La política y la economía tienen lazos muy estrechos de interdependencia que hay que atender y cuidar. Anuncios y decisiones a nivel político partidarios y hasta muchas veces a nivel individual pueden generar efectos sobre los mercados que terminan siendo incontrolables y que luego requieren de muchos esfuerzos de recursos, medidas y tiempos. Existen múltiples ejemplos recientes que marcan la existencia de este tipo de situaciones. Un caso que ha llamado la atención recientemente es la situación en Corea del Sur por Legoland, donde un impago de US$ 144 millones con una mala decisión política puso en crisis al sistema financiero de una economía relativamente fuerte.
En este sentido, sólidos estudios de casos evidencian cómo malas decisiones y turbulencias políticas que intempestivamente se vuelven incontrolables afectan los mercados financieros y consecuentemente las economías.
Un trabajo publicado hace menos de una semana por Centro de Investigación de Políticas Económicas (CEPR) de Burçin Kısacıkoğlu y Sang Seok Lee analiza a través de un estudio de caso este fenómeno. En concreto, estudia en profundidad la reciente crisis crediticia en Corea del Sur. Se trata de un experimento natural que analiza de forma sistemática y pone en evidencia como una falla en el cumplimiento originado en malas decisiones en el plano político desemboca en una crisis financiera con importantísimas dislocaciones a nivel de mercados financieros de relevancia en el país. La situación se dio cuando en setiembre pasado el gobernador de la provincia de Gangwon, Kim Jin-tae, declaró sin ningún aviso previo que no continuaría con la garantía del gobierno local sobre el papel comercial respaldado por activos (ABCP) con calificación A1 (la calificación más alta) de Gangwon Jungdo Development Corp (GJC) del parque de atracciones Legoland Korea que se encontraba en la provincia. El anuncio, que se dio en un contexto económico relativamente normal y sin sobresaltos en el mundo financiero, llevó a un cambio en la valoración de los agentes financieros que tomaron con fuerte descreimiento la falta de seguridad en la garantía. De esta forma, un incumplimiento aparentemente menor de US$ 144 millones de un parque de diversiones, inducido por un error de juicio político, se transformó en una crisis crediticia y provocó graves dislocaciones de los mercados financieros más amplios. Las respuestas a nivel político fueron rápidas, generalizadas y contundentes, y no se generalizó la crisis.
Fue un hecho puntual pero significativo para los mercados, ya que era impensable que no se cumpliera una garantía del gobierno y de esta forma se generó un incidente que condujo a una reevaluación del riesgo crediticio en mercados más amplios.
Aspectos de la mala experiencia del Reino Unido con el gobierno de Liz Truss, política fiscal de acotado presupuesto que más allá de las consideraciones de corte puramente económico, muestra cómo se requiere instituciones políticas que funcionen bien, decisiones tomadas por las autoridades de forma cuidadosa y anuncios bien fundamentados para que la economía prospere (Acemoğlu y Robinson 2012, Alesina y Perotti 1994) o al menos mantenga senderos saludables.
De estas situaciones debe surgir un conjunto de aprendizajes que tienen que ver con las debilidades de las economías ante situaciones políticas variadas. Es fundamental que la clase política actúe de forma clara y estratégica pudiendo dimensionar los efectos de sus decisiones, más en un mundo global convulsionado donde se generan debilidades institucionales, y con un escenario mundial de baja de crecimiento y políticas de corte monetario y fiscal con dificultades.
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