Viendo el rumbo de la economía estadounidense hacia una recesión, es fácil convencerse de que el dólar pronto empezará a bajar. Para que el dólar caiga, tiene que caer frente a otra moneda. Pero, al menos durante el próximo año, será difícil encontrar un candidato para ocupar el lugar del dólar. El dólar alcanzó en junio su nivel más alto en 20 años frente a una canasta de divisas y hasta el jueves acumulaba un alza de más del 10% en lo que va del año. Uno de los principales motores de la escalada ha sido la recuperación económica de Estados Unidos de la recesión provocada por la pandemia, mucho más sólida que la de sus principales socios comerciales. Sin embargo, hoy día la economía estadounidense muestra señales de encontrarse en la antesala de una recesión. Durante el primer semestre de 2022, los mercados financieros han tenido el peor rendimiento de la posguerra. En consecuencia, parecería ser solo cuestión de tiempo antes que la Reserva Federal interrumpa su actual política de suba de tasas. Si eso ocurriera, el flujo de capitales hacia Estados Unidos podría revertirse y el dólar podría empezar a depreciarse. Pero, ¿hacia qué moneda huirían los inversores? Si bien es cierto que el dólar tiene sus puntos débiles, el resto de las monedas del mundo parecerían sufrir aún mayores problemas que la moneda estadounidense, al menos en un futuro inmediato. En este escenario, es poco probable que el euro y el renminbi de China ofrezcan una seria alternativa al dólar.
Desmond Lachman, en Barron´s
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