“Producir en Francia es una cuestión vital para el empleo. La reurbanización de localidades alejadas de las grandes metrópolis es también un medio para combatir las fracturas territoriales. La industria además es esencial para el éxito en la transición ecológica, ya que participa en todas las actividades: transporte, construcción y agricultura”.
Agnés Panier-Runacher, subsecretaria de Industria de Francia
La caída en el comercio global obliga a los gobiernos a mirar hacia adentro
Prestemos atención a un shock que recibe mucha atención: las guerras comerciales. ¿Qué le preocupa a la gente? En un escenario potencialmente negativo, les preocupa que se repitan las secuelas que tuvieron los aranceles Smoot-Hawley y la guerra comercial en los años 30 sobre el comercio mundial. ¿Estaremos en una situación similar? ¿Qué está pasando con la globalización? En realidad el pico de la globalización fue en el año anterior a la crisis financiera global del 2008. Desde ese momento hemos estado moviéndonos hacia un nivel más bajo de crecimiento global en términos de comercio. Si observamos la década anterior a la crisis financiera mundial, el volumen medio de crecimiento del comercio fue de alrededor de 6% anual. En la década posterior a la crisis fue menos de la mitad. Pero esto no es exclusivo a la experiencia posterior a la crisis financiera mundial, como tampoco es la primera era de globalización que hemos tenido.
Creo que la gente no se da cuenta de que a finales del siglo XIX y principios del XX, antes de la Primera Guerra Mundial, teníamos economías muy integradas comercial y financieramente a nivel mundial. Pero esa globalización se hizo pedazos, primero por la Primera Guerra Mundial, luego por la Depresión, y sin duda por la Segunda Guerra Mundial. Aunque la crisis financiera no tuvo el alcance de las dos guerras mundiales y la gran depresión, sí hizo una gran mella en el comercio mundial: hizo que los países que tenían un déficit de cuenta corriente, como España, Grecia, Italia, Irlanda y otros, se dieran cuenta de que no podían financiar un déficit permanente de cuenta corriente con el resto del mundo. Es así que hay que importar menos, y hay que mirar más hacia casa.
Crecimiento del comercio mundial
Carmen M. Reinhart, economista en jefe del Banco Mundial, en el Federal Reserve of Saint Louis Review
Tecnoestructura, austeridad y zombificación empresarial
Por primera vez en la historia, a los financistas les importa muy poco la economía real. Pueden ver que el covid-19 ha colocado al capitalismo en animación suspendida. Pueden ver la desaparición de los márgenes de ganancia. Pueden ver el tsunami de la pobreza y sus efectos a largo plazo en la demanda agregada. Y pueden ver cómo la pandemia está destapando, y reforzando, profundas y preexistentes divisiones sociales…
El electromagnetismo dio lugar a las primeras empresas en red, produciendo desde estaciones de generación de energía y la red eléctrica, hasta bombillas para cada habitación. Las gigantescas necesidades de financiación de estas empresas dieron origen al megabanco, con su notable capacidad de crear dinero de la nada. La aglomeración de megaempresas y megabancos dio lugar a una tecnoestructura que usurpó los mercados, las instituciones democráticas y los medios de comunicación, conduciendo primero a los locos años ´20 y luego al crack de 1929.
De 1933 a 1971 el capitalismo mundial fue planificado centralmente por variantes que derivaban del New Deal, incluida la economía de guerra y el sistema de Bretton Woods. A medida que esa arquitectura fue barrida a mediados de la década de 1970, la tecnoestructura, ahogada en neoliberalismo, recuperó el poder. A esto siguió una racha de “exuberancia irracional” similar a la de los años ´20, que culminó en la crisis financiera mundial de 2008.
Para reflotar el sistema financiero, los bancos centrales inyectaron liquidez al sector financiero en varias etapas y a bajísimas tasas de interés, a cambio de una austeridad fiscal universal que limita los ingresos de los hogares de ingresos bajos y medios. Incapaces de beneficiarse de consumidores afectados por la austeridad, los inversores pasaron a depender de estas constantes inyecciones de liquidez, una adicción con graves efectos secundarios para el propio capitalismo. De 2009 a 2020, este comportamiento de los bancos centrales hizo que los precios de las acciones se alejaran de la economía real, lo que da lugar a una amplia zombificación de las empresas.
Yanis Varoufakis, exministro de Economía de Grecia, en Project Syndicate
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