En uno de los pocos sectores que no vieron paralizada su actividad, las consecuencias del distanciamiento y las medidas sanitarias se hicieron notar, con la baja de servicios y de ingresos.
Si bien no podemos prescindir de los servicios brindados por estas empresas por ser de carácter esencial -lo cual implica que sus actividades no puedan detenerse-, al igual que el resto del mercado, también sufrieron alteraciones significativas.
Con la aparición de los primeros casos del nuevo coronavirus en Uruguay a partir del viernes 13 de marzo, este sector se vio afectado pero con la peculiaridad de que no tuvo que frenar sus actividades como el resto, sino que por el contrario debieron investigar las medidas necesarias a aplicar debido a la emergencia sanitaria e implementarlas rápidamente. Si bien la parte sanitaria (con o sin coronavirus) siempre constituye un factor incidente de gran relevancia en este tipo de servicios -por lo que el contacto con el Ministerio de Salud Pública es permanente-, este nuevo virus desconocido provocó que la comunicación con el organismo se realice más frecuentemente.
Se creía, debido a la información que llegaba del exterior, que las empresas deberían estar preparadas para el peor de los escenarios posibles, que afortunadamente no ocurrió en nuestro país. Las funerarias se encuentran alineadas a las recomendaciones que el gobierno ha dispuesto, modificando así la manera de trabajar y las medidas a tomar.
Baja en la tasa de mortalidad
El sector se vio afectado económicamente como todo el mercado, puesto que la población en estos meses, ante la suba del desempleo y la baja en los ingresos, ha tratado de gastar el menor dinero posible, y asimismo el protocolo propuesto por el Ministerio de Salud Pública con una concurrencia reducida también genera una disminución en la venta de servicios. Además, se dio una situación particular que contrario a lo que podría suponerse, la mortalidad descendió entre un 20% y un 25% en los dos primeros meses.
La tasa de mortalidad se ve afectada por diversos factores, y varios se vieron alterados por el cuidado extremo que decidió tomar la sociedad en su conjunto. Como por ejemplo una menor circulación por las calles, que implica una disminución en la cantidad de accidentes de tránsito, y también la cancelación o postergación de operaciones de riesgo ayuda a que esa variable disminuya.
Esto hará que el cierre del año vea una disminución en los niveles de mortalidad y para aquellos que atienden los servicios fúnebres evidentemente implica una caída en la cantidad de servicios a atender y a facturar. Sin embargo, esto no ocurrió en todas las empresas, como el caso del gerente de la Casa Velatoria Marcos O. Bordino e Hijos, que en comunicación con La Mañana afirmó que pudieron mantener el promedio que poseen anualmente.
La gente considera al seguro de previsión como un gasto necesario
Las empresas tenían en mente que debido a una pérdida o recorte de ingresos los usuarios tomarían la decisión de suspender el pago de seguros, pero sin embargo esto no fue así. A la hora de evaluar cómo sería la mejor manera de invertir su dinero, vieron que este seguro era un bien valioso que debían conservar.
Fernando Forestier, director de Forestier Pose, comentó a La Mañana que “nuestra empresa brinda la posibilidad de financiar el saldo y además dimos facilidades en cuanto al pago para que los usuarios no se dieran de baja y tampoco perdieran la antigüedad. Muchos nos decían que después de 15 años pagando, justo ahora en medio de una pandemia no podían ahorrar en tal servicio”.
Algunas empresas prescindieron de la ayuda del estado
En un principio se desconocía si se tendría más o menos trabajo, entonces debían contar con una cantidad de personal como para atender un posible pico de trabajo. Finalmente, aún constatando que el trabajo sería menor, las empresas en su gran mayoría entendieron que no se paralizaría su actividad y que la ayuda dispuesta por el gobierno era para aquellas empresas cuya actividad se viera detenida o complicada en mayor medida.
Roberto Forestier, el otro director de Forestier Pose, explicó: “Entendimos que era una ayuda por la emergencia sanitaria y no una oportunidad para los empresarios de tener una ventaja económica. Procedimos con responsabilidad social, tanto en relación al vínculo interno de la empresa (el personal) como también con el externo (empresas mayormente afectadas)”.
Este 2020 terminará por ser peor que el año pasado económicamente para varias empresas del rubro, porque por más que progresivamente se encuentren volviendo a una relativa normalidad, en lo que resta del año ya no se podrá compensar.
Disminuye la venta de flores
Así como las empresas fúnebres se vieron afectadas por una disminución de la venta de servicios, ello afecta directamente a las florerías que cuentan con un número significativo de ventas para tales empresas. Silvia Gandolfo, dueña de Green Garden (empresa familiar del rubro desde 1985) dialogó con La Mañana y relató su experiencia personal.
La llegada del COVID-19 produjo que la Florería tuviera que cerrar sus puertas en el mes de marzo, con la esperanza de poder reabrirla en abril con un repunte en sus ventas. Finalmente sucedió, pero la mejora lamentablemente no existió, por el contrario en el mes de mayo creyeron que tendrían que abandonar el negocio.
Finalmente lograron sobreponerse a la situación adversa. Silvia aseguró que “en agosto creo que llegaré a cumplir con las obligaciones a pagar”. Además agregó que “el siguiente verano lo vemos como una incertidumbre debido a que acostumbramos en los meses de junio, julio y agosto a generar un fondo (por ser los meses de mayores ventas), cosa que claramente en este año fue imposible de realizar”.
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