Alicia García Herrero es doctora en Economía y se desempeña como economista jefe para Asia-Pacífico en Natixis –un banco de inversión francés–, por lo cual está radicada en Hong Kong. También es investigadora y docente universitaria, y se ha especializado en la economía china y su impacto a nivel mundial. En una entrevista que concedió a La Mañana, la experta conversó acerca de la realidad económica de China y se refirió a la negociación que llevará adelante Uruguay con el gigante asiático hacia un eventual Tratado de Libre Comercio (TLC).
China fue el primer país en recuperar su nivel prepandemia de PBI, pero la recuperación parece perder algo de fuerza en los últimos meses. ¿Usted cree que en la nueva normalidad veremos un regreso a tasas de crecimiento asiáticas, o se parecerán más a las tasas occidentales?
China estaba abocada a crecer menos ya antes de la pandemia, antes de la guerra comercial, por la trampa de la renta media, que es un concepto muy económico: hay muchos países de América Latina que crecen, pero no llegan a ser países desarrollados. Parece ser el caso de China. Hay muchos países europeos que han conseguido saltar esa dificultad, en buena medida, gracias a Europa, por un impulso externo, porque han podido seguir un modelo económico. A España le pasó eso, Europa la empujó a salir de una renta relativamente moderada a una renta alta.
China va a envejecer antes que España, es decir, va a tener los problemas del mundo desarrollado antes de que su renta llegue a un nivel suficientemente elevado. Estamos por encima de 10.000 dólares, está muy bien, pero la economía se está desacelerando muy rápidamente, y ya digo que no solo es el covid, no es solo la guerra comercial, es el envejecimiento.
¿Qué efectos tiene la desaceleración de la productividad del trabajo en ese contexto?
La desaceleración de la productividad del trabajo es más importante aún, es muy fuerte, porque China se ha vuelto una economía de servicios, que son poco productivos. No es lo mismo llevar un paquete en una moto para que alguien consuma algo, que producir un bien que después se exporta, que tiene valor añadido. Entonces, China está en esa dirección y eso le está reduciendo mucho el crecimiento.
China será la economía más grande del mundo, pero la renta per cápita se estancará. En el 2019, antes del covid, creció un 6,1%. Incluso ahora con mucho estímulo y viento de cola crecerá un 7%. Europa va a crecer casi un 7%, porque va a ser después del covid, y en América Latina también hay países con tasas de crecimiento elevadas gracias al impulso de lo terrible que fue el año pasado, pero a China le faltan los motores de crecimiento por desgracia.
¿Cuál es el motivo detrás del endurecimiento de las autoridades chinas en relación a las criptomonedas?
Hay varias cosas. Todo lo que no se pueda controlar, como tecnología blockchain, donde se pueda invertir un capital en un país con controles de capital, con bancos que son estatales, es normal que lo controlen, porque va en contra del modelo. China ha temido siempre las criptomonedas como una manera de socavar poder, especialmente con el anuncio de Facebook de libra (la criptomoneda de esa red social), que encima es una moneda extranjera, o sea, esto es algo que China no puede entender.
Pero China también está promoviendo su propia criptomoneda. ¿Con qué objetivos?
Ese es otro problema que hay sobre las criptomonedas, que competirían con la moneda digital que China está introduciendo. La está promoviendo como respuesta al dólar, porque quiere que esa moneda, que es pública y controlada, se desarrolle en el resto del mundo también para pagos. De hecho, ya tiene un acuerdo con los Emiratos, con Hong Kong y con Tailandia. China puede diseñarla de manera que pueda servir además de para pagos, en algún momento, para inversión.
Lo que están haciendo con la moneda digital ahora es probarla en Hong Kong y desarrollar criptomonedas sobre la base de esa moneda, o sea que China no quiere perder el tren de las criptomonedas, las quiere controlar y quiere usar su propia moneda como base y no el dólar. Es complejo. China no está preparada para abrir en su propio territorio por ese miedo del que hablaba, pero sí para probar con su moneda en otros lugares y ver qué pasa, para decidir después cómo regular. Desde luego, no va a cerrarse a cal y canto a criptomonedas que hagan que el capital se vaya a otro sitio, esa no es la idea.
¿Cuál es el impacto que se prevé sobre el comercio internacional chino a raíz del anuncio de que se adoptará una estrategia de circulación dual para la economía?
Yo he escrito mucho sobre la circulación dual porque me parece muy importante, de hecho, podríamos compararlo con algo que está haciendo Europa, que es la soberanía estratégica o económica. Son conceptos que suenan a proteccionismo, pero, en cierto modo, son una respuesta al modelo de Trump, “America first”, incluso de Modi, “India first”, o sea, potencias exportadoras como China y Europa temen ese mundo porque no tienen hueco en él.
Entonces, ¿cómo responden? De la siguiente manera: “yo tengo un mercado interno, es mío”. Europa no dice eso porque es mucho más abierta que China, pero hay un sustrato por el otro lado. ¿Por qué Europa habla de soberanía económica y China de circulación dual? Porque a su vez hay un problema en las importaciones: Europa depende enormemente de semiconductores –de hecho, acaba de anunciar un plan para reducir la dependencia–, y China también, aunque los procesa, pero no tiene el diseño, la producción.
¿Qué implica entonces la circulación dual?
La circulación dual no es solo sustituir y no exportar, es no depender del resto del mundo para importar los inputs que te permiten cubrir tu demanda interna y exportar. China no tiene ninguna intención de dejar de exportar con la circulación dual, al revés, exporta más que nunca desde el 2020, ha aumentado su cuota mundial de exportaciones, la ha vuelto a subir a más del récord, que es más del 14% de las exportaciones mundiales. Su interés es hacerlo sin depender del resto del mundo, y esa es la circulación dual.
En el marco de los TLC acordados con Chile, Perú y Costa Rica, ¿las exportaciones de estos países han tenido un componente significativo de manufacturas u otro rubro que no sea el de commodities?
Por desgracia, muchos de los acuerdos de libre comercio que China ha firmado, no solo con América Latina, también con Australia, África –aunque es más bien basado en relaciones multilaterales, bajo la OMC–, donde hay una enorme población y podría aumentar la inversión directa en manufacturas para producir y cubrir el mercado regional, esto no se está produciendo.
En Australia, la concentración de exportaciones en metales, acero, es más alta que nunca. Te doy otro ejemplo que es casi el colmo: Suiza tiene un acuerdo comercial con China, y el rubro que más exporta es oro, pero el resto de rubros apenas ha aumentado. Entonces, uno se pregunta, estos TLC, ¿qué tipo de modelo de desarrollo van a conllevar?
¿Y cuál es la respuesta según su visión?
Yo pienso que China se ha dado cuenta del problema, pero no ha puesto mucha atención. Sin embargo, cada vez más va a tener que entender que tiene que ser más equilibrada en la relación comercial, porque si no, va a llegar un momento en el que no van a poder ni cobrar, es decir, si hay una caída del precio de materias primas por el motivo que sea, el desequilibrio comercial va a ser tal que los países no van a poder… y esto es aún más cierto en África que en América Latina, entonces, es un modelo que llega a su fin.
¿Cómo impacta en ese sentido el hecho de que la fuerza de trabajo de China esté cayendo?
Eso implica que necesite producir en otras partes del mundo. Por ahora, la mayoría de la deslocalización ha sido en países vecinos como Vietnam, pero creo que es una mala solución. Ese tema lo he hablado con colegas de China, con quienes tengo la confianza de decir: “tenéis que ir más cerca del mercado final, porque el mundo se está volviendo muy proteccionista; nadie va a seguir importando de Vietnam hasta el infinito como hacía con vosotros, porque van a necesitar esos empleos”.
Poco a poco va a haber una comprensión mayor de que no solo existe “America first” o “India first”, también va a existir “Uruguay first”… o sea, todo el mundo va a intentar mantener sus empleos. Entonces, esto va a entrar en la ecuación, pero ya digo que la experiencia hasta ahora, que era tu pregunta, es que no se ha producido casi diversificación de exportaciones de América Latina a China.
En materia de inversión en otros países en desarrollo, China muestra una preferencia por proyectos energéticos y de agricultura. ¿Cuál es la explicación?
Para empezar, quiero aclarar que China puede invertir con control, o sea, inversión directa extranjera, o sin control, es decir, prestar. Cuando yo invierto con control, si pierdo la inversión me voy a mi casa y nadie me debe nada. Si, en cambio, presto, me deben algo.
China tiene preferencia por prestar y no invertir en el mundo emergente y, por el contrario, comprar y no prestar en Europa. En este último caso, porque no hace falta, ya que en Europa nadie necesita financiación –está el Banco Central Europeo-. En cambio, una inversión es algo diferente, un dueño vende una empresa, tiene interés en venderla a muchos múltiplos.
En América Latina, sobre todo, otorga préstamos, que han de devolverse. Ha habido algunas inversiones de compra, por ejemplo, de minas en Chile, de eléctricas en Brasil, pero son sectores estratégicos –China no está comprando fábricas de zapatos en Uruguay–. Con este modelo en el que compra lo estratégico y presta para construir un metro o una vía de tren, en el primer caso, el país pierde un bien estratégico –yo no digo que no haya que perderlo, pero sí hay que tenerlo en cuenta–, y en el segundo, para hacer el metro se endeuda altamente, es decir, nadie se lo está regalando.
¿Y por qué pone el foco en la energía y la agricultura?
Porque es lo que le falta a China, que ya no tiene casi tierra arable porque ha llevado adelante un proceso de urbanización brutal, con enormes consecuencias que todos conocemos, negativas, sobre el medio ambiente y la tierra. Por eso compran. Y la energía es uno de los talones de Aquiles de China, porque tiene gran dependencia energética y no quiere depender de algo que pueda ser un cuello de botella, como los semiconductores. En el caso de la energía es fácil: se compra el control, entonces, no dependen de las importaciones, ese es el punto.
Recientemente el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou anunció que el gobierno comenzará un proceso de negociaciones con China de cara a un posible TLC. ¿Qué opinión tiene al respecto? ¿Lo cree factible?
China está abierta a los TLC porque dentro de lo que es su retórica quiere mostrar al mundo que tiene más TLC que nadie, por decirlo de manera muy simple. De hecho, acaba de anunciar, después de que lo hiciera en noviembre del 2020 con la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por su sigla en inglés), que tiene a Asia, Corea, Japón y China juntos en un acuerdo comercial regional, que pedirá entrar en el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP, por su sigla en inglés). Este era el acuerdo que Obama negoció con Japón, donde están México, Chile y bastantes países de Asia, como Vietnam.
Es un acuerdo difícil para países como Vietnam y como China, porque tiene capítulos sobre empresas públicas que se hacen pesados para un país que tiene ese modelo económico, pero Vietnam consiguió pasar y estoy segura de que China también lo hará.
Dentro de ese contexto de poderío en Asia, los acuerdos comerciales en América Latina tienen la importancia que tienen, es decir, no es lo mismo cuando Chile llegó a su TLC o Perú, que ahora, porque la capacidad de negociación de Uruguay hoy es 70 veces menor que la que tuvo Chile en su momento.
¿Por qué lo dice?
Porque el centro del mundo es Asia, porque China ya está muy metida en esta cadena de valor en Asia, y el tener acceso a un mercado como Uruguay para sus exportaciones está muy bien, pondrán otra cruz de “hemos hecho esto”, pero no les va la vida en ello.
No quiero para nada menospreciar a Uruguay, al revés, me encanta; fue el primer país que visité en América Latina y lo adoro. En mi vida como economista del Fondo Monetario Internacional, aún lo recuerdo con cariño. Lo que quiero decir es que cuando uno negocia un TLC tiene que saber cuándo llega a la negociación, y Uruguay llega en un momento en el que China está consiguiendo un montón de cosas en Asia, ya tiene otras entradas, entonces, es complejo conseguir algo en esa negociación.
¿Qué debería hacer Uruguay entonces?
Yo creo que Uruguay tiene que ir con unos mínimos para que esa negociación sea fructífera, ese sería mi consejo sobre este tema. No digo que no sea interesante, obviamente lo es, es el mercado más grande del mundo y especialmente para muchas de las exportaciones del Uruguay, pero hay que ir con una agenda clara.
Si realmente las expectativas no llegan a esos mínimos, igual el coste de oportunidad es demasiado alto, porque lo hay, y es mayor que el que tuvo Chile, que el que tuvo Perú, porque Estados Unidos ahora está en otra órbita. Entonces, hay que trabajar en los mínimos para no tener solo las consecuencias negativas de la reacción de Estados Unidos.
Una contribución para cambiar la realidad económica
Además de tener un cargo ejecutivo en una entidad bancaria, García Herrero también tiene otras actividades. De hecho, aseguró que siempre ha creído en la “multidisciplinariedad” para crecer como profesional.
A lo largo de su extensa carrera ha sido profesora en distintas universidades, y actualmente se desempeña en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong.
Al mismo tiempo, realiza labores de think tank, es decir, “de dar ideas de política económica”, en Europa, a través de Bruegel, y en Asia, a través de un centro de investigación en Singapur. En ese sentido, explicó que, “como economistas, no vale solo investigar y entender, que está muy bien, pero también hay que ofrecer posibilidades de cambio”.
“Yo intento, desde las distintas esferas, como los clientes del banco, las autoridades de política económica de Europa, los alumnos que un día serán decisores, contribuir a cambiar esta realidad económica que requiere muchísimas reformas”, afirmó.
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