La isla de Irlanda hoy incluye la República de Irlanda e Irlanda del Norte (o el Ulster, parte del Reino Unido). Hasta 1922 la isla entera era parte del Reino Unido, siendo su población la más pobre del imperio ya que solo basaba su economía en la producción de alimentos, especialmente papas y con destino principal en Inglaterra. Las tierras eran mayoritariamente propiedad de ingleses y arrendadas por los irlandeses.
Entre 1845 y 1849 la cosecha de papas fue destruida por una plaga de parásitos, el mildiu. La población más humilde se vio privada de su principal alimento, lo que acabó provocando una hambruna de proporciones catastróficas, conocida como la Gran Hambruna irlandesa. Más de un millón de personas murieron de hambre. La emigración se convirtió en una cuestión de vida o muerte y se produjo un éxodo masivo de población irlandesa a otros países como Inglaterra, Canadá y Australia, pero sobre todo a Estados Unidos. La hambruna redujo la población irlandesa de 8 millones de habitantes con que la isla contaba a principios de 1845 a 4,5 millones a finales de 1849.
Hoy hay más irlandeses en Estados Unidos, especialmente en Boston, que en Irlanda. Esto se convertiría en una gran ventaja. Para salir de la crisis decidieron cerrar su economía e intentar de esa forma fomentar la industria, sistema que no ha funcionado en ningún país del planeta e Irlanda no fue la expresión. En 1965 La república de Irlanda firmó un TLC con Reino Unido, en 1973 entró en la Comunidad Económica Europea (hoy Unión Europea) y comenzó una política económica de apertura y comercio, especialmente con los Estados Unidos y el Reino Unido, logrando que el país comenzara a crecer con base en la exportación de alimentos y el desarrollo de industrias relacionadas al agro. La crisis del petróleo hasta 1980 hizo que volvieran a caer en una crisis económica y social, dejando al país nuevamente con un déficit fiscal muy grande y en recesión.
En 1987 se redujo el gasto fiscal, se crearon leyes favorables para la instalación de empresas extranjeras. Este régimen fiscal favorable atrajo a muchas empresas de los Estados Unidos a instalarse, creando empleo y exigiendo mayor calidad de educación. Aquel país habitado mayoritariamente por granjeros tenía a sus hijos y nietos estudiando ingeniería. La explosión de la burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos en 2007 inmediatamente contagió a Irlanda y en 2010 el país salió de su última crisis, gracias a un rescate al FMI y la UE y una serie de reformas que, si bien fueron muy duras en el corto plazo para los habitantes de este país, lograron que creciera a tasas muy altas y que hoy el país se encuentre entre los cinco más ricos del mundo.
Las reformas fueron el recorte del gasto público en 15.000 millones de euros, la rebaja en los seguros de desempleo, la baja de un 10% en las pensiones, la baja del salario mínimo y la suba del impuesto sobre la renta y del IVA del 21% al 23%. También se despidieron a 25.000 funcionarios públicos. Pero la principal herramienta de crecimiento fue tener el impuesto a la renta de las empresas más bajo del mundo. Esto atrajo a las principales empresas tecnológicas de los Estados Unidos, primero Apple, luego Oracle, IBM, Uber, etcétera. Estas empresas mudaron sus direcciones fiscales con grandes oficinas y creando empleos bien pagos. Esto contagio a jóvenes emprendedores irlandeses.
En 2015 el PBI de Irlanda creció un 25%, lo que lo colocó en el quinto país con mayor renta per cápita del planeta, en 2017 fue el cuarto mayor en el índice de desarrollo humano de las Naciones Unidas. En 2019 obtuvo por primera vez superávit fiscal. El PBI de Irlanda en 2022 era de U$S 534 mil millones de dólares en 2022, el de Uruguay el mismo año era de U$S 71,18 mil millones de dólares. La población de Uruguay es de 3,5 millones de personas y la de Irlanda de 4,5 millones. Uruguay cuenta con mejores recursos naturales y mejor clima. Pero los irlandeses son cinco veces más ricos que nosotros. Irlanda apostó a atraer a los grandes capitales extranjeros, a reducir el gasto público, el tamaño del Estado y los impuestos. En Uruguay seguimos queriendo ser empleados públicos, “grabar el capital”, “cuidar a las joyas de la corona” (empresas estatales monopólicas e ineficientes en su mayoría). Y ahora también trabajar menos años y cobrar más. Todas las recetas que hicieron de Irlanda un país rico las queremos aplicar al revés, será por eso por lo que somo cinco veces más pobres que ellos.
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