Las políticas monetarias contractivas han llevado a la suba de los tipos de interés, provocando efectos sobre el crecimiento e incrementado a niveles más que preocupantes la deuda mundial. Recientemente, el reconocido economista Olivier Blanchard ha alertado que “si los mercados tienen razón en cuanto a las tasas reales a largo plazo, los ratios de deuda pública aumentarán durante algún tiempo. Debemos asegurarnos de que no exploten”.
Se viene alertando que existen dificultades importantes en términos del crecimiento y en una relación de las más importantes en economía: la diferencia entre la tasa de interés y la tasa de crecimiento. Después de mucho tiempo, se ha hecho evidente que esta diferencia pasó de ser un número negativo, es decir en el que el crecimiento era mayor que la tasa de interés, a un valor que tiende a cero. Las implicaciones de esto no son menores y las administraciones deben estar alertas y buscar alternativas para que en escenarios donde las deudas públicas suban esto sea una tendencia controlable y no una realidad que estalla y se vuelve incontrolable.
La era post covid se ha caracterizado por la necesidad imperiosa de los bancos centrales y los que definen las políticas económicas de avanzar en una larga batalla contra la inflación a través de políticas monetarias restrictivas de subas de los tipos de interés a niveles sin precedentes. Esta postura se defiende y se mantiene a pesar de los efectos que ha tenido sobre la actividad, afectando al mismo tiempo hasta a los mercados financieros. Fuimos testigos de las turbulencias que se dieron en los meses de marzo y abril a partir de la crisis en algunos bancos estadounidenses que llegaron a otras instituciones en la zona euro. La realidad es que quienes defendieron y definen las altas tasas de interés no esperaban que en el largo plazo se mantuvieran estos niveles elevados, que son persistentes. Esta es una realidad que muchos no están seguros de que se mantenga y prefieren ver otras explicaciones que de alguna manera van a elevar los niveles de crecimiento, aunque ninguna está en el horizonte de predicción rigurosa de los expertos económicos.
Pero la realidad es que hoy los gobiernos toman deuda a tasas muy altas y no disponen de los niveles de crecimiento para afrontarlas. Y sobre esta realidad Olivier Blanchard ha desatado un análisis sobre el que es necesario prestar mucha atención y que pone en el centro del debate los tipos de medidas fiscales que se toman a nivel de las economías avanzadas.
Porque es importante analizar la diferencia entre la tasa de interés y la tasa de crecimiento, la famosa (r-g) de la teoría económica, destaca Blanchard, ya que cuando esta diferencia es muy cercana o igual a cero, si se observa la evolución de la relación deuda pública/PIB se puede concluir que si el gobierno tiene un déficit primario, la relación de deuda aumenta. Pero en cambio, cuando tiene superávit, esta disminuye. Lo que sucede es que en la realidad actual y con la tendencia de las principales variables macroeconómicas de referencia, las economías avanzadas presentan hoy niveles de déficits primarios positivos y elevados en términos históricos. De esta forma, lo que sucede es que cuando los que definen las finanzas públicas van a refinanciar la deuda, las tasas de interés a considerar son altas y son más altas a largo plazo, lo que lleva a que los resultados de la reestructuración lleven necesariamente a aumentos importantes en los niveles de endeudamiento. Esto hace que las deudas públicas crezcan a tasas crecientes y no como proceso de crecimiento tendencial. En ausencia de un cambio en el comportamiento de la política fiscal el economista experto de referencia en el tema alerta que “una vez que la deuda actual haya sido refinanciada y el interés promedio de la deuda refleje las tasas más altas a largo plazo, en ausencia de cambios en la política, los coeficientes de endeudamiento aumentarán” en forma más que significativa convirtiéndose en un riesgo. De esta forma la conclusión a la que se llega es que se hace necesario tomar medidas de política fiscal que lleven a una baja en los niveles de déficit. Pero la coyuntura actual tanto en términos económicos como políticos y sociales hace bastante inviable esta alternativa. Cualquier medida en este sentido tiene riesgos no solo en lo económico, sino con impactos en un mundo políticamente muy complicado y con aumento de la vulnerabilidad social, donde además la necesaria transición verde plantea desafíos en términos de las necesidades de mayores niveles de inversión tanto pública como privada.
Al respecto, el propio Blachard se plantea que es necesario preguntarse ¿a qué velocidad pueden consolidarse de manera realista los gobiernos de las economías avanzadas? Afirma que “algunas medidas políticas anteriores, implementadas para proteger a las empresas y los hogares contra las perturbaciones causadas por el covid y, más recientemente, los grandes aumentos en el precio de la energía pueden ponerse fin”. Los desafíos en términos de la política fiscal son muchos y de gran escala. La realidad de los niveles de interés y crecimiento plantean desafíos fiscales en los que se debe no evitar el crecimiento de la deuda, sino una explosión catastrófica de ella.
TE PUEDE INTERESAR: