La formación profesional a nivel nacional es de las mejores de la región, sin embargo, la variedad de carreras y las oportunidades de vincularse con el mundo convierten a las universidades estadounidenses en una buena opción para los estudiantes uruguayos que buscan una especialización. En ese marco es que el Instituto de Tecnología de Massachusetts, cada año, abre las puertas a jóvenes que presentan solicitudes para realizar su formación.
El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por su sigla en inglés, Massachusetts Institute of Technology) es una universidad privada ubicada en Cambridge, Massachusetts, justo frente a la ciudad de Boston. Según diferentes rankings es una de las mejores y más prestigiosas universidades del mundo. Desde sus inicios, en 1861, se especializó en ciencia, ingeniería y economía, ramas en que se mantiene actualmente y la han llevado a consolidarse como uno de los mejores centros del mundo.
Algunos graduados reconocidos de MIT son Buzz Aldrin, el segundo astronauta en bajar a la luna con Neil Amstrong; Katherine McCormick, bióloga graduada en 1904 y defensora de los derechos de las mujeres a estudiar; y el teórico físico Richard Feynman, Premio Nobel de Física en 1965.
Matemática, física, astronomía, química, ciencias de la computación, ingeniería en todas sus formas, son algunas de las especialidades en las que se pueden formar los estudiantes. No solo ofrece niveles de grado, sino que también maestrías y doctorados. Se estima que en la universidad se ven representadas unas 70 nacionalidades diferentes, y Uruguay es parte de la comunidad de MIT.
Nuestro país cuenta con consejeros educacionales que se encargan de ayudar a quienes deseen ingresar a la universidad estadounidense. A través de ese rol, guían a estudiantes de la región en el proceso de reclutamiento o de presentación de solicitud. Uno de estos consejeros es Diego Sitjar, uruguayo, contador con un MBA en MIT y que, con muchos otros profesionales, brinda apoyo a los jóvenes que desean realizar la carrera de grado, principalmente en ingeniería.
En entrevista con La Mañana, el contador relató que en general entrevista a uruguayos o extranjeros que están en el país y que, al terminar el liceo, apuestan a su formación afuera. “Me enfoco aquí porque conozco de primera mano la realidad en la que se han educado los postulantes, es decir, qué posibilidades curriculares poseen a nivel de liceo”, señaló.
Aseguró que MIT es la universidad más reconocida y con más fama en materia de ingeniería, entonces todos quienes han aplicado lo hacen para carreras vinculadas al rubro. Explicó que para carreras de grado ingresan unos 900 estudiantes al año, y los lugares para los internacionales es acotado. No pasa lo mismo con los MBA, donde es más simple acceder y casi el 50% de los estudiantes son del exterior.
“En MIT se hace mucho más competitivo. En la lista de espera quedan unas 2.000 personas y, en general, no se generan lugares. De todas maneras, la experiencia de aplicar es muy buena y es importante que los muchachos apunten alto”, remarcó Sitjar.
El entrevistado fomenta que los estudiantes tengan un plan en sus estudios y, al mismo tiempo, estén abiertos a otras posibilidades en su formación. “Siempre les digo que la carrera es interesante, y es bueno que desde jóvenes puedan tener un plan, aunque no es fácil. En Uruguay la universidad no es mala, y luego de finalizarla tienen la oportunidad de hacer una maestría. Tienen que tener un camino y visualizar en dónde quieren estudiar”, dijo.
Agregó que es fundamental que no se cierren a opciones. “Allá pueden estudiar ingeniería en sentidos que acá no hay. Pueden hacer ingeniería aeronáutica, nuclear, aeroespacial, en varias universidades. En Estados Unidos hay muchos programas que los puede entusiasmar”, opinó.
La preparación local y la búsqueda del diferencial
Vinculado a la preparación de los estudiantes uruguayos, Sitjar reconoció que es “un tema complicado”. Lo que sucede es que el curículum a nivel local es muy estándar; quienes se postulan a carrera de grado hacen el bachillerato de ingeniería, y no hay mucha diferenciación entre ellos.
En MIT se debe tener un cierto nivel de matemática, porque lo requieren los exámenes para ingresar. “Siempre le digo a los muchachos que sacar la mejor nota de ese examen no significa nada, es solo un mínimo requerido. La diferencia debe estar en otros aspectos”, indicó el entrevistado.
Por año se presentan unas 14.000 personas de todo el mundo, pero entran 900, y del total son unos 10.000 los que tuvieron la mejor nota. “Es por eso que la diferenciación tiene que venir por otro lado, y a veces cuesta encontrarlo en países como Uruguay. Pueden tener excelentes notas en el colegio, pero a veces no es lo que más importa”.
Sitjar ha notado que la mayoría de los muchachos que entrevistó participaron en olimpiadas de matemática, física o química, que son de las pocas cosas que pueden potenciar la aplicación. “Si bien es muy difícil entrar en MIT, he tenido muy buenos candidatos”, añadió.
Según datos proporcionados por el entrevistado, desde el interior del país se presentan muy pocos estudiantes, y los que son del interior, hicieron el bachillerato en Montevideo. “Habrán sido unos tres, y cuatro internacionales que estaban estudiando en Uruguay, el resto de Montevideo”, indicó. “Habré entrevistado 25 jóvenes en los últimos años, y a una sola mujer. Es una carrera más masculina, lamentablemente, y no sé por qué”, sopesó.
Quedarse para crecer
Sitjar fue consultado sobre si la tendencia de los estudiantes es quedarse en el exterior al terminar los estudios o volver al país. La respuesta fue que no sabía si en todos los casos se da de igual manera, pero que la tendencia es quedarse. “Hice el MBA allá y como todo aprendizaje, se complementa con una experiencia laboral. Esto es fundamental a todo nivel, ya sea de grado o de maestría”, fundamentó.
“Siempre recomiendo que vayan con la cabeza abierta y hagan una experiencia laboral allá porque les va a aportar muchísimo. Estuve 12 años fuera, y recomiendo que aprovechen toda experiencia para crecer”, detalló al respecto.
Otro caso que suele darse en estas universidades, y fundamentalmente en los MBA, es que en el caso de algunas empresas (no en Uruguay), los jóvenes van a estudiar solventados por las firmas en las que trabajan. Entonces, en esos casos, el retorno a su país es obligado.
La formación de un club para el Río de la Plata
Con compañeros de otros países, exestudiantes de MIT, Sitjar está formando un club para el Río de la Plata que potenciará no solo a los exalumnos, sino que dará visibilidad a la universidad dentro de la región. “Tenemos varias ideas de, por ejemplo, traer profesores, hacer conferencias, ya sea en universidades u organismos del Estado”, contó.
Una de los principales torneos de la universidad MIT tiene de premio US$ 100.000 a emprendimientos nuevos. El plan es traer a la región ese tipo de iniciativas, donde se presenta un proyecto ante un panel de expertos que los evalúan. “Quizá puede salir una empresa de eso. Ayuda mucho a la innovación. Hay muchos planes para hacer con la gente de MIT, ellos tienen un plus de profesores y contactos muy buenos”, puntualizó.
En primera persona
Sitjar realizó un MBA en MIT. La recuerda como una gran experiencia y entiende esos años como los mejores de su vida. “Antes era distinto que ahora, me fui en 1997, y realmente viajar era irse totalmente, no como ahora que podés vivir conectado. Si bien el viaje es académico, hay muchas actividades que lo hacen más llevadero. Cuesta acostumbrarse al principio, pero es una herramienta de recruiting enorme”.
Recuerda que lo impactó mucho que al mes de comenzar las clases llegaron diferentes empresas al campus a realizar presentaciones para impulsar las entrevistas de trabajo para el verano. “Ni siquiera estabas comenzando las clases que ya te estaban entrevistando laboralmente. Las ofertas de las empresas tenían un nivel impresionante, y el mundo que abren estas universidades es enorme”, señaló. “Yo iba con el chip de estudiante, y lo cambié por el de ‘tengo que conseguir un trabajo si me quiero quedar y formarme ampliamente’”.
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