajas sigue allí. Si no es así, la Reserva Federal tendrá que subir las tasas de interés mucho más rápido de lo que anticipa actualmente.
John H. Cochrane, en “Our Debt Denial” (Nuestra negación de la deuda), publicado en National Review. Cochrane es senior fellow del Hoover Institution, Universidad de Stanford.
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