La guerra comercial entre Estados Unidos y China es un fenómeno de fuerte impacto mundial en el plano comercial y económico. Por la relevancia de estos dos grandes, los países del mundo no son simples espectadores, sino que se hacen parte de este conflicto.
El fenómeno de la guerra comercial EE.UU.-China se materializa como realidad preocupante por el año 2018. Luego de los años COVID, la guerra entre Rusia y Ucrania genera otros impactos en el comercio global que es necesario concientizar y tener en cuenta.
Se estima que se ha dado una suba de aranceles en el comercio bilateral de unos US$ 450 000 millones marcando una nueva etapa en la globalización. Se marca de esta forma una nueva realidad para EE.UU. y China que transitan por diversos procesos en todos los planos pero que impactan sobre otras realidades en el mundo a partir de sus vínculos comerciales y políticos.
Hace pocas semanas Fajgelbaum y un equipo de investigadores publicaron los resultados de un estudio de investigación que analiza las implicancias de la guerra comercial entre China y EE.UU. y cómo esta genera un cambio en los patrones de comercio con suba de aranceles y otros procesos que lleva a que muchos otros países se vean directamente afectados.
La guerra comercial se inicia en 2008 con una intención Donald Trump de imponer aranceles. Luego de esto comenzó una carrera en la suba de aranceles con muchas aristas e impactos para el resto del mundo; por un lado, con aumento de costos y mayores dificultades para algunos, y con importantes oportunidades para otros.
Existen diferentes niveles de afectados. Uno de los resultados a destacar del estudio es que el mayor costo de los aranceles ha sido trasladado a los precios afectando directamente a los consumidores. Esto es coherente y va de la mano con la realidad de los altos y persistentes niveles de inflación.
Por otro lado, están el resto de los países que se vinculan de forma diferente. El estudio destaca que existe una gran variación entre los países en la medida en que los aranceles de la guerra comercial afectaron las exportaciones de los países. Pero lo que más llama la atención es que existe un grupo de países para los cuales, a pesar de los mayores costos de las exportaciones globales entre los productos gravados por EE.UU. o China, estos crecieron más rápido que los productos no gravados.
También a nivel más especifico y ahí el trabajo menciona la elasticidad de la demanda de cada país, es decir cuánto puede variar la demanda ante cambios de costo. En esta situación, cuanta más dependencia tenga del producto y cuantas más dificultades para dejar esa compra, mayores costos se asumen. Pero un tema no menor que tenemos que incorporar en este análisis es que en el vínculo comercial visto en el contexto China y EE.UU. juegan también otros tipos de vínculos y factores –tratados, aspectos políticos– que determinan cómo se mantienen o no las relaciones comerciales y cómo asumen los terceros países las reglas de juego.
Un aspecto para destacar a nivel global es que lejos de la necesidad de reflotar el sistema internacional y la importancia de la OMC, se viene manteniendo el aumento de la protección y la búsqueda de alternativas. Existen algunas realidades con oportunidades y con altos niveles de afectación. Además, la guerra comercial no se ha dado sola, sino que surgen otros procesos y hechos desde la pandemia, la guerra Rusia-Ucrania, dificultades en el plano económico también vinculadas como la crisis energética, entre otros. En paralelo, se está dando un importante proceso relacionado con otras reglamentaciones que vienen surgiendo y que atienden a temas ambientales, a veces en el marco de los acuerdos internacionales, buscando otros propósitos ante el amparo de estas tendencias necesarias de la sostenibilidad.
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