“Esta es la definición perfecta de un cártel fiscal con la intención explícita de suprimir la competencia fiscal de países con sistemas fiscales más favorables (y yo diría que mejores). Y los países del G-7 han llegado a un acuerdo sobre un impuesto mínimo global del 15%. Pero para estos funcionarios estatales, el verdadero valor de este acuerdo es que facilitará la intimidación o, como mínimo, el ejercicio de una fuerte presión política sobre unos 135 países para lograr que se unan a su cártel fiscal de siete países… Ciertamente, es censurable. Sé que a los miembros del G-7 les gusta afirmar que necesitábamos esto debido a la pandemia. Pero los países de la OCDE llevan más de cuatro años intentando acordar un impuesto mínimo global. Asimismo, las naciones europeas llevan años intentando armonizar los impuestos de las personas físicas, entre otras cosas, mediante el intercambio automático de información. La pandemia es simplemente la más reciente excusa que tienen a su disposición para lograr la armonización de los impuestos.
Veronique de Rugy, refiriéndose a la propuesta de la administración Biden de promover la adopción de un impuesto a la renta empresarial global. Columna en National Review, EE.UU.
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