La centroderecha –y lo digo como alguien de centro– es mala para el diagnóstico. Le tiene miedo porque siente que va a descubrir espacios de cuestionamientos. El punto es que efectivamente el modelo de desarrollo que teníamos dejaba a un tercio de la población fuera de la posibilidad de llegar al desarrollo. Y era ridículo, porque tú seguías vendiendo la idea del país en marcha, del crecimiento de las empresas, del emprendimiento y tenías un tercio de los chilenos diciendo “oiga si ni aunque yo me esfuerce toda mi vida, voy a llegar al lugar que usted me está prometiendo”. La derecha tiene que hacerse cargo de esa primera crisis que es un país en que el solo crecimiento ni el trabajo funciona como motor de desarrollo y que el que el Estado tiene que estar mucho más presente para incorporar a esas personas al desarrollo. El otro mundo, por su lado, tiene enamoramiento del Estado. El Estado parece ser la solución mágica a todo. El punto es que no solo la existencia del Estado es prioridad, sino también hay que exigirle al Estado mucho más.
La Tercera, Chile
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