La Ley estadounidense de Reducción de la Inflación (IRA) y sus cientos de miles de millones de dólares en subsidios a la industria de las energías limpias generan inquietud en Europa. Esta deliberada política industrial hace temer no sólo una pérdida de atractivo hacia nuestro continente y, por tanto, de deslocalizaciones, sino también un mayor retraso en el desarrollo de las industrias del futuro. Sin embargo, nuestros líderes empresariales deben entender que esto es la punta del iceberg: el IRA forma parte de una estrategia mucho más amplia con un impacto directo en las decisiones de inversión, localización y crecimiento exterior. El objetivo declarado de Estados Unidos es “ajustar la globalización”, como se afirma en su Estrategia de Seguridad Nacional, publicada en octubre de 2022. Ante el creciente poder económico, tecnológico y militar de China, es preciso revisar las normas que rigen la economía y el comercio mundiales. Como dijo sucintamente el asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan: “El acceso al mercado ha sido la ortodoxia de la política comercial durante treinta años, pero ya no se ajusta a los problemas actuales”. La cuestión clave es ahora la seguridad de las cadenas de suministro. Para una serie de productos estratégicos, esto implica una desvinculación entre China y Estados Unidos: la seguridad económica vuelve a ser parte integrante de la seguridad nacional.
Olivier Sueur, en Le Monde, Francia
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