La emergencia sanitaria dada por la llegada del COVID-19 al Uruguay llevó a la clausura de la gran mayoría de los negocios. Las excepciones que permite el gobierno son los supermercados y las farmacias, pero el resto de los rubros se vieron notoriamente afectados.
Esa nueva realidad trajo consigo un crecimiento muy alto del e-commerce, pero este no logra paliar las pérdidas de los comerciantes como consecuencia de haber tenido que cerrar las puertas de sus locales de atención al público.
Es por esto que los empresarios no están atravesando el incremento de transacciones online en un clima de euforia, sino más bien lo contrario, tal como afirmó a La Mañana el presidente de la Cámara de la Economía Digital del Uruguay (CEDU), Guillermo Varela.
Si bien hay tiendas que han triplicado o cuadruplicado la cantidad de compras web, el consumo general ha mermado de manera significativa. El ejecutivo ejemplificó la situación de la siguiente forma: un restaurante que antes de la crisis en un día vendía 15.000 pesos en su local y 2.000 en su delivery, como se vio obligado a cerrar, su única operación posible es el reparto a domicilio. Este creció notablemente, llegando a vender 7.000 u 8.000 pesos diarios, pero nunca alcanza los 15.000 pesos que obtenía previo a la pandemia.
De todos modos, de acuerdo con Varela, lo positivo del comercio electrónico es que permitió que muchas empresas continuaran operando y que sus trabajadores no tuvieran que ser enviados al seguro de paro. “Y no se trata solamente del encargado de la parte informática, sino también del que factura, el que embala, el responsable de la entrega, de la logística”, señaló.
Una oportunidad para diversas realidades
Por otro lado, explicó cómo impactó esta coyuntura según el nivel de digitalización de los distintos comercios.
A las compañías que ya contaban con un sistema de ventas online, que año a año optimizaban su proceso y que ya venían invirtiendo en el área, les fue muy bien porque no tuvieron que hacer ninguna modificación drástica y su volumen de negocios creció.
A su vez, en las empresas que teniendo un canal virtual nunca le habían dado la importancia que merecía, creyendo que eso empezaría a moverse realmente en un futuro, el nuevo coronavirus lo que hizo fue adelantar los tiempos.
En esos casos, muchos propietarios percibieron que había una oportunidad y decidieron destinar recursos y empleados para las transacciones por internet. “Lo que sucedió fue que nos comimos dos o tres años de desarrollo, los comprimimos en 15 días y ya estamos en números que con una evolución natural del comercio electrónico nos iba a llevar dos años más alcanzar”, puntualizó.
Sin embargo, dentro de ese grupo de firmas “semipreparadas”, también se encuentran aquellas que, “en la desesperación de que su negocio se veía congelado”, enviaron a todos los trabajadores al seguro de paro, por lo cual no tienen a nadie que pueda despachar una venta.
Otro grupo son las empresas que no tenían presencia online. “Esas se dividen en dos: las que están decididas a hacerlo porque la oportunidad es ahora, y las que por estar todavía shockeadas, no han dado ese paso que es inevitable”, acotó.
Momento de adaptarse a los cambios
El directivo asumió que este es un momento “oscuro” y “primero nos invade la queja”. No obstante, llamó a “tratar de aprovechar los pocos aspectos positivos de esto para reconvertirnos y aggiornarnos a los nuevos tiempos”.
Dijo también que es necesario “abandonar esa inocencia de que apenas pase esto el mundo va a volver a ser como antes; las cosas cambiaron y debemos trabajar para que ese cambio sea positivo y ahí tenemos una oportunidad como país”. En esa línea, “CEDU está a disposición de cualquiera que vaya en ese sentido y con ese espíritu”.