BCE: la pandemia tiende a exacerbar tensiones en zona euro
La pandemia es un shock mundial que ha afectado a todos los países de la zona euro casi simultáneamente. Sin embargo, se ha hecho cada vez más evidente que la pandemia ha tenido repercusiones muy diferentes en los distintos países. Los más afectados han sido aquellos países que ya exhibían bajas tasas de crecimiento y se encontraban limitados fiscalmente. La consecuencia es que la pandemia amenaza con exacerbar las diferencias preexistentes entre los países de la zona euro. La política monetaria común del Banco Central Europeo (BCE) tiene limitantes para contrarrestar esta divergencia. En cambio, es función de la política fiscal aplicar medidas específicas para evitar que la desigualdad resultante se convierta en un fenómeno estructural…
Las consecuencias económicas dependen en gran medida de la severidad de las medidas de cierre impuestas en los inicios de la pandemia. Existe una clara correlación negativa entre el alcance de las restricciones impuestas por el gobierno, medidas por el Índice de Oxford, y la caída del PIB prevista para 2020. Sin embargo, la severidad de las medidas de bloqueo no explican completamente la divergencia de los resultados económicos, como lo demuestra la comparación entre los Países Bajos y Grecia. En este caso podría estar jugando un rol las restricciones a los viajes, que han provocado considerables pérdidas en los países más dependientes del turismo, como Grecia o España. Los análisis de correlación muestran que la caída proyectada de la actividad económica tiende a ser más pronunciada en esos países.
Isabel Schnabel, representante alemana en el Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), en conferencia del pasado 18 de septiembre, Frankfurt.
La solución a la crisis pasa por la integración regional
Las economías avanzadas -en particular Estados Unidos y Reino Unido- se han ido cerrando cada vez más, restringiendo el comercio, socavando el multilateralismo y cerrando sus fronteras a los inmigrantes. Es sumamente improbable que estas tendencias se reviertan en un futuro cercano.
Pero a pesar de que el comercio mundial ya no es el principal motor del crecimiento, los países en desarrollo tienen a su disposición otros medios para reducir la pobreza. Una opción es promover la integración regional, profundizando los vínculos transfronterizos con países vecinos en una etapa similar de desarrollo. Aunque las asociaciones regionales no pueden proporcionar el mismo poder adquisitivo que tenían los mercados de altos ingresos en el pasado, sí pueden formar un mercado lo suficientemente grande como para lograr economías de escala. Como ocurrió con la primera Comunidad Económica Europea (precursora de la Unión Europea), las similitudes económicas de los países en desarrollo pueden pasar de ser un impedimento a ser una ventaja.
Pero la integración regional requerirá un cambio de mentalidad. Los países en desarrollo deben mostrar una mayor disposición a colaborar con vecinos vistos tradicionalmente como competidores. Tendrán que invertir en infraestructura para vincular los mercados tanto dentro de los países como entre ellos. Y tendrán que desarrollar nuevas instituciones y acuerdos comerciales para sostener un sistema estable.
Pinelopi Koujianou, profesora de economía de la Universidad de Yale, en Project Syndicate
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