La Mañana conversó con Santiago Soto, quien fuera subdirector de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) en la administración anterior y que ahora se desempeña como coordinador general del centro de estudios Etcétera. El especialista se refirió a la pérdida del salario real y opinó que las medidas paliativas no han sido suficientes. A su vez, alertó por el desvío de consumo hacia los países vecinos, lo que afecta sobre todo a los comercios de fronteras. Al respecto, admitió que una solución sería costosa, pero debería hacerse en el corto plazo.
¿Qué lectura hace de la evolución que ha tenido el salario en lo que va del año?
La lectura rápida es que el salario está teniendo un mal desempeño en el año fuertemente influenciado por un pésimo primer semestre. Los salarios reales, es decir, el salario medido no en cuántos pesos tengo sino cuántos bienes y servicios puedo comprar con esos pesos, se encuentra por debajo del promedio de 2019 desde marzo de 2020. En el mes de julio, tanto a nivel general como en el sector privado en particular, el salario real alcanzó su mínimo desde que comenzó a caer. En el sector privado estamos hablando de que en julio de este año el salario estaba 5,8% por debajo del promedio de 2019.
¿Fueron en el camino correcto las medidas de los correctivos por inflación y los adelantos que propuso el gobierno?
En mi modesta opinión, creo que sí, que los instrumentos utilizados fueron los correctos. No tiene sentido convalidar niveles de pérdida salarial de esa magnitud en un contexto económico de fuerte expansión del producto. Si el volumen del aumento fue suficiente, eso es un tema aparte. De hecho, los salarios reales este año de estancamiento del empleo, van a cerrar probablemente en niveles inferiores a los del inicio del año.
¿Entonces cree que los aumentos fueron insuficientes?
Sí, completamente. En particular si se los evalúa desde el punto de vista de sus resultados en traducir el fuerte aumento de la actividad económica del primer semestre de este año hacia los ingresos de los hogares. Y esto es a nivel de toda la distribución del ingreso y también en la parte baja, en los niveles de los hogares en situación de pobreza. Respecto a esto último, los datos recientes publicados por el Instituto Nacional de Estadística sobre pobreza muestran que esta no mejoró en el primer semestre del año pese al crecimiento. Esta falta de mejoras incluye cuestiones particularmente sensibles como la pobreza infantil en general —y quizás con algún deterioro en los tramos inferiores—. Igual, insisto en que hay que mirar el patrón de crecimiento y las dificultades que está teniendo para llegar a los hogares uruguayos con las políticas vigentes.
¿Ve una contradicción en esta pérdida de salario real al tiempo que la economía crece y las exportaciones logran un récord histórico?
Totalmente. Eso está en el corazón de las grandes paradojas del modelo de crecimiento actual. Estamos en niveles de producto 3,8% superiores al último trimestre de 2019, o sea que somos globalmente más ricos como país. Sin embargo, el salario, la masa salarial, los ingresos de los hogares, están retrasados. Además, la pobreza no mejora y se encuentra por encima de 2019. Un punto que resulta todavía más paradójico del modelo de crecimiento es que no se recuperan ni siquiera los ingresos de los hogares del interior del país, donde las cadenas agroindustriales que lideraron el boom de crecimiento exportador tienen mayor tracción.
En una reciente tertulia de En Perspectiva, usted destacó que el gobierno ha buscado reducir el déficit fiscal —que es un compromiso de campaña— a través de la rebaja salarial y de pasividades. ¿Podría ahondar en esto?
Cuando uno mira el proyecto de ley de Rendición de Cuentas que presentó el gobierno al Parlamento para 2022, se proyecta una mejora del resultado del sector público no monetario de aproximadamente US$ 700 millones respecto a 2019. El economista Braulio Zelko señaló esto en una columna apenas se envió el mensaje de Rendición de Cuentas. Eso representa a los valores estimados del producto de este año por el Ministerio de Economía y Finanzas cerca de 1 punto del Producto Interno Bruto (PIB). Ahora bien, cuando uno mira lo que proyecta en disminución de gastos respecto a 2019, el monto es casi idéntico. La mitad, 0,5 puntos del PIB de rebaja en salarios y otro tanto igual en pasividades.
¿El refuerzo de las transferencias a sectores de menores ingresos es una medida adecuada para el contexto actual?
Sin dudas, más tomando en consideración que la inflación fue muy importante en productos que consumen intensamente los hogares de menores ingresos, en particular los alimentos. Otra vez, creo que la magnitud no ha sido suficiente. A esto hay que sumar además la imprevisibilidad de los apoyos que a veces da la sensación de que se anuncian más para ir generando hechos mediáticos que para dar certeza a los beneficiarios del flujo de ingreso con el que van a contar para afrontar sus necesidades.
¿Considera que debería reverse el sistema de exenciones fiscales de modo de poder reasignar recursos a sectores más carenciados?
El objetivo de este tipo de sistemas tiene que ser estimular las inversiones de calidad en el país para promover el crecimiento económico. Para esto existen en la normativa un conjunto de parámetros que tienen que cumplir los proyectos para calificar a las exenciones fiscales. De hecho, esto se ha revisado varias veces. ¿Son los mejores parámetros? Creo que está bien revisarlos periódicamente siempre que cumpla el objetivo antes mencionado.
En lo que va de 2022 el consumo cayó de acuerdo con algunos indicadores, como lo señala, por ejemplo, el último relevamiento de Radar Scanntech, que constató una caída del 5%. ¿Qué análisis hace al respecto?
Aquí confluyen básicamente dos factores. Por un lado, una masa salarial (que considera empleo y salario) que no crece. En segundo lugar, hay un desvío importante del consumo de los hogares hacia los países vecinos tanto desde las fronteras como desde el resto del país. Estos dos fenómenos combinados pintan un panorama muy complicado para el sector comercio y servicios.
¿Cree que el gobierno debería atender la situación que padecen los comercios de fronteras? ¿De qué forma?
Sin lugar a dudas. Esta situación es crítica en varios sentidos. En el gobierno anterior, por ejemplo, se estableció la rebaja del combustible en la frontera, que se mantuvo. Los instrumentos tienen que alivianar la situación de costos y dar apoyos. Esto cuesta dinero, pero tiene sentido hacerlo en el corto plazo. De lo contrario, uno ya observa las consecuencias complejas en el empleo de las zonas fronterizas.
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