La Dra. Stella Krepp, de nacionalidad grecoalemana, es profesora de Historia Ibérica y Latinoamericana en la Universidad de Berna (Suiza). Se ha dedicado a estudiar los procesos de desarrollo de América Latina, con especial énfasis en Brasil, Cuba y el Caribe; la inserción de los países de la región en el tercer mundo y sus esfuerzos para superar el subdesarrollo. En una entrevista que concedió a La Mañana, la historiadora relató qué la impulsó a escribir sobre estos temas y cuáles fueron los principales hallazgos de sus investigaciones.
Publicó junto a Vanni Pettinà y Thomas Field el libro “América Latina y la Guerra Fría Global”. ¿Qué la impulsó a escribir sobre el tema?
Aunque América Latina jugó un papel fundacional en la génesis del tercer mundo, el estudio de las relaciones entre esa región y países tercermundistas ha sido marginalizado en las investigaciones. Nuestro objetivo al escribir este libro fue rescatar esta variedad de intercambios sociales, culturales, económicos y políticos y cómo transformaron la historia de América Latina.
Las décadas de los 50 y 60 formaron parte de un período transformador en América Latina. Con el inicio de la Guerra Fría quedó bien claro que ya no pertenecía al occidente, y de eso surgió la necesidad de que buscara su propio lugar en el nuevo orden global.
En particular, usted escribió el capítulo sobre Brasil, donde, justamente, discute el papel de Brasil y América Latina en el orden global. ¿Qué nos puede contar al respecto?
Brasil en esos años formó parte de una serie de gobiernos reformistas-desarrollistas con una mirada internacional distinta, que incluyó iniciar relaciones diplomáticas con países socialistas, países poscoloniales en África y, por último, el enfoque hacia el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL). En 1961 (el entonces presidente, Jânio) Quadros inauguró su política externa independiente, fuera de la bipolaridad Unión Soviética-Estados Unidos.
Brasil no participó en 1955 en la conferencia afroasiática de Bandung, pero sí asistió a las conferencias del MNOAL en 1961 en Belgrado y en 1964 en El Cairo, bajo los gobiernos de Quadros y (João) Goulart, respectivamente, sin acceder de manera formal al MNOAL como miembro. La razón por esta posición fue una perspectiva ambivalente hacia el MNOAL, considerado como muy radical y con un tinte demasiado socialista.
¿Fue el expresidente Juscelino Kubitschek quien inició el acercamiento al MNOAL? ¿Qué lo llevó en esa dirección?
La conferencia en Belgrado ofrece una mirada interesante sobre las motivaciones brasileñas para interactuar con el tercer mundo. Los gobiernos de Kubitschek y Quadros tenían una visión de Brasil como líder no solo de América Latina sino del tercer mundo. Al final, como argumentaron los brasileños, Brasil tenía el estatus equivalente a “India en Asia”.
Cuando se establecieron en Belgrado por las deliberaciones, los diplomáticos brasileños actuaron no solo como representantes de Brasil, sino también de América Latina. Al mismo tiempo, Cuba, aislado en el continente, participó con la pretensión de que América Latina fuera mucho más radical y revolucionaria.
¿Cómo eran las relaciones con Cuba? ¿Cómo afectó la revolución cubana a todo esto?
Las relaciones con Cuba en los primeros años de la década de 60 fueron complicadas. Aunque Brasil (con México) trató de proteger a Cuba en la OEA y continuó con las relaciones diplomáticas, los cubanos eran “aliados” muy difíciles. Castro financió y apoyó a las guerrillas en el continente, desestabilizando no solo regímenes autoritarios, sino además otros formalmente democráticos, como Venezuela.
En Brasil, el apoyo cubano a las ligas campesinas, organizadas por el partido comunista, no solo causaron perturbaciones en el noreste del país, sino que a su vez resultaron en una polarización de la política. Finalmente, dieron a los militares una excusa para intervenir.
Al mismo tiempo, es importante destacar que la revolución cubana de alguna forma intensificó las relaciones entre la región y el tercer mundo. Cuba, de hecho, buscó liderar el MNOAL en el intento de socavar la posición de Estados Unidos en el tercer mundo. Si Brasil o México vieron en el tercer mundo un espacio para reformar el orden económico internacional, Cuba vio en él un aliado para derrotar al imperialismo.
¿Hubo alguna conexión entre el golpe de Estado contra el presidente Goulart en el 64 y la participación de Brasil con el MNOAL?
El golpe militar de 1964 coincidió con la segunda conferencia del MNOAL en El Cairo. Obviamente, la amenaza de una intervención militar ha acompañado los gobiernos brasileños desde, al menos, 1961. Y el flirteo con el MNOAL desagradaba seriamente al sector conservador militar. Al decir eso, no hay una directa relación entre los dos eventos, pero sí representan dos visiones contradictorias: un Brasil independiente y al frente del tercer mundo, y un Brasil aliado con los Estados Unidos y anticomunista.
¿Puede describir los principales factores del ascenso de Brasil como potencia regional en los años 50?
Al mismo tiempo que Brasil reorientó su política exterior, experimentó un ascenso como poder regional en América Latina. Ya durante el gobierno de Kubitschek, Brasil jugó un papel central en una serie de proyectos desarrollistas en la OEA y con apoyo de la Cepal. Estos esfuerzos culminaron en la fundación del Banco Interamericano de Desarrollo en 1959 y en la gestación de Tratado de Montevideo en 1960, que creó la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio.
¿Cuál es la conexión entre el concepto de “tercer mundo” y la “tercera posición” propuesta por Juan Domingo Perón en Argentina?
Perón intentó articular una posición intermedia entre la Unión Soviética y Estados Unidos. Sin embargo, lo hizo desde una plataforma ideológica bastante conservadora: una especie de reivindicación ideológica y cultural de la identidad hispánica de Argentina y, también, como intento de construir un liderazgo argentino regional.
El tercermundismo que analizamos en el libro es de una especie nueva, está mucho más conectado con el proceso de descolonización, los movimientos de liberación nacional y los problemas nuevos del desarrollo económico.
También escribió sobre las relaciones interamericanas en los años 50 y el problema del desarrollo económico. ¿Cuáles fueron sus principales hallazgos?
Sobre este último punto creo que el desarrollismo representó, junto con el antimperialismo, uno de los grandes vectores de integración latinoamericana al proyecto tercermundista.
Como otras regiones poscoloniales, los latinoamericanos percibieron que el subdesarrollo era producto de la dependencia económica de la periferia frente a los centros económicos occidentales. Los latinoamericanos, de hecho, formularon con (Raúl) Prebisch el primer intento de pensar el desarrollo económico desde el sur del mundo y, los hallazgos del economista argentino, en particular el ISI, fueron luego adoptados por una parte importante, cuando no la mayoría, de los países del tercer mundo.
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