Con declaraciones previas cargadas de polémica dentro de los diferentes sectores del nuevo gobierno, el nuevo ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone, comienza a dar indicios de cambio en cuanto a afirmaciones anteriores, pasando de “la economía de un país sólido” a “hubiéramos deseado recibir una situación fiscal mejor, no son buenos los números”. El exministro de Economía y Finanzas (1992-1995) Dr. Ignacio de Posadas, en entrevista concedida a La Mañana, brindó un análisis de la situación, ratificando su confianza en la gestión de Oddone.
A pocos días del inicio de la nueva gestión de gobierno, ¿tenemos un rumbo definido en materia económica?
Muy amplio. Es decir, el ministro Oddone ha dado grandes líneas. Yo creo que hace bien, tampoco me parece que es conveniente que se ponga demasiado micro a esta altura del partido. Ha dado alguna seguridad de que aspira a la estabilidad. En el discurso que hizo cuando asumió en el ministerio, yo estaba con algunos exalumnos, ahí estaba Luis Mosca y Ricardo Cervino, nos pareció que había pasado un mensaje medio subliminal de que está pensando en algunas reformas micro, tendientes a abaratar el costo global. Y ojalá sea así. Quizá una cosa un poco extraña es que después de toda una campaña electoral y de un período largo de preparación desde diciembre, el gobierno hasta ahora no ha marcado del todo un rumbo, el presidente tampoco.
De a poco, da la impresión de que las presiones políticas de sectores como el Movimiento de Participación Popular o el Partido Comunista fueron haciendo que cambiara la versión. ¿Los números fiscales no eran los indicados y la situación es peor que la que tenía cuando se entregó el gobierno en el año 2020?
La situación es sólida, el país no está al borde de nada, ni de la inflación ni de una crisis de producción, es sólida. ¿Es la ideal? No, no es la ideal. El tema es que, aun siendo sólida, no es una plataforma para ponerse a gastar en todas las aspiraciones que deben de tener los demás ministros. Y lo que les está diciendo Oddone es que no se hagan muchas ilusiones.
Se mencionan, por ejemplo, las deudas de ASSE, la educación y demás. ¿Por qué no se planteó la realidad de los números?
Tampoco sé cuáles son los números. No puedo hablar porque estoy muy lejos. No lo sé. Si hay más deudas, si hay menos deudas, no tengo ni idea. También hay que ver la otra cara de todo eso, porque los mismos que patalean diciendo que les están dejando deudas y niveles de gastos y demás son probablemente los que van a querer expandir el gasto. Así que no sé.
La ministra de Vivienda, la señora Cairo, cuando asumió en un asentamiento dijo que iba a gastar toda la plata que tenía y que después le pediría más al ministro. ¿Es real o para “la tribuna”?
Van a acabar extrañando a Irene Moreira. El ministro lo que hace bien es callarse la boca, pero no me sorprendería que haya habido alguna llamadita por teléfono para decirle “No, mire, señora, no es así”. Mucha gente tiene miedo de que Oddone quede muy solo. Esa es una de las grandes incógnitas. Y acá es muy importante el respaldo que le dé el presidente de la República, que se lo dé además en forma expresa, que no quede duda.
Ante críticas desde la interna relativizadas por el presidente Orsi, ¿cómo se marca la política económica de un país cuando cualquiera puede criticar cualquier cosa?
Es el presidente de la República, ojalá le vaya bien. No es lo que yo hubiera dicho. Me parece que no está bueno alimentar a las fieras en ese sentido, me parece. Ojalá que le vaya bien, se ve que es un hombre bueno, tiene buenas intenciones, pero tienen que tocar más o menos la misma sinfonía.
Usted en alguna oportunidad ya lo había dicho: Oddone no es un ministro con respaldo. ¿Qué análisis se hace al respecto?
Acá hay dos cosas nuevas, o relativamente nuevas, yo creo. La primera es que quien ocupa la Presidencia de la República no domina un sector político. Por lo general, los que llegaron a la Presidencia tenían por lo menos un sector propio, una base propia. Yamandú Orsi no la tiene, es del MPP, pero no lo controla. Ese es un factor político importante. Y el otro es que el ministro de Economía, esto ha sucedido en otros casos, no tiene tampoco respaldo o poder político propio, depende del presidente de la República. Entonces ahí hay una cadena que no sabemos de dónde se agarra del poste. Y por eso hay grandes temores. Todo el mundo está diciendo que en realidad el poder se va a manejar desde la Secretaría de la Presidencia. Y con esas especulaciones, que ojalá no se den, las declaraciones de Jorge Díaz no ayudan, se le fue la lengua.
Hay otro fenómeno que se está dando, que empezó antes, y es que se han desorbitado las competencias de la Secretaría de la Presidencia, que, si bien tiene rango ministerial, no es un ministerio que tenga materia propia. Entonces no es una dependencia que deba opinar sobre materias concretas. Le toca el manejo de lo que en otros lados se llama la Casa Civil. No le toca emitir opiniones sobre vivienda, economía, salud, trabajo y todo lo demás. Acá eso se está saliendo del cauce y no es buena cosa.
¿Cómo se mejora la competitividad de la microeconomía?
Se sabe lo que hay que hacer. El nudo está en que no es fácil hacerlo. Uruguay tiene un exceso de regulaciones que encarecen las cosas. Está pasando como en otros países. Y tiene unas rigideces laborales enormes y un costo del Estado muy grande. Eso hay que atacarlo. Es muy difícil, porque detrás de cada una de esas cosas hay un interés creado. Pero no es un misterio dónde está. Está ahí. Y no está en el tipo de cambio. Si usted adelanta el tipo de cambio dentro de 20 días está en la misma.
Cuando se apruebe el nuevo Presupuesto, ¿va a ser un punto de inflexión?
El Presupuesto es clave en dos aspectos. Uno es a qué apunta el Poder Ejecutivo. Y es clave en qué es lo que le lleva al Parlamento.
Con un déficit en aumento, ¿cómo se financian las políticas sociales que se prometen en aumento?
Supongo que el mensaje de Oddone ahí va a ser mejorar la calidad del gasto, por ahora, sin pensar en grandes ampliaciones. Lo supongo, pero no tengo la menor idea.
¿Más impuestos o una regulación al alza de los impuestos que ya están?
La economía no da para muchos más impuestos. Estamos en niveles altísimos de carga tributaria, más todos esos problemas de los que ya hablamos. Algún objetivo aquí, otro objetivo allá es mejorar la estructura de los impuestos. Eso capaz que sí, pero me parece que la realidad no da para pensar en aumentos tributarios sustanciales.
Se está hablando mucho de generar un nuevo diálogo social por el tema de la reforma. ¿En qué termina esto y cuál puede ser el impacto en la economía del futuro?
Es un tema muy peligroso, muy peligroso. Yo no sé bien qué es lo que están pensando. Porque sería una muy mala señal echar para atrás temas básicos de la reforma. Y al final, claro, tampoco fue una cosa brutal, no es que se lleve este país patas para arriba. Se cambiaron dos o tres cosas bastante obvias que se han cambiado en otros países del mundo. Me parece que, si Uruguay da marcha atrás ahí, primero, va a tener un impacto económico grande, pero además va a tener un impacto cultural, empresarial muy grande. Va a ser enormemente desestimulante. Es la señal de un país que está fuera de la realidad. “No te metas en el Uruguay a hacer nada o te va a salir una fortuna”.
Si estuviera frente al ministro Oddone, en base a su experiencia, ¿qué consejo le daría?
Le daría un consejo que no tiene por qué ser secreto. Aparte, ya hablé con él, muy bien, porque es un muy buen tipo, yo le tengo gran aprecio. Le dije que tiene que convencer al presidente de la República de reinstalar los acuerdos ministeriales, un mecanismo que se utilizó de toda la vida en Uruguay y que era central en el manejo del gobierno, en la administración del gobierno. Son reuniones formales del presidente de la República con cada ministro, que eran semanales, en las cuales el presidente le mide el aceite al ministro, ve qué es lo que ha hecho con las decisiones que había tomado; a su vez, el ministro tiene el oído del presidente para decirle no solo cuáles son sus problemas, sino, en el caso del ministerio de Economía, qué problema está teniendo dentro del Poder Ejecutivo, que es lo que suele ocurrir. Es la manera en que el ministro de Economía puede, más o menos, saber qué es lo que está pasando dentro del gobierno y que no le aparezcan después gastos de debajo de la tierra.