La pandemia impulsó un experimento a gran escala sobre el trabajo a distancia. De este modo, se han aflojado las amarras que antes ligaban un puesto de trabajo a una geografía específica y se ha creado una nueva clase de trabajo en el Reino Unido en forma de “trabajos en cualquier lugar”, es decir, trabajos no rutinarios del sector de los servicios que pueden realizarse totalmente a distancia desde cualquier parte del mundo, muy probablemente a un precio más bajo.
En las últimas décadas, los trabajos semicualificados en el sector manufacturero y de oficina eran los más vulnerables a la automatización y la deslocalización, mientras que los trabajos profesionales de cuello blanco prosperaban y se encontraban en gran medida protegidos de las presiones del cambio tecnológico. Pero la pandemia ha cambiado esto. Obligó a empresas de todos los tamaños a acelerar su adopción digital, permitiéndoles desagregar las cadenas de valor del sector de servicios; automatizar, tercerizar o deslocalizar las actividades no esenciales; (Weil 2017); y gestionar y supervisar ese trabajo más de cerca. Como economía basada en los servicios, el Reino Unido tiene el mayor potencial de trabajo a distancia del G-7, por lo que también queda expuesto a cualquier transformación en la demanda relativa de empleos de oficina. Esta transformación de la fuerza de trabajo podría ser tan profunda como la observada en el sector manufacturero en los últimos 40 años, pero podría darse en forma acelerada en los próximos 5-10 años.
J. Kakkad, C. Palmou, D. Britto y J. Browne, en Vox EUR (10 de Julio)
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