Luego del viraje que tuvo la política monetaria del Banco Central del Uruguay (BCU), que definió bajar la tasa de interés, el economista Javier de Haedo fue enfático al decir que la medida debió haber sido “más ambiciosa”, pues el cambio fue “absolutamente intrascendente”. Es por ello que entiende que de aquí en más solo se puede esperar que la autoridad monetaria “se siga equivocando”. En otro orden, evaluó la situación que atraviesan las fronteras y desarrolló su visión sobre la política fiscal del gobierno.
Hasta hace unos meses, al menos hasta la última entrevista que brindó a La Mañana, usted se mostraba bastante crítico con la política monetaria que venía llevando adelante el BCU. Sin embargo, en el pasado mes de abril, la autoridad monetaria, a diferencia del camino que venía recorriendo anteriormente, decidió bajar la tasa de interés. ¿Cómo vio ese cambio? ¿Fue una definición adecuada?
Sí, pero cortita, es decir, debió ser mucho más contundente la baja de la tasa, y en el Copom (Comité de Política Monetaria) siguiente ni siquiera la bajó de nuevo. Fue una baja de un cuarto de punto de hace dos reuniones del Copom, en el último ya no se hizo, y ahora hasta junio no hay otro, entonces, yo creo que se quedó cortísimo. Además, no habló de la recesión por la cual pasó la economía, que ha bajado enormemente su tasa de crecimiento, y en cambio sí habló de una baja de la inflación subyacente apenas por encima del 6%. Por lo tanto, si la inflación está tan bien y la economía no está tan bien, la decisión de bajar la tasa tendría que haber sido un poco más ambiciosa.
¿Usted entiende que tendría que haber vuelto a bajar la tasa en el último Copom?
Yo entiendo que entre esas dos reuniones del Copom tendría que haber bajado mucho más del cuarto de punto que bajó.
¿Qué se puede esperar de aquí en más en cuanto a las futuras definiciones del BCU?
Que se sigan equivocando.
¿Por qué lo dice?
Porque no tengo expectativas de que vayan a seguir bajando la tasa como deberían hacer.
¿Cree que esto fue una decisión puntual y que no van a seguir por ese camino?
No, capaz que van a seguir por ese camino, pero si lo hacen, lo van a hacer mucho más despacio de lo que deberían.
¿Y qué se puede esperar en el sentido de los efectos que esto puede llegar a tener? ¿O no es suficiente? Es decir, ¿puede impactar en el dólar, por ejemplo, o es muy pronto para ver un efecto de ese tipo?
No. Ese pequeño cambio que hubo es absolutamente intrascendente.
No mueve la aguja para nada.
No, y tampoco creo que la mueva en los próximos pasos que vaya a dar el BCU si mantiene su posición.
La compleja situación económica que atraviesan las fronteras como consecuencia de la significativa diferencia cambiaria con los países vecinos, pero sobre todo con Argentina, se viene agudizando cada vez más. ¿Qué evaluación hace al respecto? ¿Cree que tiene alguna posible solución ese problema?
Se viene agudizando y se va a seguir agudizando cada vez más porque Argentina antes de mejorar va a empeorar más todavía. El gobierno tomó una cantidad de decisiones que es lo máximo que puede hacer y no imagino que pueda hacer mucho más que eso, porque magia no puede hacer. Yo no tengo ninguna duda de que Argentina va a seguir complicándonos la vida por ese lado, y vamos a tener que seguir conviviendo con una Argentina empobrecida y barata por un buen tiempo.
Una medida como la que han planteado desde algunos sectores políticos y también desde los centros comerciales de los departamentos fronterizos, como implementar una considerable reducción impositiva en la frontera, al menos, en algunos productos de primera necesidad, ¿no la ve viable?
¿Qué tipo de impuestos?
El IVA, por ejemplo.
Ahí tenemos un problema, que es que Uruguay es un país muy chico y las fronteras se corren. Entonces, ¿dónde cortás? Es decir, si vos bajás los impuestos en la frontera, también el que vive en Mercedes va a ir a Fray Bentos, el que vive en Tacuarembó va a ir a Rivera, el que vive en Young va a ir a Paysandú. Esto ya lo vimos cuando pasó en algún momento, en el pasado, o ahora, con las bebidas y los tabacos con menores impuestos por free shops o por zonas de frontera. Eso vuelve todo para acá, es un país chico, la frontera se corre. Hay cosas que no se pueden hacer. Yo creo que el gobierno hizo lo que podía y no hay que pedirle mucho más que eso porque, como decía, no puede hacer magia.
¿Qué evaluación hace sobre la política fiscal llevada adelante por este gobierno? ¿Cuál es su visión en particular acerca del nivel de déficit actual? ¿Y qué perspectivas maneja para la segunda mitad del período?
En lo que respecta al capítulo fiscal el gobierno hizo un muy buen trabajo exactamente en su primera mitad, hasta setiembre del año pasado, cuando hizo una política fiscal muy cuidadosa, para la cual solamente tengo elogios. En esa primera etapa llevó el déficit fiscal a dos puntos y medio del Producto Bruto Interno (PBI), pero, sin embargo, en los seis meses siguientes, hubo un cambio importante. Hay que tener en cuenta que este miércoles va a salir la información de abril, pero el dato de marzo, corregido por el efecto de Semana Santa, que distorsiona un poquito la cosa, fue de 3,6% del PBI. Esto significa que hubo un deterioro muy grande del déficit en muy poco tiempo. Yo no tenía ninguna duda, viendo la trayectoria que habían tenido hasta setiembre del año pasado, de que el gobierno iba a romper con la tradición del deterioro fiscal en la segunda mitad del período, pero la verdad es que en eso me equivoqué: si tengo que hacer un pronóstico ahora, temo que van a cumplir la regla histórica de que las finanzas públicas empeoran en los dos años finales del período.
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