En diálogo con La Mañana, el portfolio manager de Gletir, Gabriel Genta, analizó cómo los factores externos impactan en el tipo de cambio en Uruguay y dijo que los recientes resultados electorales no afectaron directamente al dólar, aunque existen incertidumbres sobre la política económica del nuevo gobierno. En ese sentido, subrayó la importancia de mantener la estabilidad para atraer inversiones. En cuanto al contexto internacional, marcado por tasas altas y posibles guerras comerciales, vaticinó que podría implicar nuevos desafíos para la economía uruguaya.
¿Qué mecanismos inmediatos conectan los resultados electorales con el tipo de cambio y la cotización del dólar en Uruguay?
En principio, pocos, porque el alza del dólar que hemos visto en los últimos meses, sobre todo a partir del segundo semestre, pero acentuado en los últimos dos meses, fue por factores más que nada externos. Primero que nada, la elección de Trump en Estados Unidos. Eso significa que el mercado espera que Estados Unidos se mantenga fuerte. Estados Unidos ha mostrado que, a pesar de mantener altas tasas durante tanto tiempo, la economía continúa fuerte y con datos sólidos de producto. Además, tiene una inflación que, si bien no se ha logrado bajar al 2%, que es el objetivo de la Fed, se mantiene estable en 3%.
Cuando asuma en enero Trump, que ha prometido hacer varios cambios, por ejemplo, en materia arancelaria, como rebaja de impuestos, sobre todo corporativos, los mercados estiman que las tasas se van a mantener altas por más tiempo. Todo esto termina ocasionando una economía de Estados Unidos más fuerte y, por ende, un dólar más fuerte. En comparación, también, con las principales monedas del mundo, como el euro en Europa, que sigue con grandes dificultades, con el yuan y el yen. En China también se muestran debilidades de crecimiento. Entonces, todo indica un dólar global más fuerte.
Además, lo que pasó en Brasil en las últimas semanas influye. En Brasil hay grandes dificultades fiscales, un déficit fiscal muy grande: de 9% incluyendo intereses. Se anunció hace unos días una medida para contrarrestar estas cuentas fiscales que han empeorado mucho, pero no convencieron a los mercados. Entonces, eso se ve reflejado en un alza muy pronunciada del dólar en Brasil. Eso, obviamente, afecta a Uruguay. Tanto por el lado de Estados Unidos como por el lado de Brasil, es lo que influye en la subida del tipo de cambio en Uruguay.
Luego de conocerse le resultado del balotaje, ¿se observó algún impacto sobre el tipo de cambio?
No se observó un impacto directo.
¿Qué se puede anticipar acerca del comportamiento de los inversores internacionales frente al cambio de gobierno que se concretará en marzo?
Los inversores estaban cómodos, tenían una visión muy positiva de Uruguay, de la gestión de los últimos años, sobre todo después de la pandemia. Eso se refleja en lo más objetivo que hay, que es el riesgo país, es decir, el spread que paga Uruguay contra el libre riesgo. Ahora somos los más bajos de la región.
Al haber un cambio de gobierno, se levantan incertidumbres sobre qué va a pasar con el nuevo equipo económico. Se ha llevado en los últimos años una política monetaria y una política económica muy buena, con una inflación que se logró mantener durante el último año y medio dentro del rango meta del Banco Central del Uruguay (BCU). Eso es muy meritorio y no se veía en Uruguay hacía mucho tiempo.
La gran pregunta es qué pasará con el nuevo gobierno del Frente Amplio. Surgen cuestionamientos sobre si van a mantener una política monetaria enfocada en tener estabilidad de precios y una inflación contenida. Pero, además, también se levantan incertidumbres respecto al crecimiento que pueda mantener el país y si habrá políticas promercado o proinversión. Eso, si bien no ha tenido una repercusión directa en el dólar, o por lo menos no debería tenerla, sí genera que muchos inversores de afuera y bancos estén muy atentos a cómo será la gestión y cuáles serán los objetivos del próximo gobierno en materia económica y fiscal.
Algo muy importante y sobre lo que se habló mucho cuando se votó el plebiscito de la seguridad social era la gran catástrofe que iba a ocurrir si se aprobaba: una catástrofe económica y financiera para el país. Eso, obviamente, tenía nerviosos a los mercados, y por eso tuvimos un alza en el tipo de cambio. Es importante ahora que el próximo gobierno respete la decisión del plebiscito y, sobre todo, que respete los fondos previsionales y el sistema actual. Obviamente, se podrán hacer mejoras, pero el inversor de afuera vería con muy malos ojos que haya cambios radicales en el sistema previsional.
¿Qué papel juega la percepción de estabilidad política en Uruguay en la atracción de capital extranjero, especialmente durante períodos electorales como el que acaba de atravesar el país?
Juega mucho porque Uruguay siempre es destacado por su buena institucionalidad, su seriedad, respeto a la propiedad y su estabilidad jurídica, política y económica. Es decir, todo eso juega a favor de nuestra democracia. Pero hay que cuidarlo, porque Uruguay es un país muy chico, con, por lo menos en los últimos años, un crecimiento magro, y dependemos mucho de mostrarnos con una buena imagen en el mundo para atraer inversiones directas, como puede ser una planta de celulosa, inversiones de capital, flujos financieros, y también para el intercambio comercial. Entonces, hay que cuidar mucho la imagen del Uruguay. Y esa imagen no se cuida con palabras, sino con hechos. Por eso, también es muy importante mantener la credibilidad y la previsibilidad del gobierno que entra. Es fundamental que se mantenga una política monetaria que contenga la inflación dentro del rango meta, unas cuentas fiscales ordenadas y políticas que fomenten el crecimiento. Incluso hay algunas reformas que habría que hacer para lograr mayor crecimiento.
El otro día salió una encuesta que mostraba que la aprobación de Lacalle Pou, sin entrar en política, es muy buena y supera el 50%. Además, se le preguntaba a la gente qué quería, y la mayoría decía que se mantenga lo que se viene haciendo, quizá con algunos cambios, pero que se mantenga. Eso es también lo que los mercados financieros quieren de Uruguay.
¿Qué efectos han tenido las elecciones en Estados Unidos sobre los mercados financieros globales, y cómo impactan en Uruguay específicamente?
Si bien ya hablamos del dólar, también es importante remarcar que ahora hay una visión de que se mantendrán las tasas altas por más tiempo. Eso afecta a Uruguay en el sentido de que es posible que haya menos flujos financieros y de capital de inversión hacia mercados emergentes, específicamente, Latinoamérica. Además, las altas tasas encarecen el crédito, aunque Uruguay goza de un bajo riesgo país, y eso nos favorece con una tasa no tan elevada o cara.
La consecuencia de tener un dólar más alto globalmente también impacta en los precios de los commodities. En este contexto del que hablamos, se espera que los precios se mantengan débiles, lo que también afecta a Uruguay, ya que somos exportadores de commodities.
Por otro lado, esto está relacionado con las elecciones en Estados Unidos. Si se viniera otra guerra comercial, como ocurrió hace unos años durante el primer mandato de Trump, eso también nos afectaría porque se resiente el comercio mundial y el crecimiento global. Uruguay depende mucho de las exportaciones, por lo que ese escenario sería particularmente desafiante para el país.
¿Qué se podría esperar del regreso de Trump al gobierno en términos de comercio, relaciones bilaterales y flujos de inversión hacia la región?
Hay que ver lo que realmente se concrete de lo que ha propuesto Trump en campaña. En términos de comercio, se ha dicho que se van a subir aranceles, sobre todo a China, de manera significativa, pero también a sus principales socios comerciales. Obviamente, a Uruguay no le afectaría mucho el arancel en sí, dependiendo del monto, pero lo que más le impactaría sería, indirectamente, que se resienta el comercio internacional. Eso podría traducirse en menos relaciones comerciales y en una reducción de los flujos de inversión.
Creo que es un escenario desafiante porque seguramente con este contexto haya menos flujo de inversión hacia Latinoamérica. Lo importante es que Uruguay mantenga esa buena imagen y, sobre todo, que apunte al crecimiento. Con todos estos desafíos o escenarios más negativos para Latinoamérica, Uruguay debe buscar crecer igualmente y mantenerse con esa buena imagen de “el mejor de la clase” en la región. Esto es clave para lograr captar inversión extranjera, que es fundamental para el crecimiento. Si bien Uruguay ha recibido bastante inversión, estos niveles podrían ser mejores.
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